Muchas gracias. Es que recientemente he vuelto a ver una película argentina llamada "La historia oficial" de Luis Puenzo. Una de las frases más impactantes la dice un estudiante que refuta a la profesora, diciendo que "la historia la escriben los asesinos", y por supuesto la profesora le solicita la bibliografía que apoya su tesis en tanto los que vivieron el episodio que estudiaban ya estaban muertos.
Por eso es que he querido que hoy, los que están vivos cuenten sus anécdotas, no en general, no con adjetivos, sino con nombres propios, de los muertos o de los que atravesaron el camino, ya sea que les fuera bien o no.
Para muchos argentinos, la dictadura de Galtieri fue una cosa de fábula, como un partido de futbol. Cuando se habla de las abuelas y madres de plaza de mayo, algunos piensan que son un grupo de viejas locas que se reunen a protestar, y nadie entiende lo que realmente ocurrió allí. La película abre la puerta para dramatizar la realidad de las madres, una realidad que se escondió con la cortina de humo de Las Malvinas.
Comparar los tiempos de Franco con la actualidad también sirve para ver qué había antes y lo que hay que recuperar, cuando lo perdido es bueno. Y sirve para no repetir lo malo.
Olvidar la historia es olvidar las lecciones del pasado. Pero peor pecado es convertir la historia en mito, y luego en leyenda, porque eso brinda un pasado esterilizado y simplificado, donde se narra batallas, pero se olvidan las lecciones y las enseñanzas.
En Costa Rica nadie sabe quién fue Alfredo González Flores. Es un nombre casual que se encuentra en algún libro como cosa causal, y nadie sabe por qué le hicieron el golpe de estado, y como a pesar de su exilio, heredó mucho bien a los que vinieron.
Nadie recuerda lo que pasó en 1934, la huelga, la austeridad y el paro, a consecuencia de la crisis de 1929, similar a la de España. Nadie recuerda que el partido oficialista que hoy está en el gobierno, empezó como un centro de estudio de los problemas nacionales antes de ser partido, un partido en que algunos determinados miembros se han convertido en todo contra lo cual los fundadores lucharon.
Podría hablar de la guerra civil de 1948, del toque de queda, del miedo a salir en la noche y ser ejecutado. Podría hablar de lo que cuentan los que trabajaron en los hospitales durante la guerra civil. Porque la guerra no fue sólo una gesta heróica sino también un periodo de miedo. Podría hablar de que luego e la guerra, la junta provisional dictó cerca de 800 decretos en 6 meses, que le dieron cuerpo al país en caos, y no como hoy, donde las leyes se hacen mal, y tardando mucho, porque muchos congresistas son analfabetos en la materia que legislan.
Hablaría del pasado de Costa Rica, pero imagino que a los españoles en crisis no les importará tanto. Por eso trato de rescatar las vivencias de España, antes de que venga la historia oficial a contarla cuando todos los que la vivieron o los que la escucharon de sus padres y abuelos, estén muertos.