No soy turista en Zamora,corazón, nací en un pueblo de Zamora y mis visitas a esta ciudad han sido para hacer compras en la calle Santa Clara y alrededores, gestiones de papeleos y de paso comer “ancas de rana” en algún bar de la zona.
Cuando era jovencita leí un libro que había por casa que se titulaba "La traición de Vellido Dolfos" una,(o la primera) novela histórica que se publicó en España. Este libro se perdió en una de las reformas de la casa familiar y nunca más he podido encontrarlo. Varias veces he pasado por una libreria de Zamora que tienen libros antiguos solicitando este libro y el librero me ha dicho que si encuentro un ejemplar me lo compra al precio que pida.
Para mi siempre será la puerta de la traición por mucho que los políticos (que parece no tienen otra cosa mejor que hacer) quieran cambiar a las cosas de nombre. Ahora se llama el "Portillo de la lealtad"
Vellido Dolfos según la leyenda que conozco fue un traidor, que se valió de malas artes para matar al rey Sancho:
A su muerte, el Rey de Castilla Fernando I (1065) dejó repartido su reino entre sus hijos: Galicia para Don García, Castilla para Sancho II, León para Alfonso VI, Toro para Doña Elvira y Zamora como Reino de Doña Urraca. Según la tradición, el Reino correspondía al hijo mayor, en este caso Don Sancho, quien naturalmente se negó a aceptar el testamento, y arrebató Galicia a Don García, haciéndole prisionero.
Alfonso tuvo que huir a Toledo bajo la protección del rey moro Mamum. Después de tomar Toro, puso cerco a Zamora, "la bien cercada", y su muralla resistió el asedio durante más de 7 meses.Las condiciones de vida se hacían muy difíciles y el hambre empezaba a hacer estragos. Ocurrió entonces que Bellido Dolfos, un gallego que se encontraba en Zamora, salió de la ciudad y se declaró vasallo de Don Sancho, quien le tomó bajo su protección. Un día, con el pretexto de enseñar al Rey Don Sancho una puerta por donde entrar en Zamora y romper su cerco, se alejó con él del campamento sin más compañía.
El Rey sintió una repentina necesidad y apeándose del caballo entregó su daga a Vellido Dolfos, momento que este aprovechó para hundírsela en el pecho y emprender una veloz galopada hacia el portillo que aún hoy día se denomina “de la traición”. El Cid, que presenció la escapada desde lejos, montó precipitadamente a caballo, sin tiempo para calzarse las espuelas, pero no pudo alcanzarle. El Rey Sancho II murió poco después en el campamento, acusando de su muerte a Vellido, y los castellanos, ya sin Rey, levantaron el cerco a Zamora.
El Rey Alfonso VI regresó de Toledo y después de prestar juramento ante el Cid Campeador de "no haber tenido arte ni parte en el asesinato de su hermano" tomó posesión del reino. En extremo rencoroso y vengativo, desterró al Cid Campeador. Antes había mandado atar a Bellido Dolfos a las colas de 4 caballos muriendo de esta manera descuartizado.