Te pongo un ejemplo de yo considero ineficiencia, mira …. Línea ferroviaria Ripoll-Puigcerdà, inaugurada creo en 1922, y hasta ahora, aparte de la electrificación de la línea en su momento poca cosa más, discurre por un sinuoso trazado pirenaico con un túnel de 4 Km., uno que es helicoidal, algo así como de “caracol” para salvar un desnivel, y un montón y medio de túneles menores, bien …. El presupuesto anunciado en las estaciones es de 41 millones por la renovación de la línea y 9 millones de euros por la catenaria, vamos superior a los 50 millones de euros ¿para qué? Para conseguir mayor seguridad lo cual me parece perfecto, ¿y en tiempo del trayecto?, pues nada, para 48 km. se tarda hora y cuarto, en coche se tarda un poquito menos pero se discurre por un puerto de montaña y no hay túneles, pero esto me sale a mas de 1.000.000 de euros x kilometro, y no han cambiado ni un metro el trazado, han apuntalado peñas, supongo que revoco en los túneles, etc., mira no soy ingeniero pero en mi ignorancia las cuentas no me cuadran, y para las reparaciones cerraron el trazado con lo que no hay que contar con el sobrecoste que puede suponer trabajar con una línea abierta. Tuve la osadía de escribir al gabinete del Ministerio de Fomento cuando estaba dirigido por su excelencia Dª. Magdalena Álvarez Arza, y ¿Qué me respondió?, pues mejorar la seguridad, y sobre mi consulta de mejora en tiempo que indicaba la carta ni mención, vamos como si hubiera oído llover ……
Historia ......
“La concesión se subastó dos veces en el año 1909. Como quiera que se declararon desiertas las dos licitaciones, tuvo que promulgarse una ley aumentando la subvención concedida. Tampoco concurrió postor alguno a esa tercera subasta celebrada en 1910, motivo por el cual el Estado se vio obligado a construir la línea por administración. El trazado su subdividió en 12 trozos consecutivos, iniciándose de inmediato su estudio. El proyecto y presupuesto del primero de ellos fue enviado el 18 de mayo de 1911 al Ministerio de Fomento, siendo aprobado inmediatamente. A éste seguirían progresivamente los restantes.
Los trabajos de construcción, dirigidos por el ingeniero jefe Josep Maria Fuster, entrañarían una complejidad extraordinaria, atendida la difícil orografía del terreno. Basta señalar la necesidad de construir más de 40 túneles, uno de ellos de carácter helicoidal y un desarrollo de 1.057 metros. En el interior del de mayor longitud (el de Tosses, con 3.904 metros, se encuentra el punto más elevado de la línea, que es, a su vez, el de mayor cota de toda la red ferroviaria peninsular (1.494 metros).
La terminación de las obras en la parte baja de la línea permitió que el ferrocarril llegara a Ribes de Fresser el 10 de agosto de 1919. La inauguración de este primer tramo estuvo rodeada de una explosión de júbilo. Con tal motivo se dieron cita en Ripoll el subsecretario ministerial -Sr. Gálvez Cañero-, el obispo de Vic, y una nutrida representación de senadores, diputados y alcaldes procedentes de un lado y otro de la frontera. Llegado el momento, partió el tren inaugural con destino a Ribes de Fresser. Si el paso del tren inaugural estuvo en todo momento rodeado de una enorme expectación, la llegada a la citada población fue apoteósica. Tras la recepción ofrecida por el Ayuntamiento y el banquete, a cuyo término tuvieron lugar señaladas intervenciones, la comitiva emprendió viaje de regreso a Ripoll.
Tres años más tarde -el 12 de julio de 1922- llegaba el ferrocarril a la población de La Molina. Poco después lo haría al último punto de nuestro territorio. El 22 de octubre de aquel mismo año e inmerso en un gran regocijo popular, el primer tren hacía su entrada triunfal en la estación de la capital de la Cerdanya. El ferrocarril había llegado, por fin, a Puigcerdà.
Además de la electrificación de la línea -contemplada desde un primer momento dado lo accidentado del recorrido- quedaba ya sólo pendiente el establecimiento del enlace internacional. Éste demoraría su puesta en servicio hasta 1929.
Los trabajos de construcción, dirigidos por el ingeniero jefe Josep Maria Fuster, entrañarían una complejidad extraordinaria, atendida la difícil orografía del terreno. Basta señalar la necesidad de construir más de 40 túneles, uno de ellos de carácter helicoidal y un desarrollo de 1.057 metros. En el interior del de mayor longitud (el de Toses, con 3.904 metros, se encuentra el punto más elevado de la línea, que es, a su vez, el de mayor cota de toda la red ferroviaria peninsular (1.494 metros)”