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De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social

2 respuestas
De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social
De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social
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De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social

De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social

Fernando Salgado 23 de enero de 2013 La Inspección de Trabajo destapó el año pasado más de 90.000 empleos clandestinos. Cientos de empresas que no dieron de alta a sus trabajadores y miles de trabajadores que cobraban indebidamente las prestaciones por desempleo. La ministra del ramo ha presentado las cifras como un éxito del plan antifraude del Gobierno. La animamos a que persista en esa senda. El combate contra la economía sumergida, cuya marea sube inevitablemente en época de apreturas, constituye una función ineludible del Gobierno. Por razones de equidad y para que no paguen justos por pecadores. Nada hay que objetar al celo de la señora Yáñez. Pero haría bien en dirigir también los dardos de sus inspectores, ahora que parecen estar en forma, hacia el Gobierno del que forma parte. No es broma. El Gobierno está cometiendo un auténtico fraude legal o, si les repugna la contradicción del binomio, está incurriendo en un uso fraudulento de la ley: está cargando los costes de los ajustes de grandes y florecientes empresas sobre la maltrecha caja de la Seguridad Social. Les financia, con el dinero reservado a los parados, prejubilaciones a los cincuenta años. El mecanismo es sencillo. Véase el escandaloso caso de Telefónica. La empresa decide retirar de la circulación a 6.500 empleados y endilga una parte de la factura al presupuesto destinado a la cobertura por desempleo. Y todos satisfechos. La legión de «prejubilados» comerá el rancho de los parados durante dos años. La compañía se limitará a pagarles el postre complementario. Telefónica elude la mayor parte de los salarios y la totalidad de las cotizaciones a la Seguridad Social. Y el ahorro lo destina, entre otras finalidades, al fichaje de Rodrigo Rato, un crac con emolumentos a la altura de los servicios que prestó a la humanidad desde el puente de mando de Bankia. Asombroso. Bien sé que, desde entonces, la ley ha sido modificada. La llamada «enmienda Telefónica» intentaba obligar a las grandes empresas a costear buena parte de sus prejubilaciones. Pretendía, para decirlo en forma de aforismo tan en boga a raíz del caso Bárcenas, que cada palo aguante su vela. En vano. En cuestión de refranes también hay jerarquías y otro se lleva la palma: hecha la ley, hecha la trampa. Banca Cívica se propone prejubilar a 900 empleados. ¿Qué puede hacer con aquellos que tienen cincuenta años de edad? Si los lanza al paro, el banco tiene que abonar sus prestaciones por desempleo en virtud de la «enmienda Telefónica». Fácil e imaginativa solución: un ERE de suspensión temporal de empleo. No rescindimos sus contratos, simplemente los suspendemos durante dos años. Paga la caja de todos. Y ante el innovador subterfugio, el Gobierno asiente o hace la vista gorda. En cualquier caso, se convierte en cómplice del fraude. Fraude a la Seguridad Social y fraude de ley. ¿Acaso no merece que le enviemos la inspección?

Defrauda a la seguridad social, y a todos los ciudadanos de España (menos los beneficiados, claro).
#2

Re: De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social

Creo que el concepto de robar ya no es lo que era antes. En una transacción una parte tiene dinero, otra tiene la riqueza. "Tú me das la manzana y yo te doy un euro".

Con las finanzas ocurre distinto "Yo te doy un euro hoy y mañana me das 2 euros". Eso se llama robar un euro a plazo fijo. Con la seguridad social sólo se roba sin plazo.

#3

Re: De cómo el Gobierno defrauda a la Seguridad Social

Es más sangrante todavía.

Hace ya bastante más de una década de la puesta en marcha de este invento.

Multitud de trabajadores de grandes empresas se han ido a su casa locos de contentos con el futuro asegurado, todavía jóvenes, conservándo su salario íntegro o casi, sin más obligaciones que sacar el perro a pasear o hacerle algún recado a la pariente.

En ese mismo tiempo multitud de empresas medianas y pequeñas se han ido a la mierda y sus trabajadores al paro sin cobrar parte de sus salarios e indemniaziones pasada la cincuentena, casi nulas posibilidades de obtener otro empleo, con una vida laboral prolongada de treinta y más años, hasta cuarente y tras dos años de prestación de desempleo a verlas venir; teniendo que acogerse a la jubilación anticipada, el que puede, con una pensión muy mermada pese a su abultada cotización. Y el que no puede todavía peor.

Algunos nacen de pie, otros de culo y la asquerosa y sucia política al servicio de cuatro.