¿Mejoraría nuestra economía ahorrando los fondos públicos destinados a eventos como los Goya?
La gala de los premios Goya representa una ostentación de lujo y frivolidad muy prescindible en los tiempos que corremos, mero remedo de los Oscars de Hollywood, pero con actuaciones y chistes que sólo aplauden unos pocos. Sin embargo, lo peor es que a través de la ultradeficitaria TVE y de las loterías de Estado, el montaje está financiado con fondos públicos (esos que no son de nadie, según la culta exministra Carmen Calvo, pero que salen directamente de nuestro bolsillo).
Para colmo, el cine español actual, con honrosísimas excepciones, causa la indiferencia del público. Su afán didactista y su insistente tergiversación ideológica, no convencen, pero tampoco sus tramas ni guiones.
Alguien debería cortar de raíz las ayudas económicas a este carísimo evento. Bien podrían pagarlo los mismos actores y directores que se autopremian con el dinero de todos.