Protaurinos y antitaurinos se lían a pedradas en el toro de la Vega
La polémica acorrala al Toro de la Vega: detractores y partidarios se lían a pedradas
La fiesta de Tordesillas reúne a más antitaurinos y menos lanceros que el año pasado
Hemos venido a evitar un asesinato". Son las 10 de la mañana y Daniel, de 21 años, se agarra con fuerza a sus compañeras de protesta. Ha viajado desde Mallorca a Tordesillas (Valladolid) para intentar impedir que Elegido, un morlaco de 596 kilos, muera atravesado por lanzas de 40 centímetros de hoja y dos metros de mango. Daniel está en primera fila entre unos 300 antitaurinos, la mayoría mujeres, llegados de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante... con la misma intención. El pueblo está tomado por agentes de Guardia Civil y Policía Nacional que tardan casi una hora en romper por la fuerza un puzle de brazos y piernas y desenganchar al compacto grupo de detractores del Toro de la Vega que se ha sentado en el suelo y se niega a moverse. Enfrente, los protaurinos disfrutan la escena, inédita, como un inesperado y agradable preliminar del torneo. Así empezó este martes el polémico espectáculo.
“¡Cobardes! ¡Asesinos! ¡Paletos! ¡Todos somos Elegido!” gritan de un lado. “¡Perroflautas! ¡Guarras!”, le responden del otro. Los antitaurinos son más que el año pasado, reconoce el alcalde de Tordesillas, José Antonio González (PSOE). Los lanceros, en cambio, son menos. En 2013 se inscribieron 61. Ayer eran 45 (15 a caballo y 30 a pie). La polémica acorrala al Toro de la Vega.
El pregonero, el cómico Leo Harlem, se echó atrás. En Tordesillas algunos lo disculpan, asegurando que les dio plantón porque recibió amenazas de muerte. Otros juran no volver a reír nunca sus chistes. El humorista explicó que está “totalmente en contra del maltrato animal” y el Ayuntamiento tuvo que buscar a otro pregonero. “Lo acepté sin dudarlo”, explicaba ayer, feliz, el sustituto, André Viard, presidente del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas de Francia. Dedicó su pregón a atacar a PACMA, el partido animalista que el pasado sábado movilizó en Madrid a cientos de detractores del Toro de la Vega. “Detrás de su inmoralidad se esconde un peligro mortal para los fundamentos religiosos, éticos y filosóficos de nuestra civilización (...) No olviden que las primeras leyes de protección animal fueron aprobadas por los nazis”, dijo. “Tordesillas ha mostrado mucha humanidad, podía haber soltado el toro a las 11”, añadió este martes Viard refiriéndose al momento en que Elegido se hubiera llevado por delante a los 300 antitaurinos de la sentada.
Los detractores lograron que el toro viviera media hora más, el tiempo que se retrasó el inicio del torneo mientras les evacuaban por la fuerza. Pero en cuanto Elegido entró en campo abierto, taurinos y antitaurinos se liaron a pedradas. Alguien pidió una navaja para reventar neumáticos. Y para rematar la faena, otro provocó un incendio. El alcalde aseguró que el autor había sido detenido, que pertenecía al grupo de antitaurinos y que se le iba a caer el pelo porque el matorral quemado estaba en zona protegida. También anunció que denunciará a los que vertieron aceite en el recorrido.
Se tiraron piedras, pero ambos bandos están de acuerdo en una cosa: el Toro de la Vega viene de la Edad Media. Sus defensores utilizan ese argumento, el de la tradición, como su mejor baza. Los detractores, como la prueba del nueve: una costumbre medieval no tiene cabida en el siglo XXI. Izquierda Plural presentó una proposición no de ley para acabar con esta “barbarie”. El alcalde de Tordesillas pidió ayer a su partido que no la apoye.
Gerardo Abril, de 58 años, presidente de la fiesta, intentaba exponer con educación sus motivos. “Soy bisnieto, nieto, hijo y padre de lancero. Esto es un sentimiento y los sentimientos son tan difíciles de explicar como de entender”. Su pueblo, dice, es “víctima de “un linchamiento” de “fundamentalistas”.
— ¿Y lo del toro, no es linchamiento?
— No. Esto es un ritual de gente que ama la naturaleza. Nos gustaría que fuera [la muerte] a la primera [lanzada], pero tienen [los toros] la piel muy dura”.
Abril no entiende a los detractores y los detractores jamás entenderán a un hombre que disfruta tanto de esta fiesta que se ha dejado cornear por el toro de la Vega siete veces. “Me enteré de que habían derribado las torres gemelas el 12 de septiembre. El 11 estaba en el hospital”, dice recordando el torneo de 2001.
A las 12.30, Elegido cayó muerto pese a su prometedor nombre y sus 596 kilos. Había repartido cuatro cornadas y dejado un herido grave. Álvaro Martín, de 28 años, vecino de Serrada, le asestó la lanzada mortal y se dejó querer por mujeres que se acercaban a besarle. El otro premio fue una insignia de oro. Algunos dan por seguro que podrá repetir en 2015. Otros, como Ángel Garzas, desplazado desde Valencia, o Enrique, desde Valencia, creen que esta fiesta “tiene los días contados”.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/09/16/actualidad/1410853368_972805.html