Estoy de acuerdo con lo que escribes, pero tengo mis dudas de si es aplicable a este caso (Público). Porque una cosa es opinar, por muy sesgada que sea una opinión, y otra es mentir descaradamente.
No necesariamente hay que escuchar a dos partes contrarias y situar la realidad en el punto medio. Por ejemplo, no podemos colocar en un extremo a los médicos, en otro a los homeópatas (o curanderos de diverso pelaje) y escuchar ambas "versiones" con la misma atención. Hay que tener la mente abierta, pero no tanto como para que se caiga el cerebro al suelo... Y, sinceramente, con todo lo que hay que leer, gastar tiempo en leer Público es, al menos, un coste de oportunidad.
No estoy diciendo que los "contrarios" sean La Gaceta, o como se llame el semanario ese que tienen, y tengan razón. Por mí también pueden desaparecer, total, no leo ni a unos ni a otros. La única pena que me da es que a veces daban algún libro interesante.
Como muestra un botón: http://www.malaprensa.com/2010/10/cita-literal-falsedad.html
19 DE OCTUBRE DE 2010
Cita literal = falsedad
Leo en Público hoy (en papel y en la página web) una noticia sobre el portavoz del PP en Leganés, que según la noticia "insultó" a los comunistas, y va ser reprobado por el ayuntamiento de la localidad, con mayoría de PSOE e IU. Al parecer, IU inclusó amenaza con demandarlo.
El subtítulo de la noticia es este:
El concejal pidió en un artículo escrito en 2001 "desposeer a los padres comunistas de la tutela de sus hijos, por pertenecer a la secta más criminal de la Historia"
Y así lo repite el propio texto:
Los hechos se remontan a 2001. Entonces, Gómez escribía esto en el número 8 de La Ilustración Liberal, revista dirigida por el locutor de esRadio Federico Jiménez Losantos: “Habría que desposeer a los padres comunistas de la tutela de sus hijos, por pertenecer a la secta más criminal que la Historia jamás haya visto y por inculcar a sus hijos una representación teórica de la realidad absolutamente falsa que les provocará en el futuro serios problemas de adaptación social y un agudo sentimiento de infelicidad; y acto seguido enviar a estos niños (y a los padres también) sin pérdida de tiempo a un campo de reeducación".
Parece que la cita literal no admite dudas de que lo que el concejal dijo, ¿no?
Pues resulta que sí, porque la cita literal omite la frase anterior que cambia completamente el sentido de la frase. Este es el párrafo completo en el que se incluye la cita literal (en La Ilustración Liberal, número 8):
Si concedemos al Estado la suprema capacidad de decidir los límites de la libertad religiosa, lo que es una "secta", y lo que constituye una educación "integral", habremos entronizado el despotismo. Por el mismo expediente, habría que desposeer a los padres comunistas de la tutela de sus hijos, por pertenecer a la secta más criminal que la Historia jamás haya visto y por inculcar a sus hijos una representación teórica de la realidad absolutamente falsa que les provocará en el futuro serios problemas de adaptación social y un agudo sentimiento de infelicidad; y acto seguido enviar a estos niños (y a los padres también) sin pérdida de tiempo a un "campo de reeducación".
El concejal, con mejor o peor tino, considera que permitir al estado limitar la libertad religiosa sería "despotismo", y pone después como otro ejemplo de algo despótico (y se supone, por tanto, reprobable), que a los padres comunistas se les desposeyera de la tutela de sus hijos.
Es decir, simple y llanamente, condena y rechaza lo que hoy dice Público que defendía. Un ejemplo interesante de cómo una cita entrecomillada y literal puede ser, a pesar de todo engañosa.
El tema tiene otra segunda derivada, que es la de la afirmación, esta sí hecha por el concejal, de que el comunismo es la "secta más criminal de la historia". La afirmación es desde luego debatible, pero no absurda, salvo que hagamos juegos malabares con la semántica y decidamos que ni Mao ni Stalin eran comunistas. Si hay gente a la que esa afirmación ofende, pues ellos verán. Pero como ya he dicho aquí otras veces, la libertad de expresión ampara, por supuesto, el derecho a decir cosas que otros consideran ofensivas.
¡Bah! carnero, oveja. A tu raza, a tu vellón y a tu clan sé leal.