En lugar de poner Grecia, pongamos el ejemplo simplificado de un tal Pepito Español.
Debe un hipotecón de 300.000 €, a cuotas de 1.800 € mensuales.
Se quedó en paro, y cobra 800 € mensuales, con lo que no puede afrontar la hipoteca. Acumula ya 6 meses de impagos. Por tanto, de los 300.000 € de deuda, tiene 12.000 € en morosidad vencida (incl. las comisiones por impago...).
El acreedor estudia la situación, ve que la capacidad de pago es inexistente (siendo realistas), aunque existe la voluntad de cumplir. Pepito Español propone que le reestructuren la hipoteca a 350.000 €, que con eso se pone al día de pagos (los 12.000 € en morosidad), se queda con un colchón financiero, y además, podrá poner en marcha un negocio que hace tiempo que viene pensando.
El acreedor no confía en esa posibilidad. Los antecedentes no son nada buenos, la garantía hipotecaria ya está al límite, y el plazo es el máximo razonable. Así que contrapropone de concederle una targeta de crédito virtual, límite 20.000 €, con hasta 1 año sin intereses, y una cuota de mínimo el 3% del principal dispuesto. Con cargo a ese límite de crédito se pone al día las cuotas impagadas de la hipoteca (12.000 €), y queda un límite de crédito no dispuesto de 8.000 €, "para lo que pueda suceder". Naturalmente Pepito Español NO puede reintegrar efectivo de esa targeta, ni traspasar el saldo no dspuesto a cuenta corriente.
Pregunta:
Tanto en la opción A (refinanciación de la hipoteca de 300.000 a 350.000), como en la opción B (nueva linea de rescate a corto por 20.000), ¿es más rico Pepito Español que antes de la negociación?
Los titulares de prensa dirían (si estas minucias saliesen en prensa), que Pepito Español pretendía que le dieran 50.000 €, y que finalmente se llevó 20.000 €. Y eso, siendo moroso por 12.000 €, con una deuda acumulada de 300.000 €.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!