Acceder

El peligro del apalancamiento..

10 respuestas
El peligro del apalancamiento..
El peligro del apalancamiento..
#1

El peligro del apalancamiento..



 

Joven se suicida al ver balance negativo de $730,000 en app de inversiones Robinhood:



 Alexander E. Kearns, de 20 años, se lanzó a las vías del tren el pasado 12 de junio. El joven dejó una nota a sus padres en la que explicaba que su decisión estaba relacionada con movimientos financieros.

“¿Cómo es posible que un joven de 20 años sin ingresos se le asigne casi un millón de dólares de apalancamiento?”, escribió el joven a sus padres. “Una lección dolorosa, al carajo Robinhood“.

Kearns se refería al saldo negativo de $730,000 dólares que vio en su cuenta después de una jornada de compra y venta de valores.

De acuerdo con Forbes y otros medios, todo parece indicar que lo que Kearns vio fue un error del sistema. El saldo en rojo no representaba una deuda. Se trataba de un balance temporal mientras otras acciones se ajustaban a su cuenta. 

Todo parece indicar que el joven, pese a su inexperiencia, estaba intentando una estrategia vender y comprar acciones con el fin de limitar riesgos.

Robinhood emitió un comunicado en el que lamentaba el suicidio de su cliente.

“Todos en Robinhood estamos profundamente tristes por esta terrible noticia y nos hemos comunicado durante el fin de semana con la familia para compartir nuestras condolencias”, dijo la compañía.

Apps como Robinhood han sido criticados por su estrategia de ofrecer transacciones sin costo con el fin de atraer a clientes jóvenes sin experiencia en el mercado bursátil. 





No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#2

Re: El peligro del apalancamiento..

Hola Harruinado,

Antes de nada, qué nick tan top! jejeje

He flipado con la noticia, no puedo llegar a entenderlo. Incluso aunque este saldo negativo fuera temporal, o no representara no sé qué... A ver, las cosas claras: en cualquier broker serio no te dejan abrir una operación que con una cuenta de 1.000$ puedas perder un millón, no creo que cumpliera los requisitos de margen.

La verdad es que como no sea con esta empresa que se disparó un 1000% en un día, Fangdd Network Group Ltd (Ticker DUO), creo que alguien no la puede liar tan parda ni queriendo.

No sé, pobre chaval y pobre familia. Yo espero que investiguen a Robin Hood si esto es cierto, y que si se demuestra que no gestionaban bien el riesgo de sus cuentas les metan un puro que les chapen el chiringuito. Pudiera ser este artículo prensa amarilliasta también, me gustaría conocer todos los detalles para entender y valorar la situación.

En fin, creo que esta noticia es un reflejo más de la máxima de Peter Lynch: cuando el tipo que me limpia los zapatos me da consejos de bolsa, lo vendo todo y salgo escopeteado a ponerle velas a la vírgen. Creo que este tipo de situaciones explican está remonatada en V. Ni FED ni hostias, aquí hay mucha gente comprando y no son ni Soros ni Buffet.

Personalmente creo que esto va a acabar muy mal. Ahí tengo mi skin in the game, más de un 70% en cash esperando caídas.

Saludos,
#3

Re: El peligro del apalancamiento..

Hay demasiadas cuentas en Robinhood jugando con fuego: opciones, futuros apalancados, acciones apalancadas, etc. Y se repite con otros brokers, si el mercado comienza a retroceder veremos historias de jóvenes y no tan jóvenes arruinados todos los días.

Mis mensajes van de especulación y trading de corto plazo.

#4

El peligro del apalancamiento


LA historia SIEMPRE se repite una y otra vez, esto del apalancamiento alguno le puede resultar nuevo, pero esto ya ocurrió en 1929 y no por fallos del bróker lo cuenta de manera magnifica un improvisado actor Groucho Marx ..

 "...Muy pronto un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la del país.

Era un asuntillo llamado mercado de valores. Lo conocí por primera vez hacia 1926. Constituyó una sorpresa muy agradable descubrir que era un negociante muy astuto. O por lo menos eso parecía, porque todo lo que compraba aumentaba de valor. No tenía asesor financiero ¿Quién lo necesitaba? Podías cerrar los ojos, apoyar el dedo en cualquier punto del enorme tablero mural y la acción que acababas de comprar empezaba inmediatamente a subir. Nunca obtuve beneficios. Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor.

          Mi sueldo semanal era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la pasta que ganaba teóricamente en Wall Street. Disfrutaba trabajando en la revista pero el salario me interesaba muy poco. Aceptaba de todo el mundo confidencias sobre el mercado de valores. Ahora cuesta creerlo pero incidentes como el que sigue eran corrientes en aquellos días.

          Subí a un ascensor del hotel Copley Plaza, en Boston. El ascensorista me reconoció y dijo: - Hace un ratito han subido dos individuos,, señor Marx, ¿sabe? Peces gordos, de verdad. Vestían americanas cruzadas y llevaban claveles en las solapas. Hablaban del mercado de valores y, créame, amigo, tenían aspecto de saber lo que decían. No se han figurado que yo estaba escuchándoles, pero cuando manejo el ascensor siempre tengo el oído atento. ¡No voy a pasarme toda la vida haciendo subir y bajar uno de estos cajones! El caso es que oí que uno de los individuos decía al otro: "Ponga todo el dinero que pueda obtener en United Corporation" […]

          Le di cinco dólares y corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia con que me había tropezado en el ascensor. Harpo acababa de desayunar y todavía iba en batín.

-En el vestíbulo de este hotel están las oficinas de un agente de Bolsa -dijo-. Espera a que me vista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia. -Harpo -dije-, ¿estás loco? ¡Si esperamos hasta que te hayas vestido, estas acciones pueden subir diez enteros! De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su batín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de United Corporation por valor de ciento sesenta mil dólares, con una garantía del veinticinco por ciento. Para los pocos afortunados que no se arruinaron en 1929 y que no estén familiarizados con Wall Street, permítanme explicar lo que significa esa garantía del veinticinco por ciento. Por ejemplo, si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto se le quedaba a deber al agente. Era como robar dinero.

          El miércoles por la tarde, en Broadway, Chico encontró a un habitual de Wall Street, quien le dijo en un susurro: -Chico, ahora vengo de Wall Street y allí nno se habla de otra cosa que del Cobre Anaconda. Se vende a ciento treinta y ocho dólares la acción y se rumorea que llegará hasta los quinientos. ¡Cómpralas antes de que sea demasiado tarde! Lo sé de muy buena tinta. Chico corrió inmediatamente hacia el teatro, con la noticia de esta oportunidad. Era una función de tarde y retrasamos treinta minutos el alzamiento del telón hasta que nuestro agente nos aseguró que habíamos tenido la fortuna de conseguir seiscientas acciones. ¡Estábamos entusiasmados! Chico, Harpo y yo éramos cada uno propietarios de doscientas acciones de estos valores que rezumaban oro. El agente incluso nos felicitó. Dijo: - No ocurre a menudo que alguien entre con tan buen pie en una Compañía como la Anaconda.

          El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme una conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran "arriba, arriba, arriba". Hasta entonces yo no había imaginado que uno pudiera hacerse rico sin trabajar. Max me llamó una mañana y me aconsejó que comprara unos valores llamados Auburn. Eran de una compañía de automóviles, ahora inexistente. -Marx -dijo- es una gran oportunidad. Pegarrá más saltos que un canguro. Cómpralo ahora, antes de que sea demasiado tarde. Luego añadió: -¿Por qué no abandonas el teatro y olvidas esos miserables dos mil semanales que ganas? Son calderilla. Tal como manejas tus finanzas, aseguraría que puedes ganar más dinero en una hora, instalado en el despacho de un agente de valores, que los que puedes obtener haciendo ocho representaciones semanales en Broadway. -Max -contesté-, no hay duda de que tu conssejo es sensacional. Pero al fin y al cabo tengo ciertas obligaciones con Kaufman, Ryskind, Irving Berlin y con mi productor Sam Harris. Los que por entonces no sabía era que Kaufman, Ruskind, Berlin y Harris también compraban a crédito y que, finalmente, iban a ser aniquilados por sus asesores financieros. Sin embargo, por consejo de Max, llamé inmediatamente a mi agente y le instruí para que me comprara quinientas acciones de la Auburn Motor Company.

          Pocas semanas más tarde, me encontraba paseando por los terrenos de un club de campo, con el señor Gordon […] El día anterior, las Auburn habían pegado un salto de treinta y ocho enteros. Me volví hacia mi compañero de golf y dije: -Max, ¿cuanto tiempo durará esto? Max repuso, utilizando una frase de Al Jolson. -Hermano, ¡todavía no has visto nada!

          Lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendía una sola acción. La gente compraba sin cesar. Un día, con cierta timidez, hablé a mi agente acerca de este fenómeno especulativo. - No sé gran cosa sobre Wall Street - empeccé a decir en son de disculpa- pero, ¿qué es lo que hace que esas acciones sigan ascendiendo? ¿No debiera haber alguna relación entre las ganancias de una compañía, sus dividendos y el precio de venta de sus acciones? Por encima de mi cabeza, miró a una nueva víctima que acababa de entrar en su despacho y dijo: - Señor Marx, tiene mucho que aprender acerrca del mercado de valores. Lo que usted no sabe respecto a las acciones serviría para llenar un libro. - Oiga, buen hombre -repliqué-. He venido aaquí en busca de consejo. Si no sabe usted hablar con cortesía, hay otros que tendrán mucho gusto en encargarse de mis asuntos. Y ahora ¿qué estaba usted diciendo? Adecuadamente castigado y amansado, respondió: - Señor Marx, tal vez no se dé cuenta, peroo éste ha cesado de ser un mercado nacional. Ahora somos un mercado mundial. Recibimos órdenes de compra de todos los países de Europa, de América del Sur e incluso de Oriente. Esta mañana hemos recibido de la India un encargo para comprar mil acciones de Tuberías Crane. Con cierto cansancio pregunté: -¿Cree que es una buena compra? -No hay otra mejor -me contestó-. Si hay algo que todos hemos de usar son las tuberías. (Se me ocurrieron otras cuantas cosas más, pero no estaba seguro de que apareciesen en las listas de cotizaciones.) -Eso es ridículo -dije-. Tengo varios amigoos pieles rojas en Dakota del Sur y no utilizan las tuberías. -Solté una carcajada para celebrar mi salida, pero él permaneció muy serio, de modo que proseguí-. ¿Dice usted que desde la India le envían órdenes de compra de Tuberías Crane? Si en la lejana India piden tuberías, deben de saber algo sensacional. Apúnteme para doscientas acciones; no, mejor aún, que sean trescientas

          Mientras el mercado seguía ascendiendo hacia el firmamento, empecé a sentirme cada vez más nervioso. El poco juicio que tenía me aconsejaba vender, pero, al igual que todos los demás primos, era avaricioso. Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que iba doblar su valor en pocos meses.

          En los periódicos actuales leo con frecuencia artículos relativos a espectadores que se quejan de haber pagado hasta un centenar de dólares por dos entradas para ver My Fair Lady (1) (Personalmente opino que vale esos dólares.) Bueno, una vez pague treinta y ocho mil por ver a Eddie Cantor en el Palace […] Cantor era vecino mío en Great Neek. Como era viejo amigo suyo cuando terminó la representación fue a verle en su camerino. […] Encanto -prosiguió Cantor-, ¿qué te ha parecido mi espectáculo? Miré hacia atrás, suponiendo que habría entrado alguna muchacha. Desdichadamente no era así, y comprendí que se dirigía a mí. Eddie, cariño - contesté con entusiasmo verdadero-, ¡has estado soberbio! Me disponía a lanzarle unos cuantos piropos más cuando me miró afectuosamente con aquellos ojos grandes y brillantes, apoyó las manos en mis hombros y dijo: -Precioso, ¿tienes algunas Goldman Sachs? -Dulzura -respondí (a este juego pueden juggar dos)-, no sólo no tengo ninguna, sino que nunca he oído hablar de ellas ¿Qué es Goldman Sachs? ¿Una marca de harinas? Me cogió por ambas solapas y me atrajo hacia mí. Por un momento pensé que iba a besarme. -¡No me digas que nunca has oído hablar de las Goldman Sachs! -exclamó incrédulamente-. Es la compañía de inversiones más sensacional de todo el mercado de valores . Luego consultó su reloj y dijo: -Hoy es demasiado tarde. La Bolsa está ya cerrada. Pero, mañana por la mañana, nene, lo primero que tienes que hacer es coger el sombrero y correr al despacho de tu agente para comprar doscientas acciones de Goldman Sachs. Creo que hoy ha cerrado a 156… ¡y a 156 es un robo! Luego Eddie me palmoteó una mejilla, yo le palmoteé la suya y nos separamos. ¡Amigo! ¡Qué contento estaba de haber ido a ver a Cantor a su camerino! Figurese, si no llego a ir aquella tarde al Teatro Palace, no hubiese tenido aquella confidencia. A la mañana siguiente, antes del desayuno, corrí al despacho del agente en el momento en que se abría la Bolsa. Aflojé el veinticinco por ciento de treinta y ocho mil dólares y me convertí en afortunado propietario de doscientas acciones de la Goldman Sachs, la mejor compañía de inversiones de América

          Entonces empecé a pasarme las mañanas instalado en el despacho de un agente de Bolsa, contemplando un gran cuadro mural lleno de signos que no entendía. A no ser que llegara temprano, ni siquiera me era posible entrar. Muchas de las agencias de Bolsa tenían más público que la mayoría de los teatros de Broadway. Parecía que casi todos mis conocidos se interesaran por el mercado de valores. La mayoría de las conversaciones se limitaban a la cantidad que tal y tal valor habían subido la semana pasada, o cosas similares. El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos sus ahorros de toda la vida- en Wall Street. Ocasionalmente, el mercado flaqueaba, pero muy pronto se liberaba la resistencia que ofrecían los prudentes y sensatos, y proseguía su continua ascensión.

          De vez en cuando algún profeta financiero publicaba un artículo sombrío advirtiendo al público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y recordando que todo lo que sube debe bajar. Pero apenas si nadie prestaba atención a estos conservadores tontos y a sus palabras idiotas de cautela. Incluso Barney Baruch, el Sócrates de Central Park y mago financiero americano, lanzó una llamada de advertencia. No recuerdo su frase exacta, pero venía a ser así: "Cuando el mercado de valores se convierte en noticia de primera página, ha sonado la hora de retirarse."

          Yo no estaba presente cuando la Fiebre del Oro del cuarenta y nueve. Me refiero a 1849. Pero imagino que esa fiebre fue muy parecida a la que ahora infectaba al todo el país. El presidente Hoover estaba pescando y el resto del gobierno federal parecía completamente ajeno a lo que sucedía. No estoy seguro de que hubiesen conseguido algo aunque lo hubieran intentado, pero en todo caso el mercado se deslizó alegremente hacia su perdición.

          Un día concreto, el mercado comenzó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presos del pánico y empezaron a descargarse. Eso ocurrió hace casi treinta años y no recuerdo las diversas fases de la catástrofe que caía sobre nosotros, pero así como al principio del auge todo el mundo quería comprar, al empezar el pánico todo el mundo quiso vender. Al principio las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores que por entonces solo tenían el nombre de tales. Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar reclamando garantías adicionales. Esta era una broma pesada, porque la mayor parte de los accionistas se habían quedado sin dinero, y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio. Yo fui uno de los afectados. Desdichadamente, todavía me quedaba dinero en el Banco. Para evitar que vendieran mi papel empecé a firmar cheques febrilmente para cubrir las garantías que desaparecían rápidamente.

          Luego, un martes espectacular, Wall Street lanzó la toalla y sencillamente se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque por entonces todo el país estaba llorando. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). Hubiese perdido más pero era todo el dinero que tenía. El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. [...] Todo lo que dijo fue: "¡la broma ha terminado!" Antes de que yo pudiese contestar el teléfono se había quedado mudo...se suicidó.

          En toda la bazofia escrita por los analistas del mercado, me parece que nadie hizo un resumen de la situación de una manera tan sucinta como mi amigo el señor Gordon. En aquellas palabras lo dijo todo. Desde luego, la broma había terminado. Creo que el único motivo por el que seguí viviendo fue el convencimiento consolador de que todos mis amigos estaban en la misma situación. Incluso la desdicha financiera, al igual que la de cualquier otra especie, prefiere la compañía. Si mi agente hubiese empezado a vender mis acciones cuando empezaron a tambalearse, hubiese salvado una verdadera fortuna. Pero como no me era posible imaginar que pudiesen bajar más, empecé a pedir prestado dinero del Banco para cubrir las garantías. Las acciones de Cobre Anaconda se fundieron como las nieves del Kilimanjaro (no creas que no he leído a Hemingway), y finalmente se estabilizaron a 2 7/8. La confidencia del ascensorista de Boston respecto a United Corporation se saldó a 3,50. Las habíamos comprado a 60. La función de Cantor en el Palace fue magnífica ¿Goldman-Sachs a 156 dólares? Cuando la máxima depresión del mercado, podía comprárselas a un dólar por acción. 

          El ir al desahucio financiero no constituyó una pérdida total. A cambio de mis doscientos cuarenta mil dólares obtuve un insomnio galopante, y en mi círculo social el desvelamiento empezó a sustituir al mercado de valores como principal tema de conversación..." 

No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#5

Re: El peligro del apalancamiento..


En este crisis del corona virus han entrado mucha gente nueva, que apenas conocen como funciona la bolsa, el apalancamiento, que han actuado por impulsos, prueba es la cola que había para abrir cuentas en determinados bróker... sin duda la historia no es nueva se repite sin cesar, cambian los actores pero el fondo es el mismo siempre, como decía Groucho Marx hace casi ya 100 años, por el 1929 en el relato que he puesto mas arriba, lo peor es que el mercado ahora esta mucho mas manipulado que hace 90 años, ahora existe el trading de alta frecuencia, que es la manera que usan ahora para agujerar los bolsillos del que entra aun mercado cada vez mas manipulado.. ahora hacen lo que llama "saturación" envió de ordenes masivas en millonésimas partes de un segundo que luego anulan y ralentizan los sistemas informáticos para provocar que sus ordenes lleguen primero a los sistemas, o con interferencias constantes envíos de ordenes que se cancelan antes de cruzarse para despistar al resto..

Por si alguien no ha visto el reportaje que ya hace casi 8 años se hizo, y eso fue hace 8 años lo que habrán progresado desde entonces:

 https://www.youtube.com/watch?v=a3pVqMT9DXA&t=131s 


Saludos.

No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#6

Re: El peligro del apalancamiento..

No conozco ningún Broker donde sea posible un fallo de ese tipo y no me lo esperaba de Robinhood.

El apalancamiento tiene muchos problemas. El principal, es que muchas personas no saben bien lo que es y pese a ello operan en Brokers sencillos, desde el mismo móvil, donde van un apalancamiento grande. No necesitan saber nada de esto para comenzar a operar. Ellos abren una oporación de 10 o 20€ y ven como su balance se mueve más rápido que una casa de apuestas.

Yo no invierto ni un euro apalancado, le tengo muchísimo respeto. Me parece que es algo para profesionales.
#7

Re: El peligro del apalancamiento

Interesante lectura. Gracias.
#8

Re: El peligro del apalancamiento..

He estudiado mucho lo ocurrido en cada crisis de bolsa ese tema me fascina, lo cierto es que una buena parte de la debacle del 29 fue causada por el apalancamiento, y tardó 70 años en repetirse con especulación irracional en el estallido de la burbuja .com.

Ahora "sólo" 20 años después estamos viendo un patrón similar:
-El ciudadano de a pie haciendo cola para abrir cuentas en brokers
-Utilizando todo tipo de apalancamientos
-Comprando agresivamente valores especulativos, en banca rota, sectores arruinados, etc

Una receta para el desastre si el mercado comienza a moverse en la dirección contraria.

Mis mensajes van de especulación y trading de corto plazo.

#9

Re: El peligro del apalancamiento..

Y como dices lo nuevo es toda la tecnología que tienen los pros en estos momentos, toda esa artillería dedicada a llevarse cada dólar de estos robinhoods(novatos)

Mis mensajes van de especulación y trading de corto plazo.

#10

Re: El peligro del apalancamiento..

No crea que no puede suceder. Hace poco, aquí en España,  Esfera Capital ha tenido un problema muy grave, que creo ha tenido algo que ver con ese tipo de productos.
#11

Re: El peligro del apalancamiento..


A nivel general ha habido grandes quiebras no solo de inversores sino también de bróker,  hay factores que son difíciles de controlar, huecos en la apertura... noticias imprevistas muy graves..  agentes de trading de alta frecuencia que cualquier día la volverán a liar bien gorda ya la liaron .. 

Un detenido por provocar el ‘flash crash’ de Wall Street en 2010 (le echaron la culpa como siempre a una sola persona)


-El operador había desarrollado un sistema capaz de 'engañar' al mercado provocando fuertes caídas (en realidad eran operadores de alta frecuencia)

 https://cincodias.elpais.com/cincodias/2015/04/22/mercados/1429684129_048842.html 

Su programa operó durante cuatro años, obteniendo 37 millones de beneficios  (el suyo y el de otros operadores de alta frecuencia que siguen abarcando todo los mercados ya no solo el americano y las divisas)

 Aunque el mercado de EE UU perdió un billón de euros de capitalización, los precios de la Bolsa se recuperaron aquel mismo día antes del cierre. No obstante, la inestabilidad mostrada aquel día por el sistema financiero y el papel de los algoritmos de negociación de alta frecuencia son, desde entonces fuete de preocupación en el mercado. 

 Se han instalados sistemas de seguridad que cortan automáticamente las cotizaciones en cuanto se produce un fuerte desfase, pero volverán a petar el día menos pensado, los actores del trading de alta frecuencia la volverán a liar sin duda.

Y el caso mas grave, en Europa que no fue causado por un programa informático, sino por el banco suizo que sorprendió a todos con una medida que provoco una reacción en cadena donde se destrozaron millones de cuentas y no solo de clientes..

Pero esto ha pasado y volverá a pasar, lo del franco suizo es para recordar:

Solo hay que recordar lo que ocurrió el 15 de enero del 2015, cuando el franco suizo desencadeno el pánico en los mercados de divisas, donde varios bróker quebraron, donde muchos bróker tuvieron perdidas enormes, por no citar las millones de cuentas de clientes que saltaron por los aires en un solo día, stop que no encontraban contrapartida, al tiempo que saltaban por los aires cientos de miles de cuentas..

Ya sabéis el dicho.. " si debéis 1000 euros a un banco o bróker tenéis un problema, pero si le debéis 1 millón de euros, entonces el problema lo tendrá  el bróker o el banco.
 
La empresa operadora del mercado de divisas Alpari UK se declaró este viernes en quiebra, un día después de que la subida estratosférica del franco suizo causara pérdidas masivas a sus clientes.

"Cuando un cliente no puede cubrir sus pérdidas, nos las traslada. Eso llevó a Alpari UK a confirmar este día, 16 de enero, que está en cese de pagos", anunció en un comunicado esta empresa que patrocina al West Ham, un equipo de fútbol de la Premier League.

Fundada en 2004, Alpari UK decía disponer de 240.000 clientes que podían acceder mediante sus plataformas al mercado de divisas y a diversos productos financieros derivados. Alpari UK forma parte del grupo internacional Alpari.

Suiza decidió el jueves dejar de intervenir en el mercado de cambios para impedir que su moneda se aprecie, y abandonó por sorpresa una política adoptada hace tres años.

La decisión provocó una caída de la Bolsa suiza y un aumento de cerca de un 30% de la divisa suiza respecto al dólar y el euro.








No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

Te puede interesar...