Los PIB de EEUU y Europa aprovechan solo un 50% del 'bazooka' del 'QE'
Mientras el programa de estímulos cuantitativos duró en Estados Unidos se inyectaron casi cuatro billones y la economía creció menos de dos billones. Así, los expertos alertan de la poca efectividad que tiene el programa sin reformas estructurales.
El QE del Banco Central Europeo -BCE- no está dando los frutos esperados. Durante los 52 meses que ha estado Mario Draghi como presidente de la entidad, sólo ha conseguido mantener la inflación por encima del 2% durante 14 meses, cerca de un cuarto de su mandato. A pesar de que el economista italiano elogia habitualmente los efectos positivos de su política monetaria -ayer llegó a declarar que es la única política que ha apoyado el crecimiento en la región durante los últimos cuatro años-, también es obvio que está sudando la gota gorda para conseguir impulsar la inflación y, con ella, el crecimiento en la eurozona. Las estimaciones de futuro del BCE empeoran cada vez que las revisan y también ocurre con el avance del PIB, que en ningún caso es como para lanzar cohetes -cerró 2015 con un crecimiento interanual del 1,6% y las perspectivas de la entidad apuntan a que acabará 2016 en una tasa del 1,4%-.
Desde que empezó el programa ya se han inyectado más de 600.000 millones de euros en la economía, comprando deuda soberana por valor de 60.000 millones cada mes -en abril se han lanzado 80.000 millones, ya que en marzo la autoridad monetaria anunció que aumentaba el montante del programa de compras-. En el mismo periodo, el PIB de la eurozona ha crecido en 293.000 millones de euros, menos de la mitad del dinero que se ha metido en la región con el programa. El cálculo de los tres QE en Estados Unidos, bajo la presidencia de Ben Bernanke, frente al crecimiento bruto del PIB, arroja un resultado similar, pero no hay que olvidar que el periodo en el que la Fed mantuvo en vigor el programa fue mucho más largo -seis años, entre noviembre de 2008 y noviembre de 2014-, y atravesó años más difíciles que el actual, como 2011.El QE ayudó a evitar caer en recesión en Estados Unidos, aunque no se puede obviar el escaso rédito que se ha sacado con la mayor inyección monetaria de la historia, tanto en América, como ahora en Europa. Daniel Lacalle, director de inversiones de Tressis Gestión, explica sobre esto que "las medidas de estímulo están mostrando que no son efectivas para estímular el crecimiento. La liquidez efectiva en el sistema europeo estaba en 125.000 millones cuando empezó el QE, y ya ha superado los 700.000 millones. Así, alrededor de un 75 % está aparcado. El aumento de la financiación a la economía es muy pobre y, sobre todo, la inversión financiera tampoco está creciendo".
¿Por qué no funciona?
El experto destaca que "los estímulos monetarios pueden suponer un apoyo en un momento de emergencia, por una cuestión de liquidez, pero por sí mismos no potencian el crecimiento?. Y es que el avance económico siempre llega por parte de la iniciativa privada -lo público vive del dinero que ingresa por los individuos y las empresas privadas-. La iniciativa pública debería promover que funcione la privada.
No es el único economista que opina en este sentido. Javier Santacruz, profesor del IEB, explica que "si hago el esfuerzo de ponerme en la piel de alguien que cree en esta política monetaria, y de que puede tener algún valor, diría que el QE tendrá sentido si logra desfragmentar Europa. La eurozona se ha desarrollado a dos velocidades, y el BCE está intentando atraer inversión a los países más desplazados, creando demanda de la nada".Draghi no para de repetir -y ayer lo hizo con especial hincapié- que sus políticas monetarias deben ser apoyadas por reformas estructurales para que sean completamente efectivas, como una rebaja de los impuestos y la inversión pública en infraestructuras que sean productivas, algo que demuestra que no está satisfecho con lo que están haciendo los gobiernos del Viejo Continente. Sobre esto, Lacalle destaca que "si se utiliza la política monetaria para perpetuar y aumentar los desequilibrios de las economías y se ataca a la renta disponible subiendo los impuestos, no sólo no tendrá efecto, si no que tendrá consecuencias negativas. El bucle aquí es que se le exige al BCE algo que no está en su mano, que es responsabilidad de los estados".
Para él, el caso del QE estadounidense fue algo diferente, ya que "tuvo un efecto mitigador. La economía de EEUU es dinámica y el 80% de la economía real se financia a través del sector privado, no de la banca. Tiene más flexibilidad laboral y no existe el nivel de gasto público y presión fiscal que en la Unión Europea". A pesar de ello, tampoco cree que haya sido la política más adecuada, ya que "ha generado una burbuja que están pagando los países emergentes".
El fantasma de la deflación
Igual que el QE de la Fed logró evitar la recesión en Estados Unidos, el del BCE está consiguiendo, al menos por el momento, alejar la deflación de Europa. Teniendo en cuenta la opinión de que el QE puede ser una medida beneficiosa en momentos de urgencia, hay que entender que fue la urgencia del BCE para intentar evitar la deflación -una caída de los precios continua y estructural, según la definió Draghi- la que le llevó a implementar el programa. Cuando empezó el QE, la región encadenaba ya cuatro meses consecutivos de caída de precios, algo que alertaba de la deflación.