La bolsa presenta un patrón de comportamiento
LA BOLSA PRESENTA UN PATRÓN DE COMPORTAMIENTO
(página 131 de “El pequeño inversor”)
http://www.obrapropia.com/Obras/352/EL-PEQUENYO-INVERSOR
La bolsa presenta un patrón de comportamiento, no evoluciona de manera caprichosa como algunos creen. Las fluctuaciones de la bolsa tienen su porqué y su comportamiento, en lo esencial, se repite de forma periódica.
Los analistas, los inversores, los profesionales y los aficionados a la bolsa tratan continuamente de adivinar el comportamiento futuro de la bolsa, el comportamiento a corto plazo principalmente. El hecho de querer adivinar lo que puede hacer la bolsa y cada uno de sus valores mañana mismo, obedece a la ansiedad de los humanos por hacernos ricos, por conseguir grandes beneficios en poco tiempo, pero a menudo las adivinaciones no se cumplen y las ansiadas ganancias se convierten en pérdidas difíciles de reparar.
La bolsa presenta un patrón de comportamiento que no se puede definir en el hoy para mañana, pero si en el largo plazo, en el plazo de un ciclo económico.
El patrón de comportamiento de la bolsa es fiel y relativamente constante y tiene mucho que ver con las emociones de los inversores. Son los inversores, la sociedad, las personas quienes presentan fluctuaciones anímicas. Son las personas con sus ilusiones, sus caprichos, sus dudas, sus convicciones, sus euforias, sus miedos, sus aciertos y sus errores quienes hacen fluctuar la bolsa. La bolsa no es más que un reflejo fiel de las masas inversoras, una síntesis del estado emocional, anímico y económico de la sociedad.
La bolsa nunca se comporta de forma caprichosa, los resultados de la bolsa son la consecuencia de millones de voluntades, sueños, resultados económicos, estados anímicos, miedos, frustraciones, euforias, pánicos… que suman y restan miles y millones de veces hasta mostrar una realidad objetiva y racional dentro de un mundo subjetivo que se mueve por impulsos emocionales.
Nadie sabe lo que puede durar un ciclo económico, alrededor de 5 años dirán algunos, pero nadie puede predecir si serán más o menos. Pero podemos convenir que los ciclos económicos se suceden unos a otros de forma continua, que presentan un principio y un final, que tienen una duración de unos años, que la evolución de la bolsa presenta una serie de variaciones que se materializan en bajadas y subidas de precios y que todo el ciclo económico se encuentra envuelto y fuertemente condicionado por las emociones de la sociedad en general y de los inversores en particular.
En los primeros capítulos de este trabajo hablamos de las emociones que dan forma al ciclo económico y condicionan su evolución y resultados, por lo que no vamos a repetirlo.
En este apartado nos vamos a centrar en definir lo que hemos llamado el patrón de comportamiento de la bolsa.
Por definición consideraremos que la bolsa inicia su camino en un punto del ciclo económico en el que predomina la sensación de euforia en la sociedad general y en los inversores en particular. Desde este punto álgido en el que la bolsa ha tocado y sobrepasado máximos históricos, la bolsa inicia el declive y empieza a bajar de forma imperceptible al principio y de manera más evidente a medida que avanza el tiempo. En este punto de máximos, la euforia domina los mercados, los inversores se sienten confiados y la sociedad está pletórica. Lo importante no es percibir los primeros síntomas de decaimiento, lo verdaderamente importante es ser consciente de que estamos en el punto más alto o muy próximo a él, saber que está próximo el inicio del declive aunque no se perciba ninguna señal. De esta forma nos anticiparemos a las bajadas y venderemos nuestras acciones a buen precio.
Los primeros valores que empiezan a perder precio en la bolsa son los que podríamos considerar de baja calidad, y por baja calidad nos referimos a aquellas empresas que presentan perdidas, no reparten beneficios y están muy endeudadas. Observaremos que este tipo de valores se alejan de sus máximos con una cierta rapidez, mucho más deprisa que los valores que consideraríamos de calidad, con ganancias, dividendos y pocas deudas. A menudo vemos que los valores de baja calidad se sitúan con unos precios muy por debajo de sus máximos anteriores y muy próximos a mínimos o por debajo de mínimos. Esto podría hacernos pensar que presentan unos precios muy baratos y podemos tener la tentación de comprarlos, sobre todo si el mercado en su conjunto sigue pletórico y todavía no se perciben signos de declive de forma generalizada, pero este tipo de valores no son de fiar, y la prueba de ello es que si consultamos su DIV y PER, observaremos que su valor es “0” (cero) y “n.d.” (no disponible), lo que nos indica que no presentan ganancias ni reparten beneficios, o que su situación es tan incierta que nadie se aventura a hacer cálculos.
Posteriormente empiezan a bajar con cierta timidez los precios de las empresas que podríamos considerar de calidad media (PER positivo superior a 20, % DIV muy bajo o igual a cero), y llega un momento en que los precios de estos valores se sitúan también muy por debajo de sus máximos y próximos a sus mínimos.
A medida que avanza el ciclo, aunque puede haber alguna excepción, los últimos valores en caer son los considerados de alta calidad, (PER positivo inferior a 15, DIV superior a la media y reducido nivel de endeudamiento). Cuando este tipo de valores, de calidad, se sitúan con unos precios próximos o por debajo del 50% de sus propios máximos, su PER se situará muy a menudo por debajo de 15, y su % DIV aumentará por encima de la media de los mejores. Será entonces cuando tendremos ante nosotros la evidencia clara de que la bolsa se acerca a sus mínimos y está mas cerca que nunca de tocar suelo, o lo ha hecho ya. Si los índices bursátiles como IBEX35 o IGBM, se sitúan próximos o por debajo del 50% de su anterior máximo, consideraremos que la bolsa está tocando suelo.
En lo emocional habrán quedado atrás las fases de inquietud, desconfianza, nerviosismo y miedo. Emocionalmente el ciclo bursátil se habrá situado hacia la mitad de su recorrido, y nos encontraremos al final del pánico, en la depresión, o al principio de la resignación que dará lugar a una fuerte atonía inversora. Será el momento ideal para reinvertir el dinero que obtuvimos por las ventas que realizamos cuando el sentimiento de euforia dominaba los mercados. Compraremos valores de calidad que cumplan objetivos de compra.
En estos momentos podríamos apostar también por valores de baja calidad que nos merezcan alguna confianza y podamos intuir que pueden ser protagonistas de futuras grandes subidas. Nos centraríamos en valores que se encuentran por debajo del 15% de su MAX5 y que presenten un P/Valor contable inferior a 1. No invertiríamos en ellos más de un 10% del total de la cartera. Pero si no queremos arriesgar demasiado, simplemente nos centraremos en los valores de calidad que vayan alcanzando objetivos de compra y nos olvidaremos del resto.
A partir de aquí lo más probable es que los mercados empiecen a remontar con timidez, nadie sabe cuando, pero lo cierto es que para que la bolsa reinicie su ascenso primero tiene que bajar y tocar fondo.
Los primeros valores que se recuperan son los más fuertes, los últimos que vieron bajar sus precios, luego les seguirán los valores de calidad media y por último los de baja calidad. Puede haber alguna excepción pero en general es así como suele comportarse la bolsa. Puede que alguno de los valores desaparezca de la bolsa, algunas empresas pueden incluso dejar de existir, pero la verdad es que entre las empresas que cotizan en bolsa no es demasiado frecuente su desaparición, incluso las empresas de baja calidad, a menudo resisten largos años en situación de penuria económica sin llegar a desaparecer. Pero la posibilidad de que una empresa desaparezca del mapa económico y con ella todo el dinero que hayamos invertido en dicha empresa, es real y hay que tenerla en cuenta, en primer lugar para tratar de evitar invertir en determinadas empresas que no nos merecen confianza, en segundo lugar para entender que la diversificación disminuye el riesgo, y por último para no perder la serenidad cuando desaparezca una de las empresas en la que hemos invertido parte de nuestro dinero y nuestras ilusiones.
A medida que avanza el ciclo, con el sentimiento de esperanza instalado en los mercados, los precios se van afianzando y poco a poco se reinstaura la confianza.
Los precios siguen subiendo y llega la alegría a los mercados.
Suben más aún los precios y la hilaridad irrumpe entre los inversores.
Se rozan o sobrepasan máximos históricos y la euforia invade la bolsa. Es el momento de vender, si aun no lo hemos hecho, sin dejarse embriagar por la realidad del presente. La bolsa nunca se mantiene eternamente en máximos.
Este sería en líneas generales el patrón de comportamiento de la bolsa, es muy probable que evolucione de la forma que hemos descrito, porque en el pasado, en cada ciclo lo ha hecho así. Lo que no podemos predecir es cuando se van a producir los acontecimientos, ni en que magnitudes se moverá la bolsa en su crecimiento o su caída, ni cual será la duración de cada una de las fases o emociones que dominan los mercados.
El conocimiento de que existe dicho patrón de comportamiento y el estudio del mismo en cada momento, nos permitirá entender mejor el comportamiento de la bolsa en su conjunto, nos aportará un poco más de serenidad a la hora de realizar nuestras operaciones de compraventa y nos ayudará a reducir sustancialmente el número de errores que solemos cometer.
Y recuerde que en la bolsa evitar errores es acertar.