Vueling - Mala experiencia
El pasado 15 de agosto realicé un viaje de Amsterdam a Madrid con Vueling. Al llegar a facturar una maleta (pre-pagada por internet en el momento de la reserva), y con la tarjeta de embarque en la mano, la azafata me indica que no la tengo abonada, y que tiene que cobrarme 20 euros por facturar en mostrador.
Después de un primer momento de inseguridad, insisto en que aboné la maleta. La azafata me pide justificante de la reserva, y le la tarjeta de embarque impresa. Finalmente, con aire condescendiente, me dice que no me preocupe, que ha encontrado el modo de resolver el problema. No pago nada, me devuelve la tarjeta de embarque y me indica que el asiento que yo tenía reservado ya no lo está, y que me han asignado otro más atrás.
Le respondo que había pagado 15 euros por el embarque prioritario y el asiento en la segunda fila, pero se niega a responderme. Teniendo en cuenta mis dudas con la maleta, opto por no seguir discutiendo con la azafata. Días después envío un email explicativo reclamando los 15 euros por incumplimiento de lo estipulado, y con rapidez me responden que según las Condiciones de Transporte, el personal de vuelo ó cabina puede modificar asientos sin posibilidad de reembolso.
Leyendo las Condiciones de Transporte, veo que sólo se refieren a personal de vuelo (no la azafata de facturación), y únicamente en caso de que se den problemas del tipo de que hay menores ó minusválidos en las salidas de emergencia. En el resto de los casos, hay derecho a reembolso del 75% de lo abonado. No entiendo por qué sólo el 75% de algo que no ha sido satisfecho, pero en mi caso ni eso. De nuevo con rapidez, Vueling se limita a responder, más escuetos, que han actuado con arreglo a las Condiciones de Transporte. Lo peor de todo ello no son los 15 euros, sino la prepotencia de estas empresas en su relación con el cliente.