España no es un país laico, es aconfesional. La Constitución obliga a los poderes públicos a colaborar con la Iglesia Católica (una de las pocas instituciones no públicas, si no la única, que aparece por su nombre en el texto) y el resto de las confesiones.
Por cierto, subvencionando colegios se ahorra dinero, ya que es mucho menos lo que se da de subvenciones que lo que le costaría que esos alumnos estuvieran en la escuela pública. Lo mismo puede decirse en general respecto a la mayoria de subvenciones a la Iglesia, que realiza funciones de beneficencia y de conservación del Patrimonio que el Estado sólo podría realizar a un coste muchas veces superior.
Yo como liberal preferería que el Estado no subvencionara nada de esto, ni a la Iglesia, ni al Colectivo Gay de Matalascañas, ni a los Coros y Danzas de Sanjenjo. Pero parece que estamos condenados a una siempre creciente hipertrofia de lo público, pese a que según algunos vivimos en la era del liberalismo salvaje, que yo no veo por ningún sitio.
Un saludo