El presidente del IFO alemán :'España necesita una devaluación interna severa'
A pesar de los datos macroeconómicos positivos de que presume España y contra la opinión de la canciller Merkel, que pone a nuestro país como ejemplo del éxito que se obtiene al final de las reformas, Hans-Werner Sinn considera solamente que «se han dado pasos en la dirección correcta» y advierte sobre la necesidad de España se someta a una severa devaluación interna, por muy dolorosa que ésta resulte. «El coste laboral por hora trabajada es de 23 euros en España. En Polonia es de 7 euros. Ese es el auténtico problema y no puede ser resuelto con política monetaria», resume, reconociendo que llevar a cabo esta devaluación resultará en el plano político «endiabladamente difícil».
'El coste laboral por hora es de 23 euros en España, y de 7 euros en Polonia'
Durante un encuentro con periodistas en Berlín, el presidente del prestigioso Instituto IFO demostró ayer estar al tanto de las novedades de la política española y advirtió «las tensiones de movimientos de radicalización, incluso lo que está pasando en Cataluña», suponen problemas añadidos a la ya complicada gestión de la crisis, pero señaló que sería muy aconsejable una quita para las deudas de los países periféricos del euro e insistió en que la devaluación es el único camino para dejar atrás la «catástrofe» española.
«No es una solución rápida, estamos hablando de muchos años en una situación de precios y salarios mucho más bajos que ahora. Europa se enfrenta a una década perdida y corremos el riesgo de que sean dos las décadas perdidas si el BCE se adentra en el camino que está a punto de emprender», añadía, a su derecha, Juergen Stark, quien fuera consejero del Bundesbank y, al igual que Sinn, crítico acérrimo de las políticas de Mario Draghi.
'Inyectar semejantes cantidades de dinero aumenta el problema en el sur de Europa'
«La estrategia empleada hasta ahora por el BCE, consistente en llevar a cabo rescates a países, como Grecia o Portugal, o a sistemas bancarios como el español, no ha dado los resultados esperados. ¿El motivo? Que estas ayudas se han concedido a países, los de la llamada periferia, que han engullido el dinero en lugar de usarlo para elevar su productividad», denunciaba, alentando a «reformas laborales que frenen la subida de precios y salarios». «Es para mí completamente incomprensible que el BCE y otros economistas sugieran que hay que luchar contra la deflación, especialmente en el sur de Europa. Deberíamos saludarla con alegría porque es parte de la solución del problema», afirmó. «De lo contrario, advertía taciturno, «la región comunitaria corre el riesgo de experimentar otro periodo prolongado de estancamiento con un crecimiento anémico», a menos que los países periféricos, incluida Francia, completen sus reformas e impulsen la productividad.
Donde las críticas de Sinn y Stark se desbordan es en cuanto se mencionan las políticas de tipos cero y los programas UMT y ABS del BCE. «Inyectar semejantes cantidades de dinero no soluciona el problema de la competitividad en el sur de Europa, sino que lo aumenta», comparando la situación con la España de 1995, la era de los créditos baratos que ha dado lugar a un «paro masivo por solucionar». En su opinión, la pregunta actual del euro es «¿cómo lidiar con las ovejas negras cuando las ovejas negras se han convertido en mayoría?» y se sirve de un ejemplo para describir los problemas de integración: «Merkel ama a Hollande, pero éste la quiere sólo por su dinero».