Bobos dirigiendo, vagos trabajando, y un estado estafador que cobra un pastón por hacer de mal arbitro
La triste realidad de la sociedad laboral española, especialmente en el sector de la industria, con unas diferencias inmensas entre indefinidos y precarios, acolchada solo en parte por los que están en medio. Precarios (generalmente jóvenes) de trabajo temporal sacando el cada vez el menor trabajo que existe en las empresas, porque los señoritos indefinidos, bajo el amparo de los sindicatos no tienen ni la vergüenza de limpiar las colillas y escupitajos con los que adornan en sus interminables jornadas vagueables sus entornos de trabajo. Precarios a los que se acabe su función de limpiacolillas su único destino será una patada en el culo, un finiquito irrisorio y a engrosar la cola del paro, mientras el puesto de trabajo del vago y el escaqueado nunca se pondrá en entredicho. Que gran realidad aquella que pavonean algunos de "a mi no me echan hasta que cierra la empresa", y algunos dan en el clavo, como el empresario tiene que pagar muchos sueldos para muy poca producción no puede tener precios competitivos, no recibe pedidos, y la empresa se vuelve inviable, teniendo que cerrar si o si dejando sin sofá a todos esos vaguillos
Triste realidad, de la que por desgracia no podemos culpar al empleado (que no trabajador) debido a la feroz competencia existente entre el parasitismo de los empleados y la inutilidad del directivo. Los directivos, esos cánceres inútiles que tanto se prodigan por las empresas, un directivo es a una empresa lo que un político a la sociedad, un tío que dice saber mandar sin demostrar tener ni idea, un tio que toma decisiones supuestamente para su empresa cuando en teoría el no es dueño de nada (no juega con su dinero sino con el dinero de los dueños), y que explota y recorta a su antojo donde le apetece para satisfacer los caprichillos que le vienen en gana.
Esos inútiles de corbata, bobos con coches oficiales, por razones totalmente contradictorias a las de la teoría económica (supuestamente estudiada por ellos) son los primeros que deciden fomentar el parasitismo entre la clase trabajadora, echando al que realmente trabaja y se esfuerza para reforzar la moral de los mas vagos, bajo la excusa de: "es que tu me sales mas barato de echar" o la menos explicita de "echo a quien me obliga el sindicato", sin analizar las innumerables ventajas que tienen para la empresa contar con trabajadores implicados respecto a trabajadores parasitos.
Pero el problema directivo no es solo ese sino que en su propia estupidez y negación de culpa el directivo culpa a los trabajadores de su actitud, tratándolos mal, en muchos casos realmente como se merecen pero obviando que si siguen ahi es por culpa suya. ¿Quien no ha oído alguna vez bajar a algún jefe gritando: es que soys unos mercenarios, no os moveis mas que por dinero, vagos, parasitos, no os pago mas porque no mereceis mas, este año ni os pago cena ni cesta de navidad,...?
Con toda la razón que puedan tener esos comentarios, carecen de validez y no sirven ni como mera disculpa sabiendo que ese tío tuvo en su momento el poder de lapidar a toda la chusma que tiene en su empresa y decidió largar a la calle a los que mas trabajaban.
Mal país este para trabajar, aquí si eres buen trabajador ya se encargan de eliminarte rápido, ya sean tus compañeros o tu propio empleador.
Y ahora me diran muchos no familiarizados con el sector industrial: "eso es mentira, no somos vagos" ¿Has ido tu alguna vez a mirar la basura de castas que existen dentro de las fábricas?". Otros trabajadores de fábrica de alta casta también lo negarán ¿Es objetiva la opinión de alguien que solo quiere mantener sus privilegios? (sus derechos dejan de ser derechos en la medida en que priva de tenerlos a otros que los merecen tanto o mas que el). Otros me dirán, es que a ti te interesa lapidar a los indefinidos.
Respecto al Estado, esa mafia devoradora de impuestos a la que ya le es insuficente cualquier tipo de ingresos por grande que sea, asumiendo su papel de arbitro, cuanto menos imparcial en cuanto en su aplicación de las reglas del juego aunque cada vez mas parcial a la hora de elaborarlas; los excesivos honorarios que trabajadores y empresarios deben pagar por sus malos servicios no ayudan para nada a que el juego funcione. Curioso que el trabajador culpe al empresario de que solo cobra 1000 euros pero que no culpe al estado de que su empresa paga por el 1700 euros. Tal vez porque solo le importa lo que el reciba y no lo que cuesta, pero por esa simple razón ¿porque le tiene que importar al empresario que cantidad de lo que paga llegue al trabajador?.
Lo que yo opine o no es algo irrelevante, lo importante es que este país ya no fabrica nada, las empresas cierran como moscas y esto cada vez va mas de culo. Algo falla aparte de lo que todos ya sabemos.