A largo plazo
A LARGO PLAZO
(Textos extraídos de "El Pequeño Inversor". Miquel Sentandreu. Ed. Obrapropia. Valencia. España. Paginas 36 a 38)
http://www.obrapropia.com/Obras/352/EL-PEQUENYO-INVERSOR
“…Parece ser que entre lo racional y lo instintivo, la victoria se decanta por el instinto. La conducta automática como respuesta a multitud de estímulos es lo que prevalece en nuestros actos y condiciona nuestras decisiones. Y según los expertos tiene que ser así, porque nuestro instinto nos impulsa a tomar decisiones de forma rápida y acertada en la inmensa mayoría de las situaciones, lo cual nos facilita la existencia y nos permite seguir adelante sin necesidad de someterlo todo a un arduo, lento y poco efectivo proceso de razonamiento.
En lo que se refiere a supervivencia diaria y continuidad de la especie, el instinto nos marca de forma acertada lo que podemos y tenemos que hacer, y todo parece funcionar aceptablemente bien.
El problema surge cuando estos mismos impulsos instintivos intervienen en la toma de decisiones, ante determinadas situaciones y circunstancias, para las que este sistema automático e instintivo de toma de decisiones no ha sido creado ni entrenado.
Esto podría explicar el hecho de que los humanos nos sintamos más identificados con el corto plazo. Nuestros sistemas de respuesta están preparados para responder de forma inmediata a los retos que se nos plantean día a día. Ello nos produce, entre otras cosas, fuertes descargas de adrenalina que nos hacen sentir que podemos con todo, nos excitan y preparan nuestro cuerpo para la confrontación, la lucha o la huida, nos mantiene altamente activos y nos reporta satisfacciones inmediatas.
Pero estos mecanismos de respuesta instintiva ante los problemas o adversidades, que resultan de gran utilidad en un entorno que podríamos llamar natural, a menudo se vuelven ineficaces cuando los aplicamos a situaciones o procesos humanizados que son fruto de abstracciones y convencionalismos mentales.
Las actuaciones a largo plazo, fruto de la racionalización y la programación, por lo común resultan tediosos para la mayor parte de las personas. Pero aún así, a lo largo de nuestra evolución, las personas hemos ido tomando consciencia de lo importante que puede resultar la reflexión, la programación y la toma de decisiones con perspectivas a largo plazo. Y esto no es nuevo, de esta forma fue posiblemente, como se pasó de una humanidad cuya supervivencia se basaba en la recolección y la caza de los productos que nos ofrecía la naturaleza, a una existencia basada en la agricultura y la ganadería. Verdaderamente hace falta una gran capacidad mental para intuir que algo que podemos planificar o iniciar en un momento dado, nos va a dar sus frutos dentro de unos meses o unos años. Piensen sino en el agricultor que planta un árbol consciente de que no va a recoger ningún fruto antes de 4 años, o el empresario que monta una empresa sabiendo que no va a obtener beneficios hasta que trascurran 5 años y que va a necesitar 10 o más años para amortizar la inversión, o en los miles de millones que invertimos en la educación y formación de nuestros hijos, desde edades tempranas, conscientes de que no van a dar resultados hasta que hayan pasado muchos años. Realmente son actividades complicadas, arduas, poco estimulantes por si mismas y con gratificaciones inciertas a muy largo plazo, para las que se necesitan grandes dosis de imaginación, voluntad, perseverancia y disciplina, para mantener la ilusión y hacerlas llegar a buen puerto...”
“…Desde mi punto de vista, el pequeño inversor en bolsa habría de situar la mirada en el horizonte del largo plazo, pero manteniendo la mente ocupada y entretenida en lo que acontece a corto plazo, cada semana por ejemplo, con el fin de conocer lo que ocurre en el mundo de la bolsa. De esta forma tendremos cumplida en parte nuestra innata necesidad de actuar a corto plazo y conoceremos la dinámica de evolución de los mercados a largo plazo. La clave radica en conseguir una buena selección de valores a comprar o vender en base a una metodología clara y sencilla que nos permita ponerla en práctica con disciplina, de forma automática, de tal manera que el conocimiento y la convicción de que disponemos de un buen método, nos permita tomar decisiones de forma serena y mesurada, sin contradicciones con nosotros mismos, ni guerras de emociones internas que acabarían con nuestra salud y nuestros ahorros.
En mi opinión las dinámicas de inversión a muy corto plazo, no deberían tener cabida en la mente del pequeño inversor. Las dinámicas intradía o a muy corto plazo suelen producir en el pequeño inversor múltiples emociones de distinto signo, que lo llevarán de la euforia al pánico a velocidades de vértigo y pueden acabar alterando su estado emocional…”