"El nuevo rey, Guillermo Alejandro, llama en su primer discurso de la Corona a crear una sociedad participativa propia del siglo XXI"
¿mas participaciones quiere EL CHAVAL?
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La familia real, que incluye a la soberana y sus hijos, poseería también una importante cantidad de acciones en la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell.
En la actualidad, nadie es capaz de afirmar cuál es el paquete accionario de la casa real holandesa, pero los expertos siempre la definen como la "principal accionista". Hace casi una década, según una minuciosa investigación llevada a cabo por la revista Forbes, la soberana holandesa disponía de una inmensa fortuna valuada en 5200 millones de dólares. Es decir, mucho más que los 500 millones de dólares de la reina Isabel II de Inglaterra. En aquel momento, hubo quienes pusieron en duda los resultados de esa investigación.
Una cosa es segura: como lo hacen todos los dueños de grandes fortunas, la casa real holandesa diversifica al máximo sus inversiones a través de fundaciones y sociedades.
le pareceran pocas ,tanto que "La Tesorería de la casa real tiene un equipo de unas 20 personas y está dividida en tres sectores: la administración de la fortuna privada, de los gastos corrientes de funcionamiento y, por último, de la masa salarial."
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AMSTERDAM.- Cuando asuma el trono de Holanda, el próximo 30 de abril, el futuro monarca Guillermo Alejandro se convertirá de facto en uno de los hombres más ricos del mundo: la casa de Orange-Nassau es una verdadera empresa multinacional que tiene una multitud de inversiones en todos los sectores de la economía.
Junto con la corona, Guillermo Alejandro -y de forma accesoria su esposa, Máxima - "heredará" el patrimonio que se transmite de un monarca a otro desde la fundación de la casa de Orange.
"Todos los años estudio las ocho familias reales de Europa: Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca, Bélgica, España, Suecia, Luxemburgo y Noruega. Cada año todas reciben cada vez más dinero público", afirmó en 2010 Herman Matthijs, de la Universidad Libre de Bruselas.
Sus investigaciones demostraron que ese año la más cara era la monarquía británica, que recibía 49 millones de euros (66,8 millones de dólares) por año. El segundo puesto estaba ocupado por la familia real holandesa, que les costaba a los contribuyentes 40 millones de euros (54,6 millones de dólares).
En 2006, según las últimas cifras conocidas con precisión, la reina de Holanda recibió una asignación de 5.064.800 dólares. Su hijo, el príncipe de Orange, percibió 1.212.900 dólares, y su esposa, la princesa Máxima, 1.068.600.
Los defensores de la monarquía explican que, sin el dinero público, las familias reales no podrían hacer frente a los costos generados por la seguridad, el mantenimiento de los palacios y los viajes al extranjero.
Pero las fortunas de la casas reales no provienen del dinero público. Según los especialistas, tras 33 años de reinado, la fortuna de la reina Beatriz y de sus tres hijos fue acumulada mediante inteligentes inversiones y el valor de bienes inmobiliarios, que incluyen el castillo de Drakensteyn en Holanda, así como una maravillosa residencia en la ciudad italiana de Tavernelle, y otras numerosas propiedades en Estados Unidos y diversos países de Europa.
La familia real, que incluye a la soberana y sus hijos, poseería también una importante cantidad de acciones en la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell.
En la actualidad, nadie es capaz de afirmar cuál es el paquete accionario de la casa real holandesa, pero los expertos siempre la definen como la "principal accionista". Hace casi una década, según una minuciosa investigación llevada a cabo por la revista Forbes, la soberana holandesa disponía de una inmensa fortuna valuada en 5200 millones de dólares. Es decir, mucho más que los 500 millones de dólares de la reina Isabel II de Inglaterra. En aquel momento, hubo quienes pusieron en duda los resultados de esa investigación.
Una cosa es segura: como lo hacen todos los dueños de grandes fortunas, la casa real holandesa diversifica al máximo sus inversiones a través de fundaciones y sociedades.
Según Philip Dröge, otro periodista holandés que investigó extensamente el tema, la Tesorería de la casa real tiene un equipo de unas 20 personas y está dividida en tres sectores: la administración de la fortuna privada, de los gastos corrientes de funcionamiento y, por último, de la masa salarial.
El tesorero personal de la reina es responsable de todas las finanzas de la casa real. Para ocuparse de los aspectos privados de esa fortuna, ese personaje clave actúa secundado por otros dos hombres de confianza. Cada uno de ellos, naturalmente, pilotea sendos equipos. Esa fragmentación evita que una sola persona tenga toda la información sobre las diferentes fuentes de ingreso, inversiones y propiedades de los miembros de la casa de Orange-Nassau.
Pero ese equipo podría ser sólo la parte visible del iceberg. Philip Dröge descubrió que una porción de las finanzas reales es administrada por una fundación central, que opera como vértice de una red triangular de ramificaciones. En ese esquema, los inversores privados, como el banco holandés Mees Pierson, cumplen un papel esencial en las inversiones de la reina en Holanda.
El mismo esquema -según Forbes y Dröge- se reproduce en el extranjero, donde la soberana invertiría gran parte de su dinero. Hasta que Lehman Brothers cayó en 2008, ese banco y Salomon Brothers eran los únicos que contaban con la confianza de la reina en Estados Unidos.
La corona, en todo caso, no garantiza el éxito de las operaciones financieras. En 2008, la reina y sus hijos habrían perdido 100 millones de dólares invertidos en la empresa del estafador estadounidense Bernard Madoff. Una versión que, claro, nunca pudo ser verificada.
Pero, según Forbes, la parte esencial de la fortuna de la casa de Orange-Nassau no reside en bienes inmobiliarios ni en obras de arte: la familia poseería en realidad escasos cuadros de grandes pintores holandeses. Lo más importante provendría de dinero invertido en acciones en Holanda, Nueva York, Londres y Ginebra.
La indignación que provocó aquella clasificación consiguió que Forbes corrigiera sus estimaciones en sus sucesivas ediciones. Desde entonces, estima que Beatriz posee una fortuna personal de alrededor de 300 millones de dólares.