El poder de la aritmética
Decía Sófocles, que la aritmética es la primera de las ciencias y la madre de la seguridad. Y no le faltaba ni pizca de razón. Fijaos en el estudio que se me ha ocurrido hacer.
Si a lo largo del tiempo, y en el largo plazo, invertir de forma automática y sistemática en índices ha sido una apuesta ganadora, ¿qué ocurriría si en vez de hacerlo de forma normal, lo hacemos comprando cada vez participaciones de un fondo o etf sobre un índice apalancado?
En principio, es claro que comprar un ETF apalancado a largo plazo no es una apuesta ganadora, ya que al revisarse su cotización diariamente, la volatilidad, el grado de apalancamiento y el tiempo van en su contra. Hay casos en los que un ETF apalancado ha dado un resultado insatisfactorio aunque su índice de referencia haya rentado de forma positiva. Son un producto más bien para especular/apostar en el corto plazo.
Bien, a los que vamos. He tomado la herramienta de rankia sobre gestión de carteras y he realizado cuatro carteras distintas:
1. Compra de 24000 euros de ETF Euro 50 en Enero-08.
2. Compra de 24000 euros de ETF APALANCADO Euro 50 en Enero-08.
3. Compra de 1000 euros cada mes de ETF Euro 50 desde Enero-08.
4. Compra de 1000 euros cada mes de ETF APALANCADO Euro 50 desde Enero-08.
Los resultados han sido los siguientes:
En los dos primeros casos no hubo sorpresas, ya que la compra del ETF EURO 50 hace 2 años ha dado una rentabilidad de -31%. Una basurilla de rentabilidad vaya. En el caso del apalancado, la pérdida latente es de más del doble, en concreto un 64%. Por lo tanto, comprar un índice justo antes de una caída gorda en los mercados es muy mala inversión.
Pero vamos a ver que hubiera pasado si usamos una estrategia de COSTE PROMEDIO. En el tercer caso compré 1000 euros del ETF Euro 50 cada mes durante 24 meses. El gasto fue el mismo que en los dos casos anteriores pero repartido automática y sistemáticamente. Cuando la bolsa se encarecía los 1000 euros compraban pocas acciones y cuando se abarataba compraba muchas con la misma cantidad. El resultado, tachaaaaaan, +2,88%. Esto, que puede parecer poco, es la rentabilidad de invertir durante la ¡¡¡peor crisis que yo recuerde!!! No se a vosotros pero a mí me parece flipante que la gente no tenga ésto en cuenta.
Pero ahí no queda la cosa, porque el cuarto estudio, calcado al tercero pero usando un producto que se ha comportado el doble de mal durante dos años, ha dado un resultado de tachaaaaan +2,36%. Puaaaaaf, por muy malo que haya sido el comportamiento del producto, la aritmética se ríe de él. El coste promedio tiene el poder de llevar a tu terreno las probabilidades de éxito. Es como si fueses a un casino donde la casa no tiene la ventaja a largo plazo, sino el cliente.
Por lo tanto, es mucho más probable que salgamos ganando si promediamos el coste mediante un plan de inversión sistemático, que comprar un producto y olvidarse de él. Las apuestas dependen de la esperanza, y la esperanza no es una estrategia. Para invertir y hacer crecer los ahorros a largo plazo hay que utilizar las matemáticas.
Cosas como éstas no se dicen en la prensa “especializada”. Si lo contaran, los que se hacen ricos vendiendo libros, periódicos, cursos y demás pamplinas con las que engañar a los que les dan de comer, tendrían sus días contados.