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Re: ¿Qué pasa con Caixabank (CABK)?
Pues yo, ahora, os voy a machacar con una anécdota de abuelo Cebolleta....
Os voy a contar mis primeros contactos con La Caixa.
De esto hace unos 50 años, tenía yo entonces 24 y vivía en Barcelona.
La Caixa decidió hacer un nuevo edificio en la Diagonal, casi esquina a la calle Tuset.
El arquitecto, no quiero mencionar su nombre, era una especie de torturador.
Una vez a la semana teníamos lo que se llamaba "la reunión de obra", entonces ese torturador solía elegir a una victima, de entre todos los que representábamos a las distintas empresas que trabajábamos en la obra y, abusando de su autoridad, la ridiculizaba delante de los demás. Así demostraba su poderío en cada reunión. A mi también me tocó.
El que entonces era mi jefe, viendo lo que ocurría, "delegó en mi" y no apareció más por la obra. Otro que demostró su poderío...
Total, que a mi me tocó la responsabilidad de dirigir la instalación de los falsos techos, venidos de USA y unas luminarias muy especiales, de una empresa holandesa muy conocida, que iban empotradas en dicho techo.
Un día, aquel arquitecto, me dijo que cuando todos los techos estuviesen instalados, él tiraría una plomada desde el último piso hasta la planta baja, por el hueco de la escalera, y si las juntas de los techos se desviaban más de 1 cm. haría desmontar el techo que no cumpliese.
Es fácil imaginar el pánico que me entró al oír aquello.
A esas reuniones acudían técnicos de La Caixa y también un decorador. Todos, gente muy normal.
Pero un día, el arquitecto, preguntó por el decorador y éste aún no había llegado.
Cuando aquel hombre apareció, con sus planos de papel vegetal en las manos, el torturador se dirigió hacia él en forma agresiva, a lo cual, el decorador respondió todavía con más agresividad, ante aquel atropello. Aparte de hablar, con un nerviosismo evidente, cogió los planos que llevaba en las manos e intentó romperlos, para sorpresa del arquitecto y de todos nosotros, que no sabíamos cómo podía acabar aquello.
Antes de que pudiese romper los planos, el arquitecto se fue hacia él y se puso a calmarlo, dulcemente....Por fin, alguien le había plantado cara al león...
Y luego, siendo que yo por aquel entonces aún gozaba de buen oído, oía al torturador deshacerse en disculpas hacía el decorador.
Por otro lado, uno de los técnicos de La Caixa, un hombre joven, muy cauto y distinguido, dejó de aparecer por la obra y se comentó que había tenido un accidente doméstico.
Recuerdo que al cabo del tiempo le volví a ver y tenía una buena parte de su cara desfigurada. El accidente, quiero recordar, había tenido lugar en el garaje de su casa, por una explosión de la caldera del gas.
Total, el edificio se terminó y no se tuvo que desmontar ningún techo.
He dudado bastante, entre escribiros esta historieta o no; pero al final he pensado que, después de leernos bastantes rollos de los expertos de bolsa, un rollete más aún podréis soportarlo.
Salud y suerte.
Os voy a contar mis primeros contactos con La Caixa.
De esto hace unos 50 años, tenía yo entonces 24 y vivía en Barcelona.
La Caixa decidió hacer un nuevo edificio en la Diagonal, casi esquina a la calle Tuset.
El arquitecto, no quiero mencionar su nombre, era una especie de torturador.
Una vez a la semana teníamos lo que se llamaba "la reunión de obra", entonces ese torturador solía elegir a una victima, de entre todos los que representábamos a las distintas empresas que trabajábamos en la obra y, abusando de su autoridad, la ridiculizaba delante de los demás. Así demostraba su poderío en cada reunión. A mi también me tocó.
El que entonces era mi jefe, viendo lo que ocurría, "delegó en mi" y no apareció más por la obra. Otro que demostró su poderío...
Total, que a mi me tocó la responsabilidad de dirigir la instalación de los falsos techos, venidos de USA y unas luminarias muy especiales, de una empresa holandesa muy conocida, que iban empotradas en dicho techo.
Un día, aquel arquitecto, me dijo que cuando todos los techos estuviesen instalados, él tiraría una plomada desde el último piso hasta la planta baja, por el hueco de la escalera, y si las juntas de los techos se desviaban más de 1 cm. haría desmontar el techo que no cumpliese.
Es fácil imaginar el pánico que me entró al oír aquello.
A esas reuniones acudían técnicos de La Caixa y también un decorador. Todos, gente muy normal.
Pero un día, el arquitecto, preguntó por el decorador y éste aún no había llegado.
Cuando aquel hombre apareció, con sus planos de papel vegetal en las manos, el torturador se dirigió hacia él en forma agresiva, a lo cual, el decorador respondió todavía con más agresividad, ante aquel atropello. Aparte de hablar, con un nerviosismo evidente, cogió los planos que llevaba en las manos e intentó romperlos, para sorpresa del arquitecto y de todos nosotros, que no sabíamos cómo podía acabar aquello.
Antes de que pudiese romper los planos, el arquitecto se fue hacia él y se puso a calmarlo, dulcemente....Por fin, alguien le había plantado cara al león...
Y luego, siendo que yo por aquel entonces aún gozaba de buen oído, oía al torturador deshacerse en disculpas hacía el decorador.
Por otro lado, uno de los técnicos de La Caixa, un hombre joven, muy cauto y distinguido, dejó de aparecer por la obra y se comentó que había tenido un accidente doméstico.
Recuerdo que al cabo del tiempo le volví a ver y tenía una buena parte de su cara desfigurada. El accidente, quiero recordar, había tenido lugar en el garaje de su casa, por una explosión de la caldera del gas.
Total, el edificio se terminó y no se tuvo que desmontar ningún techo.
He dudado bastante, entre escribiros esta historieta o no; pero al final he pensado que, después de leernos bastantes rollos de los expertos de bolsa, un rollete más aún podréis soportarlo.
Salud y suerte.