Artículo publicado en Cinco Días hoy
La Audiencia Nacional ha dado la razón a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) cuando decidió el año pasado imponer una
sanción de 280.000 euros por manipulación de mercado.
La sentencia, dictada el 20 de junio, desvela cómo una familia, en especial uno de sus miembros, logró elevar artificialmente el precio de las acciones de Amper en un 15% y en una sola sesión. También manipularon los títulos de Quabit y Codere, provocando subidas de más del 10%. Las tres compañías cotizan en el mercado continuo de la Bolsa de Madrid
Aunque la multa era conocida, la sentencia permite ahora conocer cómo era la operativa con la que se manipuló la cotización en Bolsa de esos valores y qué efectos tuvo sobre el precio de mercado. La sentencia desvela que aunque el autor de las órdenes era solo uno de los miembros de la familia, lo hacía con conocimiento del resto, pues trataban del tema en reuniones y conversaciones familiares.
Una de las sesiones que hizo saltar las alarmas fue la del 31 de diciembre de 2015. El último día del año la Bolsa solo abre durante unas pocas horas y el nivel de contratación es siempre inferior al de otras sesiones. Ese día “se dio una orden de compra y venta de acciones de Amper por un volumen muy significativo al mismo precio”, según recoge la sentencia. Esta inusual operativa propició “un cambio en la tendencia de la cotización, generando un incremento en el precio”.
De acuerdo con el informe elaborado por la Unidad de Vigilancia de Mercado de la CNMV, cuyo contenido no había trascendido hasta ahora, en esa jornada, varios miembros de la familia García-Milla propietaria de Distiplas (una empresa de tarimas flotantes, con sede en Arganda del Rey) dieron órdenes tanto de compra como de venta de acciones de Amper. La operativa familiar acaparó el 38% del volumen de compras y el 79% de las ventas. La manipulación de Amper provocó una subida del 15%, según se desvela ahora en la sentencia.
La CNMV detectó 15 sesiones sospechosas, todas ellas en 2015, y siempre implicando a compañías con poca capitalización y bajo nivel de negociación, de modo que unas cuantas operaciones pudieran acabar determinando el precio de negociación. “En las sesiones analizadas, los distintos valores de la operativa del Grupo García-Milla representan un porcentaje significativo sobre el volumen negociado, siendo especialmente relevante en Codere, donde llegaron a acaparar entre el 40% y el 50%”, explica el informe.
LAS SEÑALES DE ALARMA
- Volumen. Cuando en una sesión bursátil casi no se negocia una compañía y, de forma simultánea, entran varias órdenes de compra y de venta, los especialistas de la CNMV empiezan a indagar.
- Precios. Normalmente, a lo largo de una sesión bursátil los precios de las acciones definen una tendencia al alza o a la baja. Si esta cambia, puede deberse a la aparición de información nueva, o a la entrada de un nuevo jugador. Pero cuando la ruptura de la tendencia es muy brusca, despierta las sospechas de los investigadores.
- Importes. A los agentes de vigilancia de mercado de la CNMV también les alertó la entrada simultánea de una orden de compra y otra de venta, por idéntico precio y cantidad. Lo habitual es que hay unos desajustes de importe y precio, y que sea necesaria una negociación para cerrar la transacción.
- Varias cuentas. La prueba definitiva vino al conocer qué personas estaban detrás de la operativa anormal. Se comprobó que todas las cuentas pertenecían a tres miembros de una familia y a la empresa en la que todos trabajaban.
Así operaban
La práctica recurrente era comprar a precios bajos, influir al alza en el precio de las acciones apoyándose en órdenes a precios crecientes dadas por diferentes miembros del grupo familiar, para después deshacer inmediatamente la posición inicial obteniendo los oportunos beneficios. De acuerdo con los expertos de la CNMV, los beneficios ascendieron a 128.292 euros.
El ejecutor de estas prácticas de manipulación de mercado fue José Iván García-Milla Pérez, director general de Distiplas, según se recoge en el expediente sancionador de la CNMV.
Éste realizaba las órdenes, aunque lo hacía tanto en nombre propio como en nombre de Distiplas, de su hermano o de su padre, José Miguel García-Milla Romea. La sentencia considera probado que aunque solo el primero tomaba las decisiones de inversión, lo hacía de acuerdo con el resto de familiares implicados.
Otra de las características que llamó la atención de los investigadores es que las operaciones del grupo se producían en periodos muy concretos y breves de la sesión (no más de 10 minutos), en los que se generaban repuntes del precio y evidentes cambios en la tendencia de la cotización.
“Estamos ante un claro supuesto de manipulación de mercado operativa, plasmada en la actuación concertada bajo la decisión única en el uso de diversas personas físicas y jurídicas como operadores singulaizados en la compraventa de acciones, que da una apariencia engañosa de pluralidad cuando se trata de una única operativa preordenada”, se recoge en la sentencia
La artimaña empleada por los García-Milla se conoce en la jerga como pump and dump (inflar y vaciar, en inglés). Se trata de tomar una posición larga sobre un valor y, a continuación, aumentar la actividad de compra y la difusión de información positiva engañosa acerca del valor con vistas a aumentar su precio. Los demás operadores del mercado resultan engañados y se ven atraídos a comprar. Después, el manipulador vende a un precio inflado.
El informe de la CNMV considera acreditado que en al menos cuatro sesiones analizadas se inflaron artificialmente los precios de Amper, Codere o Quabit más de un 10%.