Airbnb entró a ejercer su "actividad" en España de forma totalmente ilegal, igual que Uber, y forzando un "diálogo" (esa palabra la usa ahora el PSOE para referirse a la posibilidad de amnistía para los golpistas catalanes) consiguió seguir aquí, inflando el precio de la vivienda, destrozando la convivencia en las ciudades, asolando los barrios, degradando los edificios residenciales donde había pisos "turísticos"
Ahora países con un criterio mejor que el de España le empiezan a dar la espalda a Airbnb, esa sanguijuela extractiva: