Creo que es una cuestión de educación. Mis padres me enseñaron a ser feliz y estar satisfecha con lo que tengo. A no aspirar a lo que nunca voy a poder tener, a conocer mis limitaciones, también las económicas, a saber que si encargo algo, luego lo voy a tener que pagar, sí o sí.
En definitiva, me enseñaron a no vivir por encima de mis posibilidades. Y ésto se translada a todos los gastos de la vida, desde la barra de pan, hasta el coche familiar, pasando por gastos "innecesarios" como puedan ser un vestido bonito o un viaje al extranjero...
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.