La tormenta más bella que he visto en mi vida la ví en Santa Pola, desde la ventana del bungalow, cayendo unos rayos impresionantes sobre el Mar Mediterráneo. Sencillamente indescriptible, de una belleza dificilmente superable. Era de noche, estaba con mi madre, y nos quedamos las dos sentadas en el borde de su cama admirando el paisaje la media hora larga que duró el espectáculo. Mientras tanto mi padre roncando feliz, jajaja. Que no se enteró de nada el muchacho, jajaja. Cuando fue aproximándose la tormenta, empezó a jarrear una granizada épica, con unos granizos como puños de grandes. Ésos no me hicieron tanta gracia, pero el recuerdo de los rayos sobre el mar hicieron que no haya podido olvidar nunca aquél comienzo de Septiembre...
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.