Compartir siempre es bonito. Tenemos una tendencia generosa y natural a aprehender que compartir es bueno y en nuestra sociedad está considerado como un valor positivo, necesario incluso. Luego ya, solo queda ponerlo en práctica, ;-)
Es bello compartir un sentimiento, una ilusión, una creencia, una idea, una hipótesis, un razonamiento, una conclusión, un éxito y... y un fracaso, por la unión tan estrecha que conforma el desasosiego común, el abrazo del alma del compañero que sufre contigo es único, indescriptible, inigualable, maravilloso... Es hermoso. Es bonito compartir el dolor, parece que ya no duele tanto... Al fin y al cabo, la maxima expresión de Su amor, fue un Sacrificio total, cruento y con ello nos enseñó a entender el valor del sufrimiento, que desgraciadamente, la sociedad hedonista ha olvidado y ha pretendido enterrar en el cajón de las prohibiciones.
Dices bien, es emocionante pensar y sentir igual y darse cuenta de los numerosos puntos en común que tenemos con quienes, en principio, parecería todo lo contrario, así, a primera vista.
¡Ir descubriéndose es genial! Alegra mente y espíritu.
Quizá por ello, los que no comparten, sienten y demuestran muchas veces rechazo por los demás, los otros que sí han aprendido a compartir; aquellos repudian a los que conjuntamente comparten su ideología, su manera de ver la vida, su religión o directamente la creencia en un mismo Dios. Llegan al absurdo de intentar ridiculizarles. ¡No saben lo que se pierden! Porque Él conduce por buen camino a la buena actitud ante la vida, ante la alegría, ante el sufrimiento, dolor, enfermedad y sí, por qué no decirlo también, ante la muerte. Lo que conlleva a plantearse la vida de otra forma, mirada con otros ojos y replantearse muchas circunstancias, entre otras el compartir también en lo material.
Y hoy en día, debería ser casi una obligación, si no compartir en espíritu, por lo menos hacerlo de una manera material. Quien comparte lo que tiene con el prójimo es bondadoso de base y generoso de forma. Permíteme que vaya más allá. Considero hasta injusto no compartir si se puede, es egoísta. Se tiende a pensar que quienes más recursos tienen, más deben compartir, ya que no les cuesta demasiado volver a obtener aquello que comparten. Aunque no siempre los que más tienen son los que más comparten, donan, regalan...
He trabajado codo con codo con personas con muy pocos recursos que están siempre por la labor de echar una mano a los demás. Cuando no tienen, pueden. Me descubro ante ellos.
Otros tienen y no parecen poder.
También es cierto que otros tienen, pueden, quieren y comparten. Se llevan también mi aplauso.
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Espero seguir en esa línea contigo y con quien quiera entrar en esta casa. También con quien quiera quedarse fuera, en la puerta, esperando o no a sentir la llamada. Llamados estamos todos, pero no todos contestan a la llamada del Amor, ésa que tan solo quiere compartir y busca de nosotros algo que ni necesita para Ser, que compartamos con Él y con el prójimo el amor, como Él nos enseñó.
Un abrazo, sí, en Su nombre también.
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.