¡Es terrible! Lo típico, te para alguien por la calle que sonriendo de oreja a oreja pronuncia tu nombre con alegría... y tú te preguntas, sí, sé quién es, me lo presentaron tal día, el cuñaooo-o-o-o de Isa, por Dios cómo se llamaba el puñetero. Bien, te basas en que recuerdas que es el "cuñado de" y sin dejar que hable mucho, le lanzas rápido: "Hombreeee ¡qué alegría verte, dichosos los ojos -esto queda muy molón-! ¿Qué tal Isa? -empieza a pensar que te acuerdas perfectamente- y tú piensas que durante el transcurso de la conversación ya te irá viniendo el nombre, pero nones, el nombre no llega y sigues charlando animadamente...
Te despides, haces las compras, conduces hasta casa, saludas hola gente, hola perros y zas. "Antonio, se llama Antonio y le llaman Toño" y piensas un taco que rima muy bien con su diminutivo. ;-)
Poco a poco pasan los años y seguimos aquí, dando gracias por haber llegado y con ganas de seguir olvidando y recordando. Es ley de vida...
Un abrazo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.