Como siempre tocayo “corto y al pie”.
Todo lo que acabas de indicar es la base científica de la inversión moderna…y de momento no he encontrado nada que la contradiga.
Hace ya unos años comentamos sobre Sharpe, por ello y aunque los cuatro autores que has comentado son fantásticos, voy a completar la información sobre este, por si puede ayudar a nuestros compañeros de foro.
Sharpe resume sus consejos para el inversor particular, y esto último es importante, se refiere a personas como nosotros, no a instituciones como puedan ser los endowments de las universidades o de los grandes fondos de pensiones, aunque esto último cada día está menos claro y si no que se lo pregunten a Calpers sobre las virtudes de estos cuatro principios, siendo los siguientes:
1. Diversificar: Mediante unos pocos fondos indexados, evitando tener posiciones fuera del mercado o si se prefiere también, ya que la traducción de sus publicaciones no es de las mejores, evitar sobreponderar partes del mercado por preferencias, ya sean personales o externas…en definitiva y como ya se ha dicho aquí en repetidas ocasiones, índices lo más amplios posibles por capitalización bursátil, en el caso de las acciones.
2. Economizar: Muy pocos gestores pueden demostrar retornos constantes por encima de los índices y durante bastante tiempo como para justificar honorarios elevados y los que lo hacen nos remiten al cuarto autor al que hace referencia Valentín.
Para mí el caso más paradigmático e incompresible sea el de Jim Simons, pero seguramente a esta anomalía tenga la respuesta Bogle:”Lo que puede funcionar para unos pocos no puede funcionar para muchos”
En definitiva como decía Jack, lo gastos son conocidos pero las rentabilidades no lo son, por ello ahorrar en comisiones es básico.
3. Personalizar: Las circunstancias del inversor, como edad, capacidad de ahorro, estabilidad en sus ingresos, etc…, es necesario tenerlas en cuenta cuando se estructura una cartera de inversión.
4. Contextualizar: “…el precio de los activos y la elección de la cartera no son dos temas aparte, sino uno solo”. Por ello las proporciones de los diferentes activos que componen una cartera se han de analizar en función del ciclo económico si se prefiere se la situación económica….pero esto ya es “apostar” o si se prefiere salirse de la senda del piloto automático y es harina de otro costal….y seguramente lo más lógico sería la mayoría de la cartera estable y un 5 o 10%, dependiendo del tamaño de la misma, para las posibles preferencias (apuestas) del inversor…pero esto tampoco asegura una mayor rentabilidad en el largo plazo.
El estar constantemente analizando la cartera no creo que sea lo mejor para un inversor particular, intentando recalcular la proporción de los activos según parámetros externos para “afinar “las posiciones de la misma, ya sea mediante el PER de Shiller, EBITDA, rentabilidad por dividendo, etc…o incluso parámetros técnicos como la media móvil de 200 sesiones.
En resumen y como ejemplo de cartera sencilla para cualquier inversor recomienda la clásica 60/40, 60% del valor total de mercado de la cartera en acciones y 40% en bonos.
Saludos a todos y Valentín sigue ayudándonos.
Y para no perder las buenas costumbre una canción para el fin de semana.