- El ala germana del Banco Central exige retirar estímulos ante el avance del IPC
- Ignacio Faes
7:00 - 10/01/2022
El ala alemana se pone seria. Pese a que Berlín siempre ha sido más proclive a iniciar antes la retirada de estímulos del Banco Central Europeo (BCE), el avance de la inflación alemana, en máximos desde 1993 ha hecho saltar ya todas las alarmas y varios halcones alemanes piden seguir los pasos de la Reserva Federal Americana y
subir los tipos este mismo año.
Los consejeros alemanes del BCE presionan desde hace meses a la presidenta, Christine Lagarde, para que endurezca la política monetaria. Sin embargo, Lagarde rechaza un repliegue ahora por considerarlo "prematuro". Sin embargo, la mayoría de los economistas alemanes consideran que se necesitará tiempo antes de que la tasa de inflación regrese a sus niveles habituales y para 2022 esperan que en promedio esté una vez más por encima del 3,0 %.
Ante ello, surgen voces que piden que el Banco Central Europeo (BCE) de un giro en su política de bajos intereses. En ese sentido se expresa el presidente de la Confederación Alemana de Comercio Mayorista y Comercio Exterior (BGA), Dirk Jadura. "No es que el BCE esté haciendo muy poco, es que lo que está haciendo es equivocado", indica Jadura.
En la misma dirección va la opinión del catedrático de economía Volker Wieland, miembro del Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán, conocido como el Grupo de los Cinco Sabios. "Descartar un alza de tipos de interés en 2022 es algo difícil de defender y es innecesario", señala Wieland. El BCE debería dar, según Wieland, un giro en su política ya en 2022, siguiendo el ejemplo del FED, y no esperar a 2023. El experto critica directamente la política de comunicación de la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
"Me sorprende que justifique su política expansiva diciendo que en 2023 y 2024 estaremos otra vez por debajo del 2%, como lo exigen las metas de inflación.", señala tras conocer los últimos datos de la inflación. "En vista de los fallos en los pronósticos de inflación me parece muy atrevido ligar la política monetaria a esos pronósticos", agrega el economista.
Para enero los expertos esperan una tasa de inflación más baja por efectos estadísticos. Los precios ya se compararán con los del segundo semestre de 2020 cuando tuvo efecto la reducción temporal del IVA.
El instituto alemán de estudios económicos IFO de Múnich, sin embargo, pronostica para este año un índice de inflación promedio del 3,3% y prevé que una normalización solo se empezará a sentir en 2023.
Muchos de los factores inflacionarios, como los precios de la energía y los problemas en las cadenas de suministro, seguirán teniendo efecto en los próximos meses según el IFO.
La política monetaria expansiva del BCE, con bajos intereses, ha sido parte de la estrategia para impulsar la reactivación de las economías europeas. El BCE define una tasa de inflación interanual ligeramente por debajo del 2% como meta y con ella considera garantizada la estabilidad de los precios.
Los Cinco Sabios ya alertaron en noviembre en un informe de la situación. El consejo urge al BCE a diseñar una estrategia con la que normalizar su política monetaria ultraexpansiva a la vista de la pujanza de los riesgos inflacionistas.
Aumentan las presiones
La cartera económica alemana recae desde este mes en el liberal Christian Lindner. El titular de Finanzas ha basado su apuesta electoral en el rigor presupuestario, que es todavía hoy un pilar fundamental para un gran sector de la población alemana. Alemania mantiene la menor deuda pública de las grandes economías del euro. En concreto, el 71,1% del Producto Interior Bruto (PIB). Una cifra que representa casi la mitad de las deudas de Francia (118%), Italia (160%) o España (125,2%).
El político alemán tendrá un papel fundamental también en política monetaria. En plena expansión de la inflación, el debate en el seno del Banco Central Europeo (BCE) sobre la conveniencia de retirar o no los estímulos está servido. Lindner ha apostado siempre por rebajar los programas masivos de compra de deuda pública para evitar el recalentamiento de la economía.
El único movimiento que supone un alivio para la presidencia del BCE es la marcha de Jens Weidmann. Weidmann llegó al Bundesbank en mayo de 2011, sustituyendo a Axel Weber, y muy pronto dejó clara su inclinación por una política monetaria dura, y por la defensa de los intereses de Alemania frente a los países del sur de Europa. Su salida ha dejado un BCE menos proclive a subir tipos.