Supongo que los jóvenes que han nacido en pleno estallido de la red de redes, que han nacido con ella, al igual que los que vieron la luz con el euro circulando y no se imaginan un mundo en pesetas, no podrán pensar en una vida social sin en.red.os virtuales.
Sin embargo, ya ves, la vida social ya existía antes de que internet se colara en nuestras vidas, en nuestros hogares y desde el punto de vista de varios sociólogos y psicólogos -y del mío, humilde pero propio-, el concepto "ámbito social" ha cambiado muchísimo en muy poco tiempo, menos de treinta años, que es nada...
No se puede expresar mejor y con menos palabras que como lo has hecho tú, magistralmente, te lo tengo que decir, con la frase *hacer "paquetes" de relaciones*. Es, en esencia, lo que pienso, ahora se procede a empaquetar en grupos pseudosociales, y añado el prefijo "pseudo", por la característica virtual que los define en la mayoría de los casos, a los desconocidos, un poco conocidos, bien conocidos e incluso, amigos de toda la vida y familiares; y si no se diferencian y separan bien en subgrupos, se suele caer en el error frecuente de tratar a todos por igual, compartiendo con todos, todo. Craso error. ¡"Fail"!, ;-), como veremos más adelante...
Analizar el comportamiento humano intenáutico y comparar la evolución de las relaciones sociales en estos mundos "webosos" ;-), con las de "antes de", sí que debería ser objeto de un profundo estudio psicosocial y no la basura del G.H. de la tele.
Hace relativamente poco, me instó una amiga filóloga a elegir al azar a 10 youtubers, estos mozalbetes -y no tan mozalbetes- que cuentan su vida hacia una cámara, como si a alguien pudiera interesarle lo que desayunan, dónde trabajan (en sus casos, el trabajo suele consistir en relatar su vida y peripecias con la play, ;-) ) y con quién viven, se acuestan y discuten, fundamentalmente, para analizar los barbarismos que están incluyendo en el idioma, así, como si tal cosa.
Reconozco mi vaguedad y solo lo hice con 5, pero saqué unas cuantas conclusiones. La primera, muy triste, que mi amiga tenía más razón que una santa. Su léxico es paupérrimo, la vulgaridad de su lenguaje es atroz y lo peor, el abuso de anglicismos me llamó poderosamente la atención, no tanto ya de los aceptados por el uso generacional de dichas palabras, sino por cubrir las deficiencias de su cortísimo vocabulario con palabras en inglés, puro y duro. "Nice", "cute", "happy", etc. además de los múltiples vocablos tecnológicos, informáticos, económicos, y demás que se han ido aceptando desde que la "web" entró en nuestro mundo.
También observé que su cultura radica en el cine, y pocos son los que comentan los libros que leen, haberlos haylos, jajaaa, que no todo va a ser negro como en Mordor, país, cuyos habitantes, les dan mucho de qué hablar, jajaaaa
Me río, pero con la boquita pequeña. Me da mucha pena ver cómo se está destrozando nuestro idioma cervantino.
Pero por otra parte, fuera aparte del destrozo que hacen al idioma, vi con sorpresa con qué alegre libertad, viven unos con otros bajo el mismo techo, sin conocerse más que de verse en la pantalla del "bicho" que usen en ese momento. Ya, el mero hecho de caerse bien, es motivo más que suficiente para empezar a compartir la vida. Te aseguro que me sorprendió.
Y que lo hagan los jovencitos, que han mamado este tipo de relaciones virtuales como algo natural, como si no existiera otra forma de conocimiento y trato, pues bueno, me puede parecer normal, lógico, casi inevitable. Pero que adultos de más de 40-50, que sí hemos conocido otro tipo de relación directa, frente a frente, caigan en el agrupamiento y reagrupamiento secreto y selectivo (que esa es harina de otro costal y daría para varios hilos...) es algo que me cuesta comprender.
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Es indiferente que tengas mil anitodos o ninguno, van a entrar, van a llegar hasta tus datos personales y van a saber cómo eres, qué aficiones tienes, qué te disgusta, con quién te rodeas y las horas que dedicas a trabajo, estudio y actividades de ocio en tus ratos libres. El G.H. se hace real, se presenta como algo inevitable. Se ha colado, se ha filtrado en nuestra existencia. Ahora mismo te está observando detenidamente...
Por algo te decía hace unos meses que, que me filmen por la calle las cámaras de vídeo vigilancia de tiendas, bancos, hoteles..., ya casi como que me da igual. Nos tienen fichados de una manera mucho más íntima, de una forma más sutil de lo que nos podamos imaginar.
En el buzón de correo postal, en el del electrónico, pegadito a las redes sociales virtuales y aquí mismo, nos invanden con publicidad, engañosa también, nos "spam"-ean con descaro y libertinaje. ¿Acaso les he permitido yo que lo hagan? Pues es muy probable que, aceptando "los términos de uso" eternos que nadie lee, o muy pocos, con mucho tiempo libre y muchas ganas y humor, aceptemos también que nos bombardeen a diario con anuncios absurdos, inclasificables y sin ningún interés práctico para nosotros.
Los piratas informáticos ya no nos asustan, ahora son pescadores, tranquilos, que lanzan su red, por si quedase algún pececillo incauto, sobrenadando, medio ahogado, siguiendo el curso del río porque le lleva la corriente...
El truco de la doble cuenta se sigue usando. Sin ir más lejos el libro de caras te lo pide. Ayer intenté anular una de ellas y automáticamente me impidió "relacionarme" con mis amistades, exigiéndome el actualizar el listado de cuentas. Bien, me enfadé un poco, y me puse a borrar fotografías, eliminándolas de mi perfil y de mis álbumes. ¡Oh, sorpresa! Volví a entrar luego, para terminar de eliminarlas todas y agárrate que hay curva: ¡Las anteriores habían vuelto a aparecer como por arte de magia!
¿Cómo se denomina a esto? ¿No es una auténtica desfachatez? Esta noche, con tiempo, volveré a entrar y volveré a eliminar fotografías. Fíjate que me imagino que las de ayer habrán vuelto a aparecer. Me temo lo peor... No solo estamos fichados, es que nos han robado el alma, junto a la voluntad y la libertad, ambas caractrísticas anímicas.
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Rspecto al coche, piden el permiso de circulación, la tarjeta de inpección técnica, el informe de la misma, y el justificante del pago del impuesto de matriculación, que puede estar en la factura de la compra del vehículo, como me informaron ayer los de Audi, que no encuentran la factura, ¡toma ya! ¿Y la tengo que guardar yo, que ni tan siquiera compré el vehículo?
Espero que el día 2 de Abril,que es cuando tengo que ir a Tráfico, pueda alegar lo mismo que Audi me dice a mí, que han pasado 7 años y no guardan facturas tan antiguas...
Es en Tráfico dónde me lo solicitan. En la DGT de Alicante. Ya veremos cómo desfacemos este nuevo entuerto. El tema está en complicar la vida del ciudadano de a pie con la burocracia de turno.
Un abrazo antisistema
¡Sed felices!
¡¡FAILLLLLL!! ;-)))