La caña y el cubata se le ponen cuesta arriba a los españoles: se bebe menos por la inflación y la moderación de los jóvenes
El consumo cae entre un 3,5% y un 5,9%. Con menos dinero disponible, figuran entre los primeros gastos a recortar.
Las cosas se han puesto
complicadas para la cerveza, la ginebra o el whisky entre los españoles. Su consumo anda a la baja:
ha caído un 3,5% en el caso de la cerveza y un 5,9% para el conjunto de espirituosos durante el año pasado, una circunstancia que empieza a preocupar en el sector.
¿Qué está pasando? La respuesta se halla en un cóctel de razones, aunque se detectan dos pilares clave. Hay menos dinero para gastar en ocio a resultas de la inflación, que encareció un 7,5% el precio de la cerveza y un 4,6% a los espirituosos en 2023, pero también está empujando el cambio de hábitos entre los jóvenes, más moderados en el consumo.
De estas explicaciones derivan otras causas: la subida de precios en bares y restaurantes, donde se produce gran parte de las ventas de cerveza y licores, ha contribuido a un golpe que los dos sectores estudiaa con atención.
La situación que ha provocado esta caída de consumo no parece pasajera. La tendencia de los jóvenes a reducir el consumo de alcohol lleva años recorriendo Europa, y el alza de precios no cede en nuestro país. Desde que empezó el año,
la cerveza se ha encarecido un 1,7% y las bebidas espirituosas, un 3,9%, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Y eso que "las terrazas de los bares están llenas", detalla Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España en declaraciones a EL ESPAÑOL-Invertia, quien, sin embargo, puntualiza que "la gente no pide una segunda o tercera caña".
Y no la piden por causas de índole económica. Como ya hemos comentado, la inflación sigue afectando al bolsillo del consumidor. En mayo (dato más actualizado) la cerveza rubia aumentó un 2,7% su precio respecto al mismo mes del pasado año.
Además, "existe una correlación entre renta disponible y consumo", detalla Olalla, quien también recuerda que se tiene en cuenta la percepción económica a futuro. Es decir, si un consumidor sabe que va a ganar poco lo primero en lo que recorta es en salir a tomarse una caña en el bar.
Camarero tirando una caña. Europa Press
Otro motivo por el que desciende el consumo es la pérdida de 8.901 establecimientos de hostelería en España. Hay un 3,2% menos que en 2022, lo que supone que cada día cerraron 24 locales, según el Directorio central de empresas (DIRCE) del INE.
Comparado con el periodo prepandemia (año 2019), la pérdida de locales en 2023 es de un 11% de los establecimientos. "La mayoría de estos locales son pequeños, que justamente es donde más cerveza se consume", lamenta Jacobo Olalla.
A esto hay que sumar que los jóvenes cada vez beben menos alcohol o realizan un consumo más responsable. En este sentido, desde Cerveceros de España destacan que el 53,6% de los jóvenes mayores de edad (entre 18 y 30 años) afirma haber reducido su consumo de alcohol y el 17,4% directamente no ha tomado bebidas alcohólicas en el último mes.
Por su parte, los jóvenes de entre 18 y 24 años, redujeron en 2023 su consumo de cerveza en hostelería en un 13,3%, mientras que los de entre 25 y 34 años, un 10,1%, según datos de Kantar.
En definitiva, se observa una caída del consumo de los españoles tanto en hostelería como en el hogar que se ve compensada por el aumento del consumo de los extranjeros en la hostelería, muy relacionado con el incremento de llegada de turistas.
Si tenemos en cuenta a los viajeros internacionales, el consumo total en España aumentó un 2,84% respecto a 2022. De media, cada español bebió 56 litros de cerveza en 2023.
El cubata, víctima del recorte de gasto
En el caso de las bebidas espirituosas, el golpe del año pasado ha superado sus previsiones. Inicialmente, estimaban un desplome del 3% tras un 2022 que califican de "excelente": aún quemaba el ansia por salir a celebrar tras los confinamientos que impuso la Covid.
Pero al final 2023 ha cerrado con una caída del consumo de casi el 6%. "Desde el sector entendemos que las cifras muestran una tendencia muy preocupante de cómo la situación puede evolucionar negativamente en 2024", expone en su informe anual Espirituosos España, la entidad que representa a la práctica totalidad de productores y distribuidores de estas bebidas en nuestro país.
El análisis, presentado este mes, refleja que el revés ha ido por barrios. La
ginebra es la que más retrocede,
con una caída superior al 6%, seguido del brandy, whisky, anís y ponches. Mientras,
despegan los licores, con más de un 6% de crecimiento, muy lejos de las subidas del ron, el tequila y el vodka, que se alzan menos de un 2% en cada caso.
Es precisamente la subida de los licores lo que da la pista al sector de cuál ha sido el gran problema: la inflación. El consumo de los espirituosos está asociado en España al momento posterior a la socialización, es decir, la sobremesa, y es en estos casos donde la diferencia de precio de un chupito de licor digestivo es muy amplia con respecto al cubata o la copa de whisky 'on the rocks'.
"Hay un efecto sustitución", comenta a EL ESPAÑOL-Invertia el director de Espirituosos España, Bosco Torremocha, que subraya que la copa de sobremesa es uno de los primeros gastos que pueden recortarse cuando la cuenta va larga, como le sucede también al postre.
Es algo que inquieta en un sector que destina el 60% de su producción en nuestro país al consumo nacional, es decir, 318 millones de litros, y que tiene además una relevante contribución a las arcas públicas: el 73% de la recaudación por impuesto especial sobre alcohol recae en el sector de espirituosos. En 2023 aportaron a través de este impuesto 1.571 millones de euros.
A por el 'medio whisky'
Aunque no solo la pérdida de poder adquisitivo les ha golpeado. Las subidas de precio implantadas en bares y restaurantes, a su vez acuciados por el encarecimiento de la energía o el aceite, entre otros costes, ha sido todo un desafío, dado que la hostelería representa el 62% de sus ventas.
"Es evidente que las materias primas, los alquileres y los costes salariales, que sabemos que han sido muy importantes en los últimos años, han influido", resume Torremocha, que cree que es el momento de que estas bebidas innoven en sus formatos para adaptarse a la realidad del consumidor.
Estanterías de un bar con botellas de espirituosos. Europa Press
¿Cómo? Si en la cerveza existe el formato caña, copa o tercio, podría explorarse otras medidas para los espirituosos. "Medio whisky, medio gin-tonic... parece que damos la mitad de la experiencia, pero probablemente ahí hay que ser un poquito más vanguardista", comenta.
Con un tamaño más modesto, quizá incluso podría plantearse que cambiara el momento de tomarlo y pasara a ser un aperitivo previo, como el vermú. "Ese momento existe, hace falta ver cómo incorporarnos, y debe ser con otros formatos", sostiene.