Me supongo que eso va por lo del tema psicológico. Todos queremos ganar, para eso estamos aquí. Pero a veces nuestro deseo pesa más en las decisiones que tomamos que la lectura objetiva en base a las realidades.
Pero logicamente ese deseo de ganar es totalmente lícito y siempre tendrá un peso importante para cualquier decisión que tomamos, que seamos más objetivos o no depende de muchos factores y estados de ánimo.
Por ejemplo, los crash en bolsa vienen cuando todo el mundo piensa que va a seguir subiendo el mercado. Ahí el deseo (casi convencimiento) de que todo sube es casi unánime y las decisiones se basan en torno a él, de hecho se sobrevaloran los activos haciendo de burbuja y favoreciendo esa caída más vertical. Al sobrevalorar más, se crea una mayor expectación, y se sobrecompra más haciendo que siga girando la rueda, hasta que la realidad aparta todos esos deseos o toda esa imagen especular que poco tiene que ver con la realidad y pone las cosas ya no en su sitio sino quizás más abajo. Luego se apodera el sentimiento opuesto, la negatividad y muchas veces ese miedo hace que el precio caiga más de lo que la realidad indica que debería hacer.
Hay que tener los nervios de acero para sobrellevar según qué situaciones cuando el mercado acompaña....y más cuando no lo hace. Yo he de decir que no soy un hacha en control de emociones en estos casos, y tampoco me dejo llevar en volandas cerrando los ojos.