¡Buenos y felices días!
¡Vaya que si necesitamos educadores!
Con el respeto que me puede merecer aquél que no ha tenido la oportunidad de acudir a una escuela, hoy en día cada vez menos (o más si seguimos con recortes en educación mucho tiempo) considero que hay una incultura brutal y como la ignorancia es muy atrevida, mezclamos con demasiada frivolidad conceptos, sin pensar que podemos estar hiriendo susceptibilidades, sentimientos... mientras metemos la patita hasta el zancarrón una y otra vez, mezclando churras con merinas, fe y religión, la razón es siempre de la mayoría, porque en el país de los ciegos, lo normal es ser ciego, pero no por ello, es lo fisiológica o anímicamente normal. Y se vuelve a caer en el error, una y otra vez...
Y la Vaca Vieja, se cansa y cuando llevas dos días respondiendo a absurdos privados que nunca debieron ser tecleteados y menos leídos, ves otro insulto más al conocimiento y saltas en tu sillín giratorio, porque aquí nadie somos ángeles, por lo menos yo no lo soy. De espíritu puro tengo poco... y salto, vaya que si salto...
Como puedes comprender, la menda no eliminaría la religión, no sería coherente con mi propia vida. Habiendo sido educada en un colegio religioso, la religión era obligatora, -moral cristiana católica- y aunque era opcional, mis padres me obligaron a recibir también la asignatura de Ética, en la que NO se hablaba de creencias de ningún tipo y era totalmente compaginable con la otra asignatura. Una tenía a Dios presente, la otra sencillamente no, pero ambas eran buenas, por lo menos, es mi opinión. A mi me ayudaron y he constatado que las amigas que la recibieron, han sabido estar a la altura de las circunstancias cuando las he necesitado.
¿Que se puede educar con y sin Dios? ¡Por supuesto! Que está fallando estrepitosamente la Educación, también. Que la palabra disciplina está absurdamente abducida por el cáñamo de un pasado que jamás debería de volver, pues hay que reconocer que sí. Supogo que convendrás conmigo que el término disciplina está muy denostado por el mal uso, por una libertad mal entendida -el libertinaje no es el ejercicio de una sana libertad-, por una nula tolerancia ni aceptación a la minoría que piensa distinto, que expresa distinto, que cree en Algo Superior, que está a favor de la energía nuclear (sabes a qué me refiero...), o que le gusta comer chorizo con azúcar y miel...
"El respeto no nace, se hace", me dices en tu post y comparto contigo el pensamiento. Pero cuando en la so/uciedad ya está implantada como norma general la falta de respeto, el amago de insulto fácil, el aborregamiento colectivo, el ningunear a quien piensa distinto... y el aplauso facilón a todas estas posturas. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cuál es la salida?
¿Hay la suficiente valentía como para ir contracorriente? Hay un par de rejones para decir las cosas a la cara, para cargar con la cruz que nos haya tocado vivir, para gritar a los cuatro vientos, que puede acontecer un día que la mayoría no esté teniendo razón? Todo ello, sabiendo de antemano que nos van a crucificar por ello...
¿Queremos de verdad, no ya como padres, sino como partes integrantes de la sociedad, que los miembros de nuestra comunidad sean educados de verdad en el respeto al diferente?
¿Buscamos una educación de calidad para nuestros hijos, se la estamos exigiendo al Gobierno?
¿Cómo es posible que la educación pública sea puesta en tela de juicio, se recorte de aquí y de allá, haya profesores preparadísimos en la calle y no salgan a la susodicha TODOS los padres -y los que no lo somos- a reclamar, a exigir lo que debería de ser un derecho amparado por la Constitución inviolable? Ahora que no me vengan a relatar la Consti, que ya me la he leído... y cuando nos interesa es intocable y cuando no, pues.. esto... ¿qué decía que no me acuerdo?
Adoctrinamiento el que yo desee, aborregamientos poquitos por no decir ninguno y si considero que tú (un tú impersonal, se sobreentiende) me faltas al respeto o hieres mis sentimientos o mis creencias, saltaré ayer, hoy, mañana y siempre, aquí, ahí y acullá.
Hay censura. Haberla hayla. Lo que no tengo claro últimamente es por qué a unos sí y a otros no. Ahí lo dejo, para quien lo quiera leer.
Soy respetuosa con las normas, me enseñaron y educaron así, y no voy a discutirlas, pero si con ellas no se coarta el libertinaje de algunos que piensan distinto a mí, y lo expresan haciéndome daño, -obsérvese que no juzgo ya sus intenciones-, mientras que mi opinión es censurada, mi libertad se ve restringida al ámbito de lo privado y eso, amigo, es lo más parecido a una dictadura.
Y sé que mi abuelo no dio su vida por este tipo de "libertad".
Un abrazo
¡Sed felices!