El tercer hilo ferroviario , el PP, el PSC , el PSOE que no se aclara Y el cutrerio politico de España

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Mientras esperamos a conocer el dictamen de la Comisión Nacional de la Competencia sobre la comunidad logística valenciana (con la tontería ya son más de dos años con el asunto y comienzan a oírse voces que señalan que la resolución es inminente porque se han pedido las cifras de facturación y ya sabemos todos para que quieren las facturaciones) ha saltado otra polémica que comenzó a fraguarse en plena canícula.
Unos disfrutaban de unos merecidos días de descanso cuando el Ayuntamiento de Tarragona anunciaba su intención de presentar un recurso contra las obras del Tercer Carril (o lo que nos podemos permitir del Corredor Mediterráneo) a su paso por el municipio. Según Josep Félix Ballesteros, alcalde de Tarragona, no se han cumplido con todos los preceptos legales para poder ejecutar el proyecto y su intención es seria y firme: paralizará el proyecto en los tribunales si hace falta.
Tras el anuncio, imagínense, el gobierno valenciano (a recordar que el Tercer Hilo/Tercer Carril nació en tierras valencianas y luego recogido por Fomento) se alzó en cólera y hasta cuatro portavoces reclamaron la rectificación del consistorio tarraconense. Por su parte, los empresarios valencianos volvieron a pedir la unidad de todos los agentes, económicos y sociales, por la puesta en marcha del Corredor. Y Ferrmed, como era de esperar, apostó por el Tercer Carril pero sin olvidar que el objetivo es optar al Corredor Mediterráneo como se pensó y trazó en origen; y reclamó con vehemencia que el gobierno central zanjara la polémica. Tras unos días, el problema pareció perder fuelle hasta silenciarse. Pero, ¡oh sorpresa! El fin de semana saltó a la palestra de nuevo y va a dar que hablar.
Por lo visto, el grupo socialista en el Congreso anunció a finales de la semana pasada que hará suyo el recurso presentado por el Ayuntamiento de Tarragona (por cierto, les comento por si no lo sabían que está gobernado por el PSC). Los socialistas confirmaron una triple iniciativa a favor del recurso de Tarragona que incluye la presentación de una proposición no de ley en apoyo al recurso. Esta decisión deja con el culo al aire a los socialistas valencianos que en agosto aseguraban que defenderían el Tercer Carril a muerte.
Para compensar, supongo, los socialistas añadieron que pedirán a la ministra de Fomento, Ana Pastor, que dé explicaciones y que presentarán enmiendas a la ley de los Presupuestos Generales del Estado para aumentar la dotación presupuestaria destinada al Corredor del Mediterráneo porque la Comisión Europea vigila si se cumplen los plazos de inversión y ejecución. Deben pensar que así no quedan mal con nadie pero, en mi opinión, quedan fatal con todos. No se puede decir que se tienen que agilizar los tiempos porque Europa está observando y, al mismo tiempo, provocar el retraso del proyecto ferroviario llevándolo a los tribunales y más para incluir cuatro proyectos locales que sólo beneficiarán a los habitantes de la ciudad de Tarragona.
Como era de esperar, el viceportavoz del PP en las Cortes Valencianas, Rafael Maluenda, acusó a los socialistas "de dar de nuevo la espalda a los valencianos por priorizar intereses partidistas que suponen trabas al Corredor Mediterráneo".
Así las cosas, de nuevo la polémica política enturbia un proyecto que debería contar con el apoyo de todos y más teniendo en cuenta los años que se ha estado peleando en Europa por su inclusión en las Redes Transeuropeas, y que, cuando eso sucedió, PP y PSOE reclamaron el logro como propio. Y, lo peor, si Tarragona tiene razón y los plazos legales no se han cumplido en los concursos de los tramos del Tercer Hilo ¿de quién es la responsabilidad? ¿A quién le interesaba la agilidad extrema en la adjudicación de obras? Los políticos han pervertido tanto la política que ya no podemos confiar en los funcionarios que tienen a su cargo. De hecho, es por el cutrerío al que los políticos nos tienen acostumbrados que al oír al alcalde de Tarragona decir que no se han hecho las cosas bien pensemos sin bochorno:
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"Pues, podría ser, me lo creo". Ahora toca esperar a los supuestos defectos de forma. El único problema es que tanto si es sí como si es no, se habrá perdido algo irrecuperable: tiempo