El fin de las inyecciones de la Fed tiene en vilo a Estados Unidos
La decisión de la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's de poner en cuarentena la deuda estadounidense bajo un pronóstico "negativo", no es fruto de la mera casualidad. En estos momentos, toda la atención está puesta en el próximo mes de junio, cuando el guardián de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, y su equipo retiren completamente la respiración asistida a la economía del país. La Fed quita el dinero a los inversores en deuda, según Gross.
Ahora, la pregunta que muchos se formulan es si esta decisión cortará las alas de la renta variable estadounidense cuya tendencia alcista se ha puesto en entredicho.
Desde el pasado mes de agosto, cuando Bernanke puso sobre la mesa esta peculiar receta, el índice S&P 500 se ha revalorizado un 26%. Ahora, el fin del programa de recompra de bonos y activos del banco central estadounidense, valorado en 600.000 millones de dólares y bautizado con las siglas "QE2" (Quantitative Easing 2, o Alivio Cuantitativo en español), ha sembrado dudas entre los inversores.
Algunos, como Bill Gross, co-fundador de Pimco, la gestora de bonos privada más grande del mundo, espera lo peor, especialmente en el mercado de renta fija. Desde su punto de vista, con la retirada del estímulo los precios de los bonos del Tesoro caerán y los intereses a largo plazo comenzarán a subir.
Por su parte, John Lonski, director del departamento de mercados de capital de Moody's, esbozó a este periódico tres posibles escenarios que podrían desatar una corrección de entre un 10 y 20% en la renta variable e, incluso, que la Reserva Federal tuviera que plantearse una nueva remesa de estímulos, es decir, una tercera entrega del archiconocido QE.
Qué provocaría otra entrega
La principal causa que podría provocar esta situación sería "la inestabilidad en Oriente Medio", aseguró Lonski, que también añadió: "Una subida en los precios energéticos podría ser fatídica".
En este sentido, el responsable de mercados de capital de Moody's destacó que si por cualquier causa el precio de la gasolina en EEUU superase los 3,66 dólares por galón y tocase los 4 dólares, los consumidores dejarían atrás cualquier tipo de optimismo como el que han mostrado hasta ahora. Esto podría desatar "una deceleración pronunciada de la actividad económica en EEUU antes de junio y forzar a la Fed a plantearse un QE3", afirmó.
De todas formas, Lonski sitúa los problemas de deuda soberana en Europa como la segunda causa que podría desestabilizar la economía mundial. Mientras reconoció que los últimos acontecimientos "no han desatado las mismas turbulencias que vimos con Grecia", el "miedo" a un contagio a España o Italia, continúa. Por último, la tercera bala en la recámara viene de Japón. "La posibilidad de que la radiación se extienda a otros países vecinos en Asia podría provocar un parón económico en la zona", explicó.