Parece que lo único bueno que han hecho los argentinos en su historia fue el envío de trigo y maíz a la España deprimida de los 40´s. Pero ni eso fue tan bueno, pues lo que en realidad hizo Evita Perón, que hasta el 45 que se casó con Juan Domingo, no era Perón sino Duarte, fue enviar a España los excedentes de producción que la buena climatología de aquellos años, junto a las oportunidades de la segunda guerra mundial les había permitido acumular. Fue como que en casa, -imaginemos-, a la parienta se le va la olla (nunca mejor dicho) y hace lentejas para tres semanas.
-Ché, y ahora quién se banca tres semanas morfando lentejas, boluda!!! Dijo Juan Domingo. -Qué se sho viejo, mandémoselas a los gallegos!!
Y así fue como Juan Domingo y Evita mandaron los excedentes de producción a España, evitando que cayera el precio del maíz y el trigo por la sobreproducción, y de paso y sin percatarse, rompiendo el aislamiento en el que el mundo mantenía al régimen de Franco por su anterior relación con el eje, entre otras cosillas.
Muchos años después, otra mujer de un expresidente argentino, conocida como “La Kirchner” menos carismática que evita, aunque bastante más zorra y despiadada, expropia, a lo loco, empresas de capital español como Repsol, un fondo del BBVA, Agbar, Aguas del Valle, y echa a Marsans de Aerolíneas argentinas.
Que debamos algo a los argentinos es un mito. Es más, nadie en el mundo les debe nada, pues bastante hacemos ya con soportarlos por donde van; y más a la monja de la tele, a la que España le ha dado un permiso de residencia para que ejerza su religión, y en agradecimiento, la cansina se ha sumado como un argumento más al disparate secesionista, un ejemplo de lo que es engañar a las personas aprovechándose de su investidura.
Van a tener que parir muchísimos Messis para compensarnos…e igual no alcanza.