Parece incuestionable que hay sectores muy poderosos que invierten en bolsa y pueden ejercer sobre ella algún tipo de manipulación. Pero posiblemente no es tan grande el poder que dichos sectores ejercen sobre el destino de las bolsas. A corto plazo no dudo que tengan un cierto grado de maniobra y que en el plazo de unos pocos días puedan sembrar dudas y confusiones entre los inversores poco avezados que puedan sentirse seducidos o aterrados por los resultados de dichas maniobras y se precipiten a comprar o vender. La precipitación de las masas ansiosas y desinformadas es el hecho que aprovecharan los que detentan el poder de especular para engrosar sus arcas. Pero esto son jugadas, jugadas maestras dirán algunos, pero a mi no me gusta el poker. Jugadas que solo están al alcance de sectores que detentan mucho poder e información, y de algunos individuos avispados y muy conocedores del entramado que viven instalados en el mundo de la bolsa, y no dejan pasar ninguna oportunidad de mojar al rebufo de los grandes especuladores. Pero la inmensa mayoría de los pequeños inversores no tenemos los conocimientos, ni los recursos, ni el tiempo necesario para poder operar aprovechando las maniobras a corto de los especuladores.
Por mi parte hace años que dejé de lado la inversión a corto plazo, la inversión intradía ni se me pasa por la mente. Con mi poca experiencia en el corto plazo, pronto se me echó encima la convicción de que invertir a corto plazo tenía más de apuesta que de inversión. En los últimos años estoy centrando en el largo plazo. El largo plazo está menos condicionado por las maniobras especulativas, resulta más relajado para el inversor y con él se puede ganar dinero, pero para ello hay que dotarse de una metodología y una disciplina que permita comprar y vender en base unos objetivos racionales sin dejarse arrastrar por los impulsos emocionales que con tanta fuerza alimentan los medios de comunicación y los especuladores poderosos.
Para centrarse en el largo plazo e invertir de forma relajada, sin ansiedades, como si de un entretenimiento se tratara, hay dejar de tener en cuenta las variaciones diarias del precio de las acciones, hay que centrarse en los objetivos, objetivos de compra y objetivos de venta, y esperar pacientemente a que se nos pongan a tiro, y cuando se sitúen al alcance de la mano ejecutar la operación de compra o venta sin dudar, aunque la euforia o el pánico de mercado aconsejen todo lo contrario.
Entiendo la poca capacidad de seducción de los aburridos métodos a largo plazo, las largas esperas, el análisis sosegado, la falta de precipitación. La magia que ofrece la posibilidad de obtener grandes beneficios en un reducido periodo de tiempo, es de lo que más entusiasmo y euforia produce en el mundo de la bolsa y fuera de él, por eso diariamente se lanzan al ruedo millones de pequeños inversores que apuestan su dinero en bolsa y la inmensa mayoría lo pierden irremisiblemente, de forma muy parecida a como lo harían en un sistema de loterías y apuestas, pero en mayores cantidades y de forma más dramática.
Con el largo plazo, con un buen método, disciplina, paciencia, serenidad y decisión, lo podemos pasar bien, ganar dinero y vivir tranquilos, con independencia de las maniobras que puedan llevar a cabo los fuertes, los grandes especuladores, las manos negras que decís algunos.