Jejeje... y mientras despotrico cual potrico, el campo se va llenando de metropolitanos de domingo, es decir, domingueros. La carretera de bicicleteros, atención, que no les denomino "ciclistas" o deportistas de la bicicleta, que aquéllos son una especie diferente, los bicicleteros.
Son algo así como yo cuando salgo en mi triciclo Monty, con la gran diferencia de que la menda circula por caminos rurales, intentando no molestar a nadie y éstos bicicleteros van en masa taponando el tráfico de todas las carreteras que encuentran a su paso.
Filosofando sobre esta especie, los domingueros en general, vayan o no en bicicleta, que también los hay más vaguitos y circulan en automóvil, especie que ya creía en extinción, pero que la crisis ha vuelto a hacer resurgir de las profundidades de la urbe, me pregunto inquisitiva: ¿Por qué en la ciudad no tiran las bolsas de plástico, los envases de zumo, el papel de aluminio del bocata del niño y la cajetilla de tabaco vacía al suelo, a sus maravillosas y asfaltadas y pavimentadas aceras y son tan civilizados y cuando llegan al campo cambian tan radicalmente de actitud y se convierten en un "Haematopinus suis", de lo más "vulgaris"?
Que luego se va la marabunta y dejan el campo que da asco verlo. Les cobraba yo a cada uno 100€ de impuesto rural y ya veríamos si les gustaba tanto el campo. ¿Creéis que exagero? Esta noche daré un paseo con BIM, a ver si me acuerdo de hacer un par de fotos del suelo...
Y va uno, conduciendo su bólido Simca 1000 (o similar), en el que es muy difícil, como todo el mundo sabe, echar un casquete -perdón, hoy estoy ordinaria, bueno intento emular al mogollón que me rodea los domingos, para pasar desapercibida-, y para y me pregunta con cierto aire de cabreo: "Señoraaaaa, pero ¿aquí dónde --- se puede comprar tabaco, que llevamos un rato dando vueltas y no hay forma de encontrar ni un bar?"... Con sonrisa burlesca le contesto: "Ni idea, pregunte usted en el Safari". E insiste, "¿Esta totalmente segura de que en el Safari se venden cigarrillos, porque ir hasta allí para nada, aparcar, etc. es tontería?".
Pero ¿me ha visto con cara de señorita de Información y Turismo? -me vuelvo a preguntar.
BIM nervioso, quiere seguir andando, tira con fuerza de mi mano. Le contesto al educadísimo caballero que no fumo, que no tengo ni idea de dónde se vende tabaco -la verdad es que me da igual si se vende o no- y pienso al mismo tiempo, que si viene de la gran ciudad, ¿por qué no lo ha comprado allí? y que para qué viene hasta el lejano campo para fumar. Acaso no busca una vida sana y placentera el soleado domingo... Sin dar las gracias ni despedirse, pisa el acelerador y se larga.
Su coche, por cierto, un cinco plazas con 7 personas y un perro, que allí no cabía ni un alfiler.
Surrealismo dominical.
Vale, sí, ¿y qué? ¿A vosotros nunca os ha ocurrido que un día maravilloso de pronto os dáis cuenta de que os cabreáis con todo y con todos?
Voy a ver si como la empanada gallega rellena de huevo con tomate y atún que me espera susurrándome: "Cómeme, cómeme". Será ella y la compañía de mis seres queridos, sin duda, lo mejor de este día festivo.
Un saludo cordial.
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.