Al parecer, todo el mundo se encuentra alarmado con el inicio de año que hemos tenido. Nadie parece fijarse en los tirones que estamos dando en intradía tanto en un sentido como en otro, según venga el viento de las noticias.
Valga también que no soy demasiado partidario de la estrategia comprar y mantener (aunque sí tengo alguna operación en este sentido que ya he hecho figurar en algunos post).
Dicho esto, en el mercado, fuera de la alternativa del trading y dentro de la estrategia de comprar y mantener hay varias posibilidades: Una de ellas sería la "pura", es decir, se compra posicionando un dinero que se fija a una rentabilidad con respecto al precio de compra y al dividendo (con el riesgo de que este sea modificado a la baja o suprimido) y con el objetivo de hacer uso del capital en la jubilación o bien dejarlo en herencia a los sucesores (hacer patrimonio).
La segunda posibilidad es hacer una estrategia de "mantener" hasta un determinado nivel de precios en el que se cierra la posición y se da por finalizada la estrategia seguida, siga el valor al alza o no. Sería una estrategia con plazo indeterminado y objetivo fijo.
A partir de estas opciones, se mira el rendimiento en una de las posibilidades y el precio con respecto a objetivo en la segunda. Siempre he dicho que, cuando se va a largo, se está sometido a todas y cada una de las circunstancias del mercado, eso es invariable e inevitable. Se recogen las alzas pero también las correcciones en forma de revalorización o disminución del principal (siempre una cantidad que no va a ser necesaria en el corto o el medio plazo).
Teniendo todo esto en cuenta, las posiciones largas implican lo que expone Fitz: no obsesionarse con los movimientos compulsivos del mercado. Se supone que hemos comprado porque el porcentaje de rentabilidad del dividendo a un nivel determinado del precio de una acción tiene ventajas comparativas con otro producto y que, además, dicho precio puede ser susceptible de alzas en el tiempo, con lo cual, obtenemos una doble rentabilidad en forma de rendimientos y de potencial revalorización del principal.
Si no hemos fijado un objetivo de salida (de venta) a un precio determinado más o menos cercano o si hemos posicionado el dinero porque la rentabilidad por dividendo es próxima a los dos dígitos a precio de compra (posibilidad más que real si la cartera tiene ya unos años y se ha elegido determinados valores), no tiene sentido mirar las variaciones del principal. No supone más que dar vueltas a algo que, en el mercado, es inevitable que suceda en varias ocasiones a lo largo de la "vida" de la operación.
Yendo un poco más allá, vamos a la situación contraria: en una estrategia de comprar y mantener, en un mercado alcista y batiendo niveles relativos todos los días ¿te planteas vender la cartera con los beneficios? Puesto que los árboles no crecen hasta el cielo y no sabes a qué nivel se va a girar el mercado? ¿te planteas realizar el beneficio latente que puedas tener?
La conclusión de todo esto es que debes volver al principio. Al momento en que has abierto la operación y en lo que habías pensado al abrirla. En el objetivo o la idea que tenías en ese momento para ella. Y, a partir de ahí, ser fiel a lo que habías marcado y no hacerte trampas al solitario cuando la cosa ha cambiado de signo.
Recuerda siempre que el dinero es tuyo y que, el que decide cómo se maneja, donde se posiciona, cuando y cómo, depende solo de ti y de las ideas que tengas. De la misma forma, debes plantearte cuando es suficiente para ti y cuando debes retirarte.
También debes tener en cuenta un par de cosas en lo que planteas: tienes un hecho real (el precio de cierre de la acción que has puesto) y algo indeterminado que no va a depender de ti ni es seguro, sino solo una posibilidad (que el precio baje hasta el nivel que pones para volver a retomar la operación). Dicho de otra forma: podrías realizar la pérdida, girarse el valor al alza y no alcanzar tu precio esperado para entrada.
Suerte a todos.
no desaparece lo que muere, desaparece lo que se olvida