Vaya joyas.
Joaquín María Sanromá 1860 ( economista català, diputat a les Corts) de sus paisanos: "
Gimoteando siempre; siempre tan desatendidos, siempre tan melancólicos. Condición eterna de aquellas gentes: hacer la fortuna a pucheritos."
Laureano Figuerola (Calaf, Ministro de Hacienda) 1885 :
"La razón no está de parte de mis paisanos", "Hoy lo mismo que hace cuarenta años, presentan los mismos argumentos y las mismas amenazas [para] sacrificar el interés general de la nación a los suyos particulares" y para seguir levantando palacios gracias a la "acumulación de millones en sus bolsillos, sacándolos de los bolsillos de los demás españoles".
El ministro de Hacienda Pío Pita Pizarro, por ejemplo, lamentó en 1840
la gran influencia que los fabricantes catalanes tienen en el gobierno para sostener el sistema prohibitivo y de monopolio que tan enormes ganancias les produce a costa de la nación.
Diputado republicano Gumersindo de Azcárate:
Es gracioso en verdad esto de querer aflojar esos lazos cuando los atados somos nosotros y en beneficio de ellos. Estoy conforme con los proteccionistas catalanes en que, si sucede lo que estamos viendo, es debido al falseamiento del régimen parlamentario. Sí, es verdad; el deplorable estado de la política en nuestro país ha influido en esta cuestión, pero ha sido a favor de los fabricantes barceloneses.
Bueno y esto lo mejor para mi:
Por otro lado, los industriales catalanes fueron los más imperialistas, los más belicistas, los más esclavistas, los más patrioteros y los más férreos opositores a la concesión de la más leve autonomía administrativa y económica a las provincias de ultramar, así como los que más presionaron a los gobiernos para que gastaran hasta la última peseta y la última gota de sangre en
defensa de la integridad de la patria.
"¿Quién consumiría, Exmo. Sr., lo que Cataluña produce, si las Antillas dejaran de ser españolas?", escribieron al Gobierno cuando anunció en 1872 la
abolición de la esclavitud en Puerto Rico, temida por muchos como el principio del fin de las colonias.
Y cuando los cubanos pidieron en 1890 la suavización de la
presión arancelaria que garantizaba el monopolio del mercado ultramarino para la industria peninsular estrangulando la economía de la isla, los miembros de la patronal catalana, el Fomento del Trabajo Nacional, con su "corazón de españoles profundamente herido", les acusaron de "crimen de lesa nación". E incluso se permitieron amenazar así al Gobierno:
He aquí lo que en modo ninguno podemos permitir, y ¡ay del gobierno débil que lo admita, dejándose llevar de asechanzas de imponderable alcance!
No en vano el presidente Sagasta recordó en el parlamento al diputado de la Lliga Bartomeu Robert
la especial responsabilidad de Cataluña en el Desastre del 98:
¿Quién duda que Cataluña se ha hecho rica por España y con España? ¿Quién duda que, para hacerse rica, ha habido necesidad de concederla en las leyes ciertos privilegios que le han dado ventajas sobre sus hermanas, las demás provincias de España? ¿Quién duda que quizá el malestar de nuestras perdidas Antillas haya sido debido a la preferencia que daba España a Cataluña?
A lo que hay que añadir la inaudita felonía de Prat de la Riba escribiendo en noviembre de 1898, con la sangre de los caídos aún caliente, que si hasta ese momento gran parte de los productores catalanes se habían mantenido al margen del movimiento nacionalista se había debido a que "compensaban con los derechos de aduana los perjuicios que el desorden administrativo les causaba". Pero, una vez perdidas las colonias, ya no era negocio seguir en España, por lo que
ofreció a Francia la anexión de Cataluña.
Lo mismo sucedió en 1923 con una Lliga respaldando a Primo de Rivera; y en 1936 representando un papel muy destacado en el bando alzado, con
Cambó poniendo su fortuna a los pies de Franco, organizando el contraespionaje y propaganda nacional en Francia y encabezando el manifiesto de personalidades catalanas que exhortó a sus paisanos a que tomasen las armas "contra la barbarie comunista".
Y de ahí surgió el régimen al que sirvieron, entre otros muchos altos cargos catalanes,
veintitrés consejeros nacionales del Movimiento, ciento ochenta y siete procuradores en Cortes y una docena de ministros, entre ellos Pedro Gual Villalbí, ministro sin cartera con la única ocupación de defender los intereses de la oligarquía catalana sentado a la diestra del Caudillo. Ninguna otra región gozó de tan alto privilegio.
( Y los de los pucheritos se dicen perseguidos por el franquismo .... viven en la mentira propia de los hijos del nazismo alemán de los años 30)