Querido conejillo, me alegro mucho cada vez que entras en Lisboa y más aún para decirnos que te encuentras mejor y que poco a poco vas subiendo peldaños. A veces, en esta vida, se nos presenta una escalera muy alta pero con optimismo, fuerza y el apoyo de quienes te quieren, se va saliendo de todo. ¡Enhorabuena, te veo muy animado y me congratulo!
Muchas gracias por tus amables palabras sobre mi entrada y estancia en Lisboa. La verdad es que entré muy gris y ahora parezco un arcoiris luminoso y, en parte, te lo debo a tí, a tus chistes, a tu humor gráfico y a tus palabras de apoyo, cuando más hundida estuve.
Creo que he aprendido mucho más de vosotros que lo que yo pueda nunca aportar aquí, pero precisamente de éso se trata, de compartir nuestros granitos o granotes de arena e ir formando una montaña entre todos.
Siento fastidiarte cuando me enojo, pero va en mi carácter, ya creo que hasta en mis genes. Si no saltara y dijera lo que pienso, lo guardaría y un día explotaría, y además me gusta ser así, me siento más libre, más coherente conmigo misma y más real, sincera... Nunca he ido de "quedabien" por la vida. Considero que si no te muestras como realmente eres, nunca tendrás verdaderos amigos, que te quieran con tus pocas virtudes y tus muchos defectos. Siempre decir lo que el otro quiere escuchar me suena falso, hueco y huyo de la adulación como de la peste.
Un fuerte abrazo y todo mi ánimo y un empujoncito cariñoso para que salgas definitivamente del bache (como el de la vaca de Milka)
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.