Y sobre todo, unos socios que tienen otra cultura, otra idiosincrasia y una manera de entender la gestión de la empresa que no tiene nada que ver con la tuya...
La UE necesita una transformación profunda, similar a la que necesita España cuya administración territorial adolece dolorosamente de eficiencia y eficacia, en la que se potencie lo común en común pero se respeten las diferencias locales restaurando cierta independencia a las regiones (no hablo de países) para que puedan regular esos detalles diferenciales.
Y todo eso intentando mantener un mercado común para que se lucren los mismos de siempre...
Edito: por independencia no he querido referirme a separatismo, sino a que puedan legislar sobre las particularidades y tradiciones sin tener que ceder completamente la materia legislativa a Bruselas.