Bolsa, análisis y escuela austriaca
Luis Fañanás - 15/04/2011
Los analistas financieros y los gestores de fondos vivimos pensando en el rendimiento de las carteras. El día a día se consume en la búsqueda de buenas ideas, de la gran empresa sólida e infravalorada que nos permita batir, o intentar batir, al mercado.
La búsqueda de rendimiento se basa en dos aspectos fundamentales: la empresa y el precio. Deseamos encontrar una compañía con un negocio sólido y sostenible, con un gran equipo gestor (con nivel de liderazgo de nivel 5, cómo demostró Jim Collins) y a precios atractivos.
Las diferentes estrategias, o estilos de análisis y de inversión, darán mayor o menor importancia a alguno de los dos. Incluso a matices dentro de esos aspectos, es común encontrar gestores que se focalizan en encontrar las nuevas growth stories sin importar precio, sostenibilidad de ese crecimiento, etcétera. Otros buscan múltiplos bajos sobre beneficios o valor en libros, sin importar la actividad del negocio. Los dos ejemplos son extremos pero ambos y, en general, todas las apuestas de mercado tienen un elemento común: miran al futuro.
En el primer caso se asume que la compañía crecerá mucho, o muchísimo, y por eso no miran el precio actual. Es decir, hacen previsiones sobre la evolución del negocio a futuro, pronostican. Los que solo buscan múltiplos bajos también están haciendo una predicción, porque normalmente los PER (u otros múltiplos) se calculan, por la parte del beneficio por acción (o denominador), con una estimación a futuro.
Algunos análisis se realizar con los cálculos de múltiplos con datos históricos de resultados, pero eso ocurre en un porcentaje muy pequeño.
¿Y cómo es el futuro? Analistas y gestores casi siempre tienen una opinión al respecto, pero no hay que olvidar que lo único que sabemos del futuro es que es incierto. Como hace años dijo el mejor inversor de todos los tiempos (Buffett), "cualquier predicción debe de estar basada en unas hipótesis básicas: principalmente que la gente actuará en el futuro de forma muy parecida a como ha actuado en el pasado". Si asumimos o afirmamos que una compañía va a ser capaz de crecer en los próximos 5 o 10 años a una tasa del 10% anual, no tenemos la certeza de que esto ocurra, es más, es probable que no lo haga. Para sustentar esta cifra, se hace un análisis con datos en teoría consistentes y se realiza un modelo financiero, que a priori funciona. Pero para que dicho modelo se cumpla, es necesario que todas las variables establecidas en el modelo se hagan realidad, el problema es que muchas de estas variables son poco, o nada, previsibles.
Hace muchos años, una serie de economistas austriacos demostró que cuando una organización grande realiza su plan de negocio o planificación asignando recursos y calculando las respuestas del mercado y sus consecuencias, se equivoca. Y esto sucede por el simple hecho de que la sociedad en general reacciona y actúa de forma impredecible, no porque las personas encargadas de dicha tarea no sean válidas para ello.
Por tanto, intentar adivinar o adelantarse a reacciones y actuaciones que por definición son impredecibles es fútil. Es el orden espontáneo y la acción humana, que ya explicaron Misses y Hayek, los que dirigen esa acción de fuerzas invisibles.
Entonces, si hacer pronósticos es inútil, ¿qué hacemos? ¿Qué hace un analista o un gestor? Desde mi perspectiva, tiene dos opciones: puede seguir intentando adivinar el futuro o puede centrarse en lo que es conocido, en lo que importa.
Todos los que llevan cierto tiempo en el mundo de los mercados y sus valoraciones sabrán que un PER 10 hoy puede ser PER 15 mañana (sin cambiar el precio), simplemente cuando el modelo de negocio no es sólido o sostenible. O que un PER 15 puede ser PER 10 (sin cambiar el precio) cuando el modelo de negocio es muy sólido (evito referencias al momento del ciclo). De ahí que los esfuerzos deberían centrarse en evaluar cuán sólido es el resultado de una compañía y perder menos tiempo en tratar de adivinar el crecimiento de las ventas para los próximos cinco años.
Luis Fañanás. Analista de Deutsche Bank
Fuente:Cinco dias