La solución final (qué mal suena)
Con sólo suprimir el coche oficial al subsecretario del subdelegado de la institución de turno, y con sólo vigilar ciertas visas de dieta pantagruélica del cuñado del político de turno. No sólo entramos en superávit, sino que financiamos a Grecia, le ponemos un piso a Portugal, compramos Alemania y erradicamos el hambre en el mundo...
... eso sí, no nos llegaría para pagar los condones de Berlusconi. Todo no es posible.