Según el tipo de trabajo, se estiman que deben existir unos ratios mínimos de personal por habitante (médicos-enfermeros/habitante, funcionarios de prisiones/por habitante, policías/por habitante...); en el caso concreto de los funcionarios de prisiones, los ratios estaban ya muy lejos de lo deseable desde hace mucho tiempo.
Si no somos capaces de controlar a la población penitenciaria, vamos de mal en peor; así lograremos su reinserción en la sociedad, o que sencillamente los reos cumplan sus penas de una forma digna.
Si hay pocos médicos, profesores, policías, funcionarios de prisiones... y estamos de acuerdo en reducirlos aún más, no protestemos cuando nos hagan esperar cinco horas en el médico y quince meses para operarnos, que la guardia civil no venga al aviso porque hay una patrulla para ocho pueblos y además tiene tres avisos más, o que las cárceles españolas sean el lugar ideal para consumir droga y contagiarse de VIH.