Avalistas, los grandes olvidados del desastre hipotecario.
Últimamente se está hablando mucho de la dación en pago, concepto que crea mucha controversia y polémica. ¿Cada palo aguanta su vela, o todos aguantamos la de todos? A excepción de unos pocos, que no sólo no sujetan ninguna, sino que consiguen que los demás le sujetemos su candelabro particular. Pero el tema es que ¿Quién sujeta la vela del avalista? aquel que no sólo tiene que sujetar la suya propia, sino también la de su deudor.
Este colectivo, tan afectado como el que más, y de todos los posibles culpables es, sin duda, el que menos culpa tiene (matizar que no digo que no tenga ninguna) ¿Quién se acuerda de ellos? No tienen herramientas para negociar ya que todo el poder de acción lo tiene el deudor, no hay un movimiento social que les apoye directamente, así que son la manzana perfecta para el Banco. No tienen ni un sólo derecho, ni un sólo beneficio, y todas las obligaciones.
Los avalistas, son en general, personas con poca o nula capacidad de maniobra, pues están jubilados o muy cerca de la misma. Los que estén en paro, difícilmente podrán volver a trabajar nunca, y los jubilados, ya no pueden mejorar su posición. En plena burbuja, en el fervor inmobiliario, cometieron el error de confiar tanto en alguien (99% un familiar) que no se preocuparon de conocer las consecuencias reales de firmar un aval. Culpables por ignorantes o por confiar (en su deudor o en el banco), en cualquier caso, nunca disfrutaron del beneficio que han podido disfrutar los otros dos vértices del triangulo.
No soy avalista, ni deudor, ni mucho menos banquero, pero es algo que me afecta personalmente. Y lo que puedo decir, es que ese aval cayó por varios motivos: la ignorancia del deudor, la confianza del avalista y el engaño del banquero. El banquero utilizó palabras con el deudor como "ellos solo tienen que firmar para hacer más fuerza, pero no avalan con el piso", y el deudor lo comunicó a los futuros avalistas diciendo que así dejarían de avalar con su piso a la antigua hipoteca que era 6 veces inferior a la nueva que se va a firmar. Ni el deudor, y mucho menos los avalistas sabían que firmaban el peor aval de todos, el solidario. Menuda suerte, les estaba quitando del aval, pensaba orgulloso el deudor, y el banquero instaba, afirmaba y repetía, y los avalistas simplemente hacían un garabato en un papel.
Finalmente, el deudor se fue a su nuevo y resplandeciente piso, y el banquero se llevo un buen plus por la hipoteca vendida, y el avalista se fue a su pisito de toda la vida a tomarse unas tostadas con aceite.
Entonces, está muy bien intentar ayudar y proteger a los deudores desahuciados. Pero hay un paso que se olvida, y es que antes de rescatar a banqueros, o pretender rescatar a deudores, habría que haber rescatado a los avalistas.
El código de buenas prácticas no me parece ético, que se descarte la dación en pago sólo porque exista un avalista. Es imposible que semejante muestra de avaricia pueda tener algo que ver con la justicia.
Ellos llevan pagando meses, si no esto no se habría mantenido en pie dos años. Es verdad que merecen sufrir su error, merecen contribuir al pago de esa deuda, pero no a cualquier precio. Su primera vivienda debería estar protegida contra el desahucio, porque es donde el deudor irá cuando lo hayan echado a la calle, porque el banco ya tiene suficiente con embargar un piso como para meter mano también en lo que no le pertenece y porque su error no merece semejante castigo como la indigencia.
Un Saludo,