La quiebra del sistema financiero español por Roberto Centeno
*Este usuario admite no tener ningún vínculo con el autor.
*Ustedes pueden, por supuesto, seguir admitiendo y continuar viviendo en la inopia que el Reino de Taifas España no necesita Reestructurar su deuda sí o sí para salir del hoyo.
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Desde que en las semanas anteriores a las elecciones generales de marzo del 2008 el gobernador del Banco de España –sin duda el peor de toda su larga historia- y el presidente del Gobierno, cogidos de la mano, decidieron engañar a los españoles, afirmando sin que les temblara el pulso que “no hay ninguna crisis” y “nuestro sistema financiero es el más sólido del mundo”, la ocultación, la falsedad estadística y la mentira han sido pautas esenciales del Gobierno socialista Pero desgraciadamente, este engaño no consistiría meramente en una argucia para ganar las elecciones, continuaría sin cambios hasta mayo 2010, cuando los mercados nos cerrarían la financiación, lo que nos situaría al borde de la quiebra.
Es evidente que si desde el principio -y el principio fue a mediados 2006, momento que marcaría el final del periodo expansivo y, sobre todo, momento en que los Inspectores del Banco de España advirtieron por escrito del riesgo inasumible que estaban corriendo cajas y bancos con su exposición al ladrillo, y que el entonces gobernador Caruana, que estaba haciendo las maletas, con una irresponsabilidad inaudita se limitaría a enviárselo a Solbes pero no adoptara acción alguna- Gobierno y BdE hubieran actuado con la diligencia y responsabilidad a las que estaban obligados, no habríamos llegado ni de lejos a la situación desastrosa que vivimos actualmente.
La irresponsabilidad y la insensatez del regulador (BdE) ha sido tal, que habiendo no solo podido, sino tenido la obligación grave de evitarlo, la inversión crediticia del sistema financiero escalaría hasta casi 1,9 billones de euros, mientras que los depósitos apenas llegaban a los 1,2 billones, por lo que cerca de 700.000 millones de euros, equivalentes al 67% del PIB, han tenido que ser financiados en los mercados exteriores, una deuda que después de tres años de crisis continúa prácticamente intacta, algo potencialmente letal para España. Buena parte de esta deuda es con cajas y bancos alemanes, razón por la cual el Gobierno de este país ha hecho y hará todo lo que esté en su mano para evitar la quiebra de España. Se cumple así una vez más la famosa sentencia de Keynes según la cual “si usted le debe a un banco cien libras tiene un problema, pero si le debe cien millones, entonces es el banco quien tiene el problema”.
Valorar a ‘mark to market’ o como diga el señorito
La forma principal de ocultación de la realidad en el sistema financiero ha sido el sistema de valoración de activos, que al contrario de lo ocurrido en otros países donde se ha realizado rigurosamente mark to market, es decir, al precio de mercado en cada momento, aquí se ha realizado en la forma que más convenía a los intereses del Gobierno, asignando a los activos unos valores tan caprichosos y disparatados, en forma que ninguna entidad estuviese aparentemente quebrada, que cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia. El BdE ha adaptado en todo momento su normativa y sus circulares a este fin, ocultando a los ciudadanos y a los agentes económicos la realidad de la situación.
A precio de mercado, nada que ver con el camelo de los stress test, el valor del crédito promotor y constructoras, garantizado en su mayor parte por edificios terminados o no y suelo urbanizado o urbanizable, equivaldría más o menos el 30% de los créditos concedidos
Por ello, cualquier comparación de la situación de nuestro sistema financiero con, por ejemplo el de Irlanda, que es el que está peor, tanto que ha sido la causa de la necesidad de rescate del país, no tiene nada que ver porque en Irlanda los bancos han quebrado porque sus activos han sido valorados a precio de mercado, mientras que en España han sido valorados como le ha venido en gana al señorito, es decir, a Don José Luis, pero no solo al señorito, también a la oposición y, por supuesto al propio sistema financiero, ya que de esta forma sus ejecutivos y consejeros en lugar de ser procesados como en otros países, han mantenido intactas sus poltronas, sus Audis 8 y sus visas oro, mientras despiden los empleados a millares, unos empleados que no tienen culpa de nada, excepto el estar a las órdenes de unos ineptos e irresponsables al servicio de los políticos y caciques locales, pero sobre todo de sí mismos.
¿Y qué pasaría si las entidades financieras españolas tuvieran que valorar hoy sus activos a precio de mercado? Pues que la para la mayoría de ellas el valor de los activos sería inferior al de los pasivos, es decir, estarían quebradas. A precio de mercado, nada que ver con el camelo de los stress test, el valor del crédito promotor y constructoras, garantizado en su mayor parte por edificios terminados o no y suelo urbanizado o urbanizable, equivaldría más o menos el 30% de los créditos concedidos, que ascienden a unos 450.000 millones de euros, es decir, el agujero creado sería de más de 300.000 millones de euros.
Sumen ahora el valor de las viviendas en manos de bancos y cajas y las subestandard, es decir, las que están al corriente del pago, pero hay razones para pensar que serán morosos –éste año dos millones de parados se quedarán tirados en la cuneta sin recibir ya prestación alguna-, cuyo valor medio de mercado puede estar en el 60% del valor al que están valoradas y nos metemos en otro agujero de 100.000 millones más. Sumen ahora la deuda total, emisiones y préstamos, del Estado, de CCAA y de Ayuntamientos, y estimen su valor de mercado, y tienen varias decenas de miles millones adicionales. Valorado a precios de mercado, el agujero del sistema financiero más sólido de la galaxia puede ser de más de 400.000 millones. ¡Un tercio de los depósitos, del ahorro de millones de españoles, ha desaparecido!
A efectos prácticos, la valoración de activos a precio de mercado dejaría como entidades más solventes al Santander y al BBVA, ya que los dos tercios y el 50% respectivamente de sus cifras de negocios se realizan fuera de España. Le seguirían la mayoría de bancos y unas pocas cajas, que tendrían graves problemas pero que con una ayuda razonable del Gobierno probablemente conseguirían salvarse. Y luego algún banco y el resto de cajas, la inmensa mayoría, que no son salvables se pongan como se pongan, el señorito, la oposición al señorito y el gobernador, y que solo son un pozo sin fondo para unos dineros y avales que el Gobierno jamás debería comprometer, porque solo conseguirán arruinarnos a cambio de nada.
La ‘estrategia’ del BdE: patada adelante con avales y dinero público
La estrategia, por llamarla de alguna manera, es la habitual, patada adelante con el dinero de todos los españoles y que sea lo que Dios quiera en espera de un milagro. A efectos prácticos esto representa un robo puro y duro a los ciudadanos en dinero (FROB) y avales, sin razón ni fundamento alguno; son enormes recursos tirados por la fregadera, porque el tiempo no arregla, sino que complica cada vez más el problema. Si hace tres años se hubiera actuado con la firmeza y la diligencia debidas, el saneamiento del sistema financiero se hubiera resuelto con un 5% del PIB o poco más; a día de hoy éste costaría por encima del 20% del PIB.
Tomemos un ejemplo ilustrativo, CCM. La decisión no ya correcta sino la única racional, habría sido dejarla caer, garantizar los depósitos por encima de 100.000 euros y procesar a los responsables. El dinero debido al exterior y a los bonistas, unos 6.000 millones de euros, era un problema exclusivo de los acreedores y de CCM, que podrían embargar y/o meter en la cárcel a los responsables, pero jamás, jamás de los jamases de España. Lo que se hizo fue un disparate, un robo a los españoles con nocturnidad y alevosía de 9.000 millones de euros, y todo para mantener a la mayoría de los responsables en sus puestos y abiertas unos cientos de oficinas totalmente innecesarias, cuando se están cerrando por miles. Y es este desastre sin paliativos el que Gobierno, oposición y BdE están empeñados a implantar, cueste lo que cueste, en el resto de cajas quebradas, 35 veces más grandes que CCM.
En la misma línea, la decisión de los bancos cotizados de repartir 7.500 millones de euros entre los accionistas no parece razonable cuando todos, sin excepción, necesitan mejorar la solvencia, y todos menos los dos grandes, están repartiendo unos beneficios totalmente ficticios, porque si sus activos estuvieran valorados a precio de mercado, en lugar de beneficios hubieran tenidos importantes pérdidas. Y mientras se reparten dividendos inexistentes, se mantienen poltronas y prebendas a personas que deberían estar procesadas, y se despilfarran ríos de dinero público, el crédito sigue y seguirá sin fluir. ¿Y cómo espera entonces el BdE, responsable principal de tanto despropósito, que vamos a salir de la crisis?
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