Re: Me voy a Lisboa
Buf, te leo y solo leer tu texto ya estoy pensando "¡Qué difícil tiene que ser educar a un hijo!". Es que ya no es solo que tú lo hagas bien, que como bien dices, tu pareja también lo haga bien y no deshaga lo que tú haces. Me explico, salvando las enormes distancias, si K. intenta que el perro no ladre y yo se lo permito y encima le doy galletitas, nunca dejará de ladrar. Sí, ya sé que es un ejemplo tonto, pero considero fundamental que ambos educadores actúen al unísono.
Por otro lado, las amistades, que los padres les educan con todo su esmero pero hay que ver qué influencia puede tener el exterior sobre ellos y encima ir reconduciendo esas conductas aprendidas fuera de casa, me parece ya de matrícula, vamos.
Y ya, el decir que NO me costaría tanto..., porque recuerdo que mi madre siempre me decía, "decir que Sí a todo es lo guay, pero a un hijo hay que decirle tantas veces que no, aunque te duela a tí más que a ellos". También opinaba como tú, unos padres son mucho más que unos amigos, unos coleguitas, hay que hacerse respetar demostrando al mismo tiempo amor, dulzura, comprensión, delicadeza... ¿Qué dosis de dulzura, dónde está la justa medida de la educación?
También habrá que alabar la labor de los niños por sí mismos, porque la materia prima es fundamental para una buena obra y con la misma educación, no todos los hijos salen iguales.
¡¡Es que me parece una tarea dificilísima!! y es por ello que cuando conozco niños como los tuyos, admiro la labor de los padres. (La verdad sea dicha: Hoy en día, como los vuestros, pocos)...
Un beso y de verdad ¡enhorabuena!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.