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Encuesta para las generales

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Encuesta para las generales
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Encuesta para las generales
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#2851

Re: Encuesta para las generales

Buenas tardes, a continuación les pongo el escudo de la comunidad de Madrid, espero que nadie se moleste si considero que Madrid es una comunidad autónoma castellana, y recuerdo que siempre ha formado con Castilla La Mancha, la histórica Castilla La Nueva, las cuales fueron separadas durante la transición bajo el sagrado principio de divide y vencerás

 

Resultado de imagen de Escudo de la comunidad de Madrid

Significado. Los dos castillos representan la vinculación madrileña con Castilla y su posición en medio de "las  dos Castillas". Las  siete estrellas están tomadas del escudo de la ciudad de Madrid y hacen referencia a la constelación de la  Osa Mayor.

Asi  mismo el color rojo carmesí inunda los escenarios en los que la Comunidad de Madrid está presente desde que la región se convirtió en una Comunidad Autónoma. Pese a su independencia de Castilla, este color no es más que una reminiscencia de su pasado castellano, ya que castellana es la historia y la ascendencia de la provincia

#2852

Re: Encuesta para las generales

Si hacemos un poco de historia (sin fakes), no hubo nada de "divide y vencerás", lo que hubo es que ni Castilla La Mancha quería juntarse con Madrid (para que luego se metan con los catalanes). Finalmente obligaron (no fue voluntario) a Madrid a constituirse en comunidad autónoma y así resultó el experimento: por decirlo suave y en plan castizo como seguramente te gustará: "ni chicha ni limoná"

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#2853

Re: La encuesta más fiable

Halago querrá decir (que nivelazo).

Insultando es incapaz de enhebrar algo inteligente.

Un saludo

#2854

Re: La encuesta más fiable

Siento el error es que ahora lo dicto por voz y entonces algunas veces sale alguna falta de ortografía

#2855

Re: Encuesta para las generales

No voy a perder mucho tiempo, en ello, pero la separación de MADRID de su entorno natural Castilla La Nueva, fue una de las condiciones que nacionalistas catalanes y vascos pusieron para aprobar la miserable constitución española, e integrarse por un tiempo en el desarrollo autonómico. A continuación un texto de Yesca, que  deja bien claro, la miserable partición en dos de Castilla La Nueva, algo parecido a lo que se hizo en el Norte, con Logroño y Santander, rodear al País Vasco de autonomias uni provinciales pequeñas, sin fuerza demográfica ni económica, que no le hiciese la competencia al Páis Vasco

Pese a los intereses del capital y del españolismo.

Categoría: textos-castilla

MADRID ES CASTILLA

Este ya pasado 2 de mayo se ha llevado a cabo, un año mas y ya hacen 25 desde 1983, la celebración de eso que las elites burguesas y liberales (con la complicidad, una vez mas, de los partidos pseudoproletarios) llaman el "día de la comunidad de Madrid".

Celebrando el alzamiento del pueblo madrileño el 2 de mayo de 1808 contra las tropas imperiales de Napoleón Bonaparte, de la que además este año se cumple el 200 aniversario.

Una fecha que las elites han tenido que usar para utilizarlo como un "hecho diferencial madrileño", como si la rebelión no fuera generalizada ya no solo en todo el estado español y portugués, si no en todo el continente europeo en aquellos años en que los diferentes pueblos europeos luchaban con la misma firmeza y voluntad contra el bonapartismo que lo hacia también el pueblo madrileño.

Y han tenido que usar estas argumentaciones para tratar de crear una inexistente identidad madrileñista totalmente separada y autónoma del resto de su marco natural que es y ha sido siempre Castilla. Unas elites que ya no solo cuestionan la castellanidad de Madrid, si no que para ello no tienen ningún problema en ocultar, engañar y tergiversar la historia (como solamente los fascistas saben hacerlo) para tratar evitar a toda costa que el pueblo madrileño, a través de la historia, la simbología, la cultura, el folclore...conozca su verdadera identidad castellana y cuestione, no ya solo la preeminencia absoluta de aquellos que la oprimen ( la cámara de comercio neoliberal, los políticos burgueses.....) sino esa ansiada unidad de mercado que tratan de imponer al conjunto de pueblos que componen el estado español a través de disgregar y separar a las diferentes culturas existentes.

Concretamente, en el caso de Madrid esa labor por disgregar, confundir y mentir a todxs lxs madrileñxs ha sido bastante clara en una serie de aspectos que, a pesar de que los políticos y su escuela de historiadores oficialistas hayan intentando ocultar y manipular, no han podido ocultar a todo el mundo, por la preeminencia en la historia y en la memoria de un serie de aspectos que configuran la mas que evidente y obvia castellanidad de la actual provincia de Madrid.
Concretamente eso se puede ver en los aspectos; histórico-económicos, simbólicos y culturales, donde las evidencias de la identidad castellana de Madrid no se pueden ocultar.

A nivel histórico-económico;

Las evidencias aquí de la castellanidad de Madrid son bastantes y en todos los aspectos.
El 25 de febrero de 1983 se constituye formalmente la Comunidad Autónoma de Madrid, formada por los territorios de la antigua provincia de Madrid desde el siglo XIX. Políticamente se crea un ente totalmente autónomo a las “dos castillas” (al igual que en los casos de Rioja y Cantabria), y a través del decreto ley del 23 de diciembre de 1983 se completa esta autonomía con la promulgación oficial del escudo, bandera e himno de la Comunidad de Madrid, de lo cual hablare mas tarde.

Ello, sin lugar a dudas, supone todo un despropósito y una patada a todo libro o manual de historia de Castilla que se precie, ya que asienta la inauguración por primera vez en la historia de una entidad madrileña totalmente autónoma, separada y al margen del resto de comarcas castellanas.
Madrid, jamás ha sido un ente autónomo y separado, sino que desde el año 1085 (siglo XI) en que el rey Alfonso VI de Castilla toma Madrid y su alfoz a las tropas musulmanas queda totalmente integrado en torno a los territorios de la Corona de Castilla y las comarcas castellanas, quedando formada como villa formalmente en el año 1123 (s.XII).
Allí queda Madrid totalmente integrado en el proyecto político castellano durante todo el periodo medieval, llegando a obtener voz propia en las cortes castellanas.

Un ejemplo de ese compromiso político que tendrán lxs madrileñxs y su identificación con Castilla será sin lugar a dudas la Guerra de las Comunidades de Castilla.
Así pues, con la llegada a Castilla del rey Carlos de Gante, hijo de Juana de Castilla, se produce un gran malestar en las ciudades castellanas, siendo Madrid una de ellas aunque por aquel entonces no la mas destacada de todas ellas.
Lxs castellanxs, cansados de ver como se despreciaba su identidad a favor de los flamencos a los cuales se les concedían todos los privilegios, viendo como se ignoraba directamente el castellano como lengua y viendo como los recursos económicos de Castilla iban a ser usados en beneficio de los proyectos imperialistas de Carlos en el sacro imperio, muestran abiertamente su malestar al emperador en diversas ocasiones.
Una de estas serán las cortes de Santiago de Compostela del 1 de abril de 1520 donde un gran número de procuradores de ciudades castellanas se niegan a concederle el servicio al emperador Carlos. Entre ellas, el procurador de Madrid o de Toledo muestra abiertamente su rechazo a los planes imperialistas y salen en defensa del pueblo castellano. Así, Madrid como ciudad castellana defiende a los territorios de Castilla y muestra su enérgico rechazo a los proyectos imperiales.

Sin embargo, lxs castellanxs viendo que todo esto resulta inútil, deciden entrar en comunidad y forman juntas locales posteriormente coordinadas en la Santa Junta de Castilla, formada por ciudades castellanas y contra el imperialismo y de las cuales la junta de Madrid será una de ellas, liderada por el líder comunero castellano y madrileño Juan de Zapata.
Juan de Zapata, natural de Madrid luchara junto con los líderes comuneros al mando de un ejército castellano de madrileños por toda Castilla, mientras Madrid se convertían en la principal fortaleza y bastión comunero castellano de la meseta central junto con Toledo más al sur.
Zapata estará presente en la Junta de Tordesillas (Valladolid), luchara con los lideres comuneros con el batallón madrileño en Segovia y posteriormente participara activamente en la toma de Torrelobaton y en la batalla de Villalar el 23 de abril de 1521, siendo posteriormente acusado y condenado por el emperador.
Como vemos, madrileños fueron quienes lucharon en la guerra y madrileños murieron en Villalar, a pesar de que nuestras elites digan que Madrid nada tiene que ver ni celebrar ese día, y lo localizan solo como algo típico de Castilla León. Este debería ser también el día de todxs lxs madrileñxs.

Madrid luchara en todo momento al lado de sus hermanas castellanas, formara junta local, luchara contra los reales, levantara fortalezas y barricadas y mandara refuerzos a otras ciudades castellanas para sostener la rebelión comunera. Con la derrota comunera de Villalar, Madrid será asediada y tomada por los imperiales el 15 de mayo de 1521 tras casi un año entero de rebelión comunera.
Ello, que ha dejado su huella en la memoria y en algún símbolo visible hot en día (calle carretas, puerta del sol…) sin embargo en rara ocasión es descrito en los libros de historia de lxs estudiantes madrileños, ocultando no ya solo la fervorosa adhesión de Madrid a la rebelión comunera y asamblearia, si no la gran identificación de Madrid con el proyecto político castellano de forma incuestionable, como vemos, ya desde el siglo XVI.

Posteriormente el rey Felipe II trasladará la capital del estado a la villa de Madrid en 1561, lo cual a pesar de convertir a buena parte del casco viejo en la corte real, no le quita lo mas mínimo su identidad castellana y Madrid aunque ya con tratamiento especial como villa y corte, sin embargo sigue formando parte del proyecto político de Castilla del que forma parte integrante.
Con el paso del tiempo Madrid que aunque ve crecer su tamaño por las constantes remodelaciones, sin embargo sigue asociado a Castilla y ello quedara demostrado en el siglo XIX.

En 1808 y en el contexto de la invasión imperialista de todo el continente europeo por parte de Napoleón Bonaparte, el pueblo madrileño como tantos otros pueblos a lo largo y ancho de toda Europa se subleva contra el imperialismo francés. Este hecho, que las actuales elites burguesas tratan de vendernos como algo diferencial y típico del madrileño y lo convierten como el día autonómico de Madrid. De esta forma mientras que muchas regiones europeas si participaron en el alzamiento napoleónico (lo cual no convierte a los madrileños en algo característico) no todos participaron en las comunidades castellanas del siglo XVI y a pesar de ello, se nos impone este día y no el 23 de abril de 1521 como el día de Madrid.
En dicha guerra y concretamente en la provincia castellana de Madrid lucharon grandes guerrilleros progresistas como Juan Martín Diez El Empecinado, que será el primero en recuperar los ideales comuneros en toda Castilla y concretamente en Madrid donde tomara parte de agrupaciones clandestinas de inspiración comunera y desde donde extenderá la guerrilla castellana.

Posteriormente de la guerra y con el ascenso al trono del ultra absolutista rey Fernando VII, el malestar de los liberales (muchxs de ellxs integrantes de proyectos comuneros) dan un golpe de estado el 1 de enero de 1820 que instaura el Trienio Liberal, en un contexto donde se extiende el liberalismo progresista y se recuperan los ideales castellanos y sobretodo a los Comuneros.

En ese contexto se realiza la primera reforma territorial de 1822 la cual deja a Castilla de la siguiente manera;
Castilla La Vieja; Ávila, Burgos, Logroño, Palencia, Santander, Segovia, Soria, Valladolid.
Castilla La Nueva; Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara.

Como vemos una vez, se coloca a Madrid como parte integrante de las comarcas castellanas y concretamente de esta región denominada Castilla La Nueva identificada con las tierras al sur del Eresma.

No obstante, por si eso fuera poco argumento, se vuelve a hacer, esta vez en la regencia de la reina Maria Cristina de Borbón en 1833 una nueva división territorial por provincias y regiones que es la que ha pervivido casi intacta hasta nuestros días y donde se deja a Castilla de la siguiente manera:

Castilla La Vieja; Ávila, Burgos, Logroño, Palencia, Santander, Segovia, Soria, Valladolid.
Castilla La Nueva; Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara.

Es decir, exactamente igual y con Madrid como parte integrante de las llamadas dos castillas que ahora nuestros políticos, cínicamente, tratan de vendernos como foráneo o extraño a lxs madrileñxs como una línea de conexión autónoma entre “las dos castillas” cuando vemos que hasta 1983 ello no ha sido así y Madrid estaba perfectamente integrada e identificada con el marco comarcal castellano.

No obstante, y a pesar del empeño de nuestros políticos de ocultarnos la historia real y castellana de Madrid, esta sigue reservándonos nuevos hechos igual de curiosos, por si fuera poco.
Con el transcurso del siglo XIX y con lxs madrileñxs integrados popularmente en el marco castellano, Madrid como capital vive gran cantidad de sucesos políticos en el conflictivo reinado de Isabel II y culturales con el enriquecimiento del folclore popular madrileño.
Así llegamos al año de 1868, momento en que tras 30 años de reinado reaccionario de Isabel II (emulando a su padre) lxs castellanxs al igual que todxs los pueblos del estado estallan cansado y hartos de este reinado en la llamada Revolución Gloriosa de 1868.
Con ello, se abre un periodo progresista que desembocara en la I Republica y con ello los debates sobre la forma del estado.

En ese momento, los partidarios de un estado republicano y federal que recogiera y garantizase la identidad de las diversas naciones del estado se ponen en marcha para elaborar sus proyectos políticos, como la Constitución de Antequera, o el mas conocido Pacto Federal Castellano del 15 de junio de 1869, el cual tendería a ahondar en el ideal progresista contrario a las políticas reaccionarias, pero sobretodo tendería a asentar el reconocimiento político del marco territorial y nacional de Castilla como parte integrante del estado federal. Allí ya están presente las 17 provincias de Castilla, dividas en Castilla La Nueva y Castilla La Vieja, sin mas, y donde tras concluir con un “la sangre de Padilla, Bravo y Maldonado corre por nuestras venas y el ardimiento de que guardan memoria estos pueblos de las comunidades castellanas...” se puede observar una firma concretamente que nos interesante que es: “Representantes por Madrid: Mariano Villanueva, y Antonio Merino”

Como vemos una vez más, la identificación de Madrid con el proyecto político de Castilla es, históricamente, incuestionable de todo punto de vista.
Así pues, Madrid siguió integrada en la región de Castilla La Nueva durante todo el siglo XIX y XX donde los madrileños, a pesar del crecimiento cada vez mayor de la villa de Madrid siguieron integrados.
Como anécdota histórica de esta identificación en general de Madrid con el ideal castellano o tendríamos en la guerra civil.
Con el golpe de estado de los fascistas del 18 de julio de 1936, la villa castellana de Madrid que era capital y fiel a la II Republica organizado de forma espontánea el llamado “Batallón de los Comuneros de Castilla”, con sede en la calle Fomento, 11 en la ciudad de Madrid y que estuvo compuesta por antifascistas con orígenes en toda Castilla y madrileños también, y que posteriormente lucharía con gran arrojo al lado de milicias anarquistas en la defensa de Ciudad Universitaria, o la lucha de los federalistas castellanos por obtener en pleno auge del nacionalismo un estatuto político de autonomía para Castilla.

Como vemos, en todas partes y en todas épocas históricas, la identificación de Madrid con castilla y con los ideales castellanistas han sido incontables y nadie nunca dudo de la pertenencia histórica natural de Madrid en el entorno comarcal castellano.

Y así llegamos al año 1975 cuando, una vez muerto el dictador fascista Franco, se inicia todo un debate en profundidad (como en 1822 o 1833) sobre como organizar la división territorial del estado español ante la cercanía de la proclamación de una nueva constitución política.
Ello sitúa a Madrid no obstante en un contexto diferente a épocas anteriores ya que, si bien Madrid permanecía integrada en la región de Castilla La Nueva desde 1833 el crecimiento económico brutal de la ciudad experimentada en los años 60 y 70 cambiaran totalmente la perspectiva.
Así cuando surgen los debates de crearon del marco autonómico de Castilla le llega el turno a Madrid. Inicialmente la idea de integrar a Madrid en el marco natural al que pertenecía desde el siglo XIX, rebautizado ahora como Castilla-La Mancha era bastante obvio, pero los debates en los que participarían políticos del PCE y del PSOE decidieron que la capitalidad de Madrid y su potencial económico requerirían crear condiciones especiales a Madrid dentro de C-LM y se decidió su separación total de Castilla y su constitución como comunidad autónoma en el pleno de Manzanares el Real de junio de 1982, aun sin unos símbolos distintivos siquiera y con las prisas de crear la comunidad autónoma cuanto antes para así evitar debates mas profundos.

Como vemos, una comunidad impuesta desde arriba por los políticos, rompiendo en unos días con toda una tradición histórica y cultural de 9 siglos desde su creación como pueblo, y usando como argumentos evidentes e incontestables hechos (ser Madrid la capital del estado) que ni el mismo Felipe II se le paso por la mente para segregar a Madrid de su marco territorial castellano natural.
Y ello con el objetivo de crear una entidad autónoma, pequeña y perfecta para ser explotada de forma bestial por parte de quienes desde entonces ostentan todo el poder de esta artificial comunidad autónoma. Una comunidad potenciada por los empresarios y capitalistas, basta ver los esfuerzos y el empeño que en ello pusieron la cámara de comercio de Madrid que se evidencia no ya solo en todo un bombardeo de propaganda desde 1983 para vender las peculiaridades identitarias de los madrileños y que han convertido a la ciudad de Madrid en su feudo particular, lo cual se evidencia no ya solo en el hecho de ser gran parte de la ciudad una autentica maquina de hacer dinero y de lujo ( colon, barrio de salamanca, zona de azca, zona norte en general…) gracias a la expansión económico brutal desde los años 80 si no también evidenciado en otro de los grandes bastiones del neoliberalismo madrileñista que ha encontrado en Madrid toda una mina de oro; el mercado inmobiliario ha convertido a las clases comerciales y financieras en toda una burguesía privilegiada que llena a la ciudad y en general a toda la comunidad de interminables casos de corrupción y delitos fiscales. Para eso querían una comunidad, su comunidad, donde poder hacer dinero a sus anchas sin la competencia de otras provincias.
 


A nivel simbólico:

Y para ello se vieron obligados, como digo, a crear una hasta ese momento inexistente identidad madrileñista como ente autónomo separado e independiente de Castilla nombrando a la comarca castellana lo menos posible y bombardeando a propaganda e historia reinventada a todxs lxs madrileñxs.
Simbólicamente, esta idea se nos ha vendido a la perfección a partir del famoso decreto ley del 23 de diciembre de 1983 donde se ponen las bases simbólicas de la nueva identidad madrileña.

Una bandera que, en palabras de sus creadores “es roja carmesí, indicando con ello que Madrid es un pueblo castellano y que castellana ha sido su historia formada en muchos casos por pueblos que pertenecieron a comunidades castellanas”

Un escudo donde el fondo rojo carmesí, según sus creadores sirve de base a “dos castillos de oro que recogen el más característico símbolo castellano, pretensión de Madrid de ser lazo entre las dos castillas”

Y un himno totalmente absurdo, inventado por Agustín García Calvo (supuesto apatrida que, sin embargo, no dudo en dotar de himno a algo totalmente inventado) del cual la amplísima mayoría de lxs madrileñxs desconocen totalmente su existencia y cargado de fuertes dogmas y prejuicios segregacionistas con estrofas estelares como:

“Y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!

Así pues, han tenido que inventarse toda una propaganda, difundida hasta la saciedad al menos en el escudo y la bandera por políticos, cámaras de comercio, bancos, escuelas, universidades….con el objetivo de en, 25 años, borrar 9 siglos de historia castellana en Madrid e imponer deprisa y corriendo una nueva identidad totalmente desconocida hasta entonces por lxs madrileñxs.

Ello con el objetivo de seguir mintiendo sus privilegios políticos y económicos, mantener su unidad de mercado y evitar de esa forma un cuestionamiento político de la idea de España intentando crear en esa nueva comunidad autónoma un autentico caldo de cultivo ultra nacionalista y ultra españolista sin precedentes en la historia.
Dando una de cal y otra de arena, integrando los símbolos castellanos históricamente vinculados a Madrid para contentar a los sectores críticos, pero metiéndole un significado totalmente segregacionista y autonomista.


Conclusión:

Como conclusión vemos, pues, que Madrid ha sido históricamente y durante 9 siglos una provincia encuadrada dentro del marco territorial, político y cultural en Castilla.
Históricamente Madrid ha estado ligado a todos los procesos políticos de Castilla, desde su incorporación al reino castellano en el siglo XI, pasando por las guerras comuneras, las divisiones territoriales, el pacto federal, los proyectos castellanistas…siempre ha estado estrechamente vinculado a nivel popular con la idea castellana.

Culturalmente la identidad madrileña es profundamente castellana.
En su lenguaje castellano por excelencia.
En su folclore popular, en la música con las seguidillas, rondones, mayos, danzas, jotas…con las dulzainas, el arrabel, flauta, tamboril…usos musicales cultivados a lo largo de toda castilla y en los que en Madrid tiene amplia presencia en sus fiestas y costumbres populares.
En su gastronomía con los cocidos, sopas, gachas, quesos, rosquillas….
En su arquitectura, que aunque cada vez mas escasa por la enorme avalancha urbanística de la oligarquía capitalista para borrar todo rastro de costumbre popular, aun hoy se puede ver a lo largo y ancho de Madrid muestras claras y evidentes de una arquitectura madrileña profundamente castellana, con sus caserones, plazas, calles, corrales…de los cuales alguno rincón de Madrid ciudad, y pueblos de la periferia (Chinchon, Manzanares, Alcalá, Aranjuez, Colmenar, Sierra…) son buenos ejemplos de arquitectura y edificación típicamente castellanas, a lo cual el madrileñismo segregacionista únicamente puede aportar la cultura del cemento, ladrillo y hormigón

Como vemos, pues, la identidad histórica, económica y cultural de Madrid ha estado, está y estará siempre ligada a Castilla como realidad histórica a la que pertenece y de la que de alguna forma nunca ha dejado de vincularse.
Por eso, a todxs los que interesadamente quieren desvincular a Madrid de Castilla para convertirla en su bastión económico, y político y mantener así su unidad política y de mercado, a todxs esos que nos ocultan nuestra verdadera historia e identidad y tratan de vendernos una realidad que no es nuestra, que nos ha sido impuesta por la burguesía neoliberal desde arriba…a todos ellxs, hoy más que nunca:


MADRID ES CASTILLA, PESE A LOS INTERESES DEL CAPITAL Y DEL ESPAÑOLISMO

Yesca- Juventud rebelde

 

#2856

Re: Encuesta para las generales

¿A quién le importa lo que diga un cantamañanas? Aprende a dar argumentos personales sin escudarte en el primer mindundi que se dedica a esparcir porquería y odio.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#2857

Re: Encuesta para las generales

Madrid siempre se ha sentido superior a Castilla, como cuando Felix Barderas Basaldua nacido en Andalucía, conquistada también por los castellanos, renuncia a sus humildes origenes y se siente madrileño y en el centro del universo conocido.

Madrid solo ha empobrecido y subyugado con su Centralismo imperialista a Castilla como cuando los reyes historicamente utilizaban sus hombres e impuestos para gastarlos fuera.

Ningún prepotente madrileño (menos alguien que renuncia a sus origenes) está capacitado para hablar en nombre de Castilla y menos tergiversando la realidad.

Calvo Sotelo de recuerdo ignominioso consideró en 1981 que en Madrid son "muy chulos (castizos) para mezclarse con la chusma".

http://www.congreso.es/constitucion/ficheros/leyes_espa/lo_006_1982.pdf

Un saludo

#2858

Re: Encuesta para las generales

Buenas noches, si usted lo dice, yo juraría que en Madrid, se cumple el dicho castellano de nadie es más que nadie, por cierto me sorprende por su comentario que el artículo de YESCA no le ha gustado y ¿ Quien cojones es el tal Félix?, en su casa le conocerán porque en la mía no, 

Saludos castellanos y comuneros

#2859

Re: Encuesta para las generales.El ocaso de los dioses

Cifuentes se pone intensa en Instagram con el Dos de Mayo: «Yo solía gobernar el mundo».

La ex presidenta regional no acude a los actos institucionales de la Comunidad de Madrid pese a estar invitada, pero publica en la red social su felicitación con una canción de Cold Play que revela su estado anímico

https://www.abc.es/espana/madrid/abci-cifuentes-pone-intensa-instagram-mayo-solia-gobernar-mundo-201905030128_noticia.html

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Hay muchas teorías sobre el significado de esta canción, entre ellas que habla sobre Luis XVI y la revolución francesa, y he estado investigando, y por lo que he leído todo encaja perfectamente. En mi opinión una de las mejores canciones que existen.

Viva la Vida- Coldplay (Subtitulada al español)

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Mala Rodríguez - Quien Manda

Un saludo

#2860

Re: Encuesta para las generales

Buenas noches, extraordinario artículo que explica con claridad y sencillez el proceso por el cual,  Castilla paso de ser potencia mundial a la más extrema postración, el autor del sensacional artículo se olvida que todo empezó un 23 de Abril de 1521, Entre paréntesis

(Las dañinas consecuencias de la costosísima y prolongada política imperial de la Monarquía constituyen, seguramente, el factor que más contribuyó al desplome económico castellano del largo siglo XVII. Aquellas fueron ubicuas, económicas, políticas y sociales, y actuaron tanto a corto como a largo plazo. Para mantener la hegemonía política y militar en Europa, y defender el patrimonio dinástico, los Austrias acrecentaron sus bases fiscales, elevando tributos y creando otros nuevos, a fin de ampliar su capacidad de endeudamiento. Por ese camino, Felipe II había acumulado deudas equivalentes, a finales del siglo XVI, al 60% del PIB español, porcentaje que debió de crecer sensiblemente, al descender este y agrandarse aquellas, al menos hasta la Paz de los Pirineos de 1659.

La Corona de Castilla soportó el grueso de una escalada fiscal que, iniciada en el último cuarto del siglo XVI, cuando la economía castellana trasponía su cénit, alcanzó el suyo en 1630-1660, coincidiendo con el fondo de la depresión. Su primer crescendo, en la década de 1570, perturbó el comercio, aumentó la fragilidad de muchas economías campesinas, acosadas por el alza de la renta de la tierra, y empobreció a las clases urbanas, cuyas subsistencias ya venían encareciéndose. Imperturbables, la nobleza y el clero, total o parcialmente exentos de cargas fiscales y partícipes en las rentas reales, siguieron ingresando hasta fin de siglo abultadas rentas territoriales y diezmos, y vendiendo sus frutos a precios crecientes, con lo que se acentuó un intenso proceso de redistribución del ingreso en contra de la mayoría de los castellanos. Cuando las cosechas cayeron abruptamente en las décadas de 1580 y 1590, descenso propiciado por un cambio climático desfavorable que se sintió en toda Europa, las vías hacia la recesión y la contracción demográfica quedaron expeditas.

Desde 1600, los perniciosos efectos de la política imperial se multiplicaron por varios caminos.

- La escalada fiscal dependió de impuestos que gravaban el tráfico comercial y el consumo, recaudados por las autoridades municipales (en 1577, aportaron la mitad de los ingresos tributarios de la Monarquía; en 1666, el 72%). En núcleos pequeños, el recurso a repartimientos, según el número de yuntas o el volumen comercializado por vecino, perjudicó singularmente a los labradores que poseían las explotaciones más productivas y orientadas al mercado. En ciudades y villas, donde las cargas tributarias tendieron a concentrarse, la proliferación de exacciones sobre el consumo, especialmente de vino, aceite y carnes, deprimieron la demanda de tales artículos, ya menguante por el descenso demográfico y la concentración en el pan del gasto en alimentos efectuado por unos consumidores con menos medios. Ello, como muestra el gráfico 2, potenció orientaciones productivas contrarias a las actividades agrícolas y ganaderas más productivas, rentables y mercantilizadas, favoreciendo el cultivo de cereales, que ganó peso relativo, y el autoconsumo. Las manufacturas urbanas, por su parte, con su demanda deprimida por el desplome de las ciudades y el empobrecimiento de sus habitantes, afrontaron, al encarecerse numerosos productos básicos, la consiguiente tendencia al alza de los salarios.

Los Austrias se apoyaron en nobles y oligarcas, relegando al mundo urbano

- La Monarquía presionó a las haciendas municipales imponiendo donativos y servicios extraordinarios con creciente frecuencia, y la compra, obligada para evitar que cayesen en otras manos, de jurisdicciones y baldíos enajenados del patrimonio real. Aquellas se endeudaron y promovieron dos arbitrios muy dañinos: el despliegue de una fiscalidad propia, añadida a la regia mediante recargos locales de los tributos que gravaban el consumo, y el arriendo o venta de notables porciones de tierras municipales, hasta entonces de aprovechamiento comunal. Lo uno avivó la escalada fiscal y lo otro, al encarecer el sostenimiento del capital animal de las explotaciones agrarias, entorpeció aún más su desenvolvimiento. Estas, pese al fuerte descenso de la renta de la tierra desde 1595 o 1600, no salieron de su postración. Ello evidencia el radical empobrecimiento de muchos campesinos, y sugiere que, si la caída de las rentas territoriales (exigidas en trigo y cebada), pese a su magnitud, guardó proporción con la del producto cerealista, estas conservaron parte de su potencial para bloquear la recuperación del cultivo durante mucho tiempo.

- La almoneda del patrimonio regio y la presión sobre las haciendas locales tuvieron otra vertiente: lograr la colaboración de la nobleza y, más aún, de las oligarquías municipales para movilizar el descomunal volumen de recursos requerido por la política imperial. A nobles e hidalgos, la Monarquía les pagó desprendiéndose de rentas, vasallos, jurisdicciones y cargos, lo que reforzó el poder señorial. A las oligarquías locales, consintiendo que aumentasen su poder político, su autonomía en asuntos fiscales y su control sobre los terrenos concejiles; así, sus miembros lograron que sus patrimonios eludiesen la escalada fiscal e, incluso, consiguieron ampliarlos con comunales privatizados.

- A cambio del apoyo de las élites, los Austrias renunciaron a ampliar su autoridad, y ello tuvo dos efectos adicionales de capital importancia.

De un lado, una fiscalidad más heterogénea y una soberanía más fragmentada, con más agentes con prerrogativas para intervenir en los mercados y los tráficos, incrementaron los costes del comercio y bloquearon la integración de los mercados en el ámbito de la corona. En este sentido, el enésimo arbitrio de los Austrias para allegar recursos, la manipulación de la moneda de vellón, que perdió toda la plata que contenía y fue sometida a bruscas alteraciones de su valor nominal, generando correlativas oscilaciones de los precios, hizo más incierto el comercio y hundió la confianza en el signo monetario.

De otro, el progresivo control de la nobleza y las oligarquías locales sobre las tierras concejiles, la mayor reserva de pastos y suelos cultivables, aumentaron su interés por el ganado lanar, especialmente desde 1640, cuando volvieron a crecer los precios de las lanas exportadas. Grupos poderosos con intereses distintos (fuese participar en el negocio ganadero o restaurar los niveles de las rentas territoriales) hallaron entonces un objetivo común: obstaculizar el acceso de los campesinos y sus arados a dicha reserva de labrantíos. Ya entrado el siglo XVIII, cuando la población castellana se fue acercando a los máximos de 1580, este frente antirroturador constituyó un freno de primer orden a la expansión del cultivo.

En suma, las múltiples y destructivas secuelas de la política exterior de los Austrias que las regiones castellanas padecieron entre 1570 y 1660, ahondaron y prolongaron la depresión, primero, y obstaculizaron después, durante décadas, la recuperación. Esa política originó una formidable succión de recursos que dañó principalmente a los labradores acomodados, los artesanos y los comerciantes, a las actividades productivas más mercantilizadas y al mundo urbano, reorientando a la economía castellana por un rumbo poco propicio para el crecimiento económico. Hacia 1700, apenas se atisbaban signos de recuperación en los campos y ciudades del interior, los más esperanzadores se habían desplazado hacia el Norte y el Mediterráneo, y el grupo de cabeza de la economía europea estaba un poco más lejos.

Este apretado recorrido por la Castilla del siglo XVII ofrece dos lecciones de actualidad. Una, que no hemos aprendido, subraya la conveniencia de mantener separados megalomanía y gasto público. La otra, que quizá aún podamos atender, concierne al reparto social del coste de las crisis económicas. La negativa de los más ricos y poderosos a soportar una parte proporcional a sus recursos, no solo atenta contra la justicia (o el bien común, en términos del siglo XVII); también deprime la economía. El incremento de la desigualdad, en solitario, no estimula el crecimiento; únicamente generaliza la pobreza. Y ambos juntos pueden alargar una recesión y bloquear por largo tiempo la recuperación posterior.)

José Antonio Sebastián Amarilla es profesor titular de Historia Económica de la Universidad Complutense

#2862

Re: Encuesta para las generales

HA TRATADO ESPAÑA MAL A CATALUÑA?

 

Es un argumento muy común entre el nacionalismos catalán, independentista o no, el hecho de pensar que España los ha maltratado y se ha aprovechado de Cataluña. La carta escrita por la antigua profesora de lengua catalana en la escuela, Àngela Ferrater i Mató, que envió a su ex-alumna, la diputada del PP Alicia Sánchez-Camacho, expresa bien este argumento:

 

(…)"el Gobierno central ha hecho y hace mal a Cataluña: carreteras olvidadas, mientras se construyen en muchos lugares menos necesitados, trenes tronados, persecución de nuestra lengua...(…) un pueblo (…) que no se merece el trato que desde Madrid se le está dando.(…)"

 

Cuando un castellano lee la historia de este país se encuentra con una desagradable sorpresa. Los monarcas españoles no trataron mal a los catalanes pero si discriminaron negativamente a castellanos y andaluces. Les explico:

 

En el 1518, un extranjero que no hablaba el castellano, se corona como rey de España, Carlos I, partiendo de nuevo para ser coronado como Carlos V del imperio sacro-germánico, no sin antes haber elevado significativamente los impuestos a los castellanos para sufragar sus gastos del viaje y el nuevo imperio. Se rebelaron el campesinado y burguesía, los únicos a los que afectaba la carga tributaria, y fueron brutalmente aplastados por los nobles, los Tercios que trajeron de Italia y la inestimable ayuda de vascos y navarros. Solo el virrey de Navarra, Antonio Marique, envió entre 400 y 500 soldados al mando de su hijo, que se unirían junto a otros muchos nobles navarros a la alta nobleza castellana para combatir las revueltas comuneras. Se cortó las cabezas de todos sus líderes, y hoy en día, el 23 de abril de cada año se celebra el día de la derrota de los comuneros en Castilla y León, día de su Comunidad.

 

Estos hechos llevaron, en palabras de Gonzalo Martínez Díez, catedrático de Historia del Derecho Español, 1976, a "más de dos siglos (época austracista) donde el peso fiscal de la Monarquía se vuelca casi exclusivamente sobre Castilla, sistemáticamente exprimida... por los desproporcionados impuestos de los que se verán libres los otros reinos…”. Y lo cierto es que hasta mediados del s. XIX, Castilla sufriría aún una carga fiscal irritantemente superior a la de los otros reinos.

 

El desequilibrio fiscal por habitante en contra de la Corona de Castilla con respecto a la de Aragón varió entre cifras de un 400% superior en 1553, a un 838% en 1623 y hacia 1833, si cada castellano pagaba 29,5 reales, los de la corona de Aragón pagaban 11,5. Decía Quevedo en verso que “En Navarra y Aragón no hay quien tribute un real; Cataluña y Portugal son de la misma opinión; Sólo Castilla y León, y el noble pueblo andaluz, llevan a cuesta la cruz”.

 

Cien años más tarde después de las revueltas comuneras, estando España inmersa en la guerra de los Treinta años, habiendo casi vaciado la vetas de las minas de oro y plata en América, y viendo que los Castellanos y Andaluces ya no podían sufragar los gastos de la guerra, se le ocurrió al Conde Duque de Olivares aplicar a la Corona de Aragón algunos de los impuestos que ya pagaban los castellanos. Y puesto que los castellanos contribuían también con sus hombres a los ejércitos reales, obligó al reclutamiento de cinco mil soldados catalanes para hacer la guerra dentro de Francia. No fue esta buena idea. Un campesinado que nunca fue dócil, sufriendo como el resto de los reinos los efectos de las malas cosechas, hambre y epidemias, hartos de los abusos de los Tercios, entre los que, además de aragoneses y castellanos, había otros extranjeros de diferentes religiones, y hartos de la opulencia de una burguesía y nobleza catalana enriquecida por el comercio mediterráneo que nunca mostró interés por sus problemas, no aceptarían tales imposiciones. En 1640, se produce el conocido levantamiento de los segadores al grito de “Visca el rei d´Espanya i muiren els traidors!”, asesinando y saqueando a soldados reales y nobles y burgueses catalanes. La idea del entonces presidente de la Generalitat, Pau Claris, para evitar las imposiciones de Olivares, fue hacer de Cataluña una república independiente bajo la protección de Francia. Peor idea aún. Cataluña fue el campo de batalla entre Francia y España, después los españoles se retiraron por diez años. Irónicamente, los catalanes padecieron lo que habían intentado evitar: sufragar el pago de un ejército y ceder su administración a un poder extranjero. Su soberano ahora sería el rey Luis XIII de Francia. Los catalanes descubrieron que las tropas francesas eran bastante peores que los Tercios españoles, y fueron sometidos a toda clase de vejaciones por ellas.

 

Aquello terminó en una guerra civil entre catalanes realistas y secesionistas, y para cuando los catalanes conspiraron contra Francia para inclinar la balanza de nuevo hacia el rey español, la delicada situación de España en la guerra de los treinta años acabaría con la pérdida de Portugal y de todos los territorios que a está se la permitió conquistar en America durante los 60 años de pertenencia al imperio, la pérdida de la hegemonía de España en Europa y la perdida de los territorios catalanes del Rosellón, el Conflent, el Vallespir y parte de la Cerdaña que pasaron a Francia.

 

Felipe IV, nunca tomo represalias contra los catalanes por estos sucesos, siguió manteniendo sus fueros y privilegios fiscales y fueron perdonados. Los jurados catalanes pedirían al rey Felipe IV ser aceptados "por los humilísimos y fidelísimos vasallos de Su Real Magestad (…) asegurándose V. Magestad que sacrificamos y sacrificaremos siempre nuestras personas, vidas y haciendas al Real servicio de V. Magestat".
 

Los reyes españoles aprenderían bien la lección y por 200 años seguirían manteniendo importantes beneficios fiscales sobre la Corona de Aragón. Emiliano Fernandez de Pinedo, de la universidad del País Vasco, explica textualmente que: "desde una perspectiva exclusivamente fiscal, la aportación de las élites catalanas a la Corona (española) en el siglo XVII fue escasa en momentos normales y solo se incrementó coyunturalmente por motivos bélicos, sin que se llegase nunca al nivel contributivo de la población castellana.

Parece que esto ayudó a que los catalanes se convirtiesen en grandes patriotas y adeptos a la casa real de los Austrias. Posiblemente esto fue uno de los motivos para que en la guerra de Sucesión, una guerra entre las naciones europeas que evitaban acumular todo el poder de las coronas francesa y española bajo un mismo monarca, los catalanes, como en 1652 habían jurado a su rey, el Habsburgo Felipe IV, derramaban su sangre ahora por el pretendiente de la casa austriaca, Carlos de Habsburgo. Otro motivo más realista, fue el interés que sintió la Diputación de Barcelona, en este caso de la mano de Antoni Peguera y Doménec Parera, sobre los privilegios que les ofrecía el Archiduque Carlos sobre el puerto de Barcelona para comerciar con América. Aún cuando Felipe V, además de respetar sus fueros y leyes, les otorgó también los privilegios más generosos en 100 años, estos decidieron romper unilateralmente y en secreto el trato con el rey Borbón, introduciendo a Cataluña en la guerra de Sucesión en el bando de Inglaterra y los países germanos. El pregón de Rafael Casanova es muy llamativo e incoherente con cualquier interpretación secesionista de este episodio histórico:

“protestando por todos los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida patria y por el exterminio de todos los honores y privilegios [recibidos] quedando esclavos con los demás engañados españoles, y todos en esclavitud del dominio francés.

Pero hay que confiar en que todos, como verdaderos hijos de la patria amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre por su rey, su honor, por la patria y por la libertad de toda España”.

 

Afortunadamente Casanova se equivocó y Felipe V, a pesar de abolir los fueros de la Corona de Aragón, e instaurar el castellano en todas las instituciones del estado, mantuvo las instituciones y leyes civiles que se desarrollaban en catalán, y los catalanes no fueron objeto de venganzas y represalias. Rafael Casanova, logró huir disfrazado de fraile hasta que pasado el tiempo y el peligro, solicitó y obtuvo el perdón del rey, muriendo viejo y habiendo ejercido toda su vida de abogado.

 

Sabiendo ahora de estos acontecimientos, me resulta curioso no haber oído nunca a nadie decir que perdimos Portugal por culpa de los catalanes pero sí lo contrario con respecto al Rosellón. Del mismo modo me pregunto si el público de la ofrenda de flores a Casanova, o del Camp Nou en el minuto 17:14, alguna vez habrán leído sobre estos hechos cuando gritan: “independencia”. 
 

#2863

Re: Encuesta para las generales

España, entendida como un territorio, no puede maltratar a nadie (salvo quizás cuando hay sequía o inundaciones). 

España, entendida como unos millones de ciudadanos, en general honrados y trabajadores aunque con numerosas excepciones, no ha maltratado mal a nadie salvo cuando ha sido obligada por los sinvergüenzas de arriba. Esos sí que han maltratado a troche y moche a Catalunya y a muchos más.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#2864

Re: Encuesta para las generales

Castilla, una nacionalidad histórica

JUAN PABLO MAÑUECO

 

 

Castilla y León, 750 años de unidad (Parte I)

 

EN ESTAS FECHAS SE ESTÁ CONMEMORANDO el 750 aniversario de la unión definitiva de Castilla y León, acontecimiento de importancia singular, que condujo a la única opción posible tras una entrelazada historia anterior, prácticamente imposible de deslindar puesto que estuvo entreverada en todo momento.

La unión definitiva surtió efectos desde el 11 de diciembre de 1230, momento en que, a la muerte del rey Alfonso IX de León, tanto su esposa Teresa como sus hijas, Sancha y Dulce renuncian a cualquier derecho sucesorio a la corona leonesa, a favor de quien ya era rey castellano desde trece años antes, Fernando III, hijo del fallecido rey leonés y de la reina de Castilla, Berenguela, que había abdicado del trono castellano a favor de su hijo Fernando en 1217.

Se consolidaba de esta forma la unidad de dos reinos tan vinculados entre sí –entonces, antes y después de esta fecha unificadora- que desde el 711 (es decir, desde la invasión árabe) hasta ese momento del siglo XIII tan sólo habían estado separados políticamente ochenta años y aún así más bien por motivos meramente coyunturales, puesto que compartían una misma casa real, la castellana.

Tales separaciones, básicamente, cuando las hubo, se fundamentaron en el sentido patrimonial de los reyes castellanos, que entregaban el reino secundario (el de León) al segundogénito, reservando el reino más pujante (el de Castilla) al primogénito y primer heredero.

Un común origen gótico-hispanorromano-prerromano norteño

 

AL PRODUCIRSE EL REPLIEGUE hacia el norte de los restos del reino visigodo, confluyeron en las tierras montañosas del Sistema Cantábrico sucesivas capas de pobladores hispano-romanos y visigóticos, que, dando cohesión, a los primigenios pueblos autóctonos de la zona, constituyeron el fermento de los núcleos de resistencia allí creados.

El principal componente de esta fusión es el elemento visigótico recién llegado, junto con el componente hispano-romano, sin cuya intervención no puede entenderse el deseo de re-conquistar y de re-poblar hacia el sur, lo que ya antes había sido por ellos conquistado y poblado. La patria central y sureña de España que había quedado en su memoria colectiva y en sus narraciones orales y escritas.

 

En la zona montañosa y marítima de Santander, Burgos y Palencia fue mayor la presencia del estamento visigótico popular y el de la nobleza media, mientras que la nobleza alta visigoda se asentó con preferencia en la zona asturiana.

La importancia del componente godo, ya romanizado en religión e idioma, en el nacimiento de Castilla puede comprobarse no sólo en la raíz germánica de los patronímicos de los primitivos castellanos (Fernando, Rodrigo, Gonzalo…), sino también en la de los topónimos (empezando por la ciudad de Burgos, cabeza de Castilla, o de Santander, el San Emeterio o Sant Emeter, mártir hispanorromano del siglo IV que daría origen a la principal ciudad de la costa castellana).

 

Asimismo, las formas más genuinas de expresión de la cultura de Castilla son de origen visigodo, por ejemplo, el origen de la épica castellana está en los cantos históricos del pueblo godo, como demostrara en su día Menéndez Pidal.

También se aprecia esa influencia goda en las formas organizativas como el derecho consuetudinario, en la institución visigótica de los “gudzman” –hombres buenos o jueces populares- de donde viene el apellido actual Guzmán, la propiedad comunal de montes, pastos y bosques, la asamblea decisoria de todos los hombres libres, que se transformaría en los futuros concejos abiertos, etc.

 

Para León, junto a la misma presencia de godos populares, hay que señalar una mayor incidencia de la alta nobleza goda, más romanizada, que prefería regirse por las normas jurídicas jerárquicas de la cultura romana más que por las más tradicionales e igualitarias costumbres visigodas que iban a ser preferidas en la primigenia Castilla.

Esta mayor presencia de un estamento elevado en León que en Castilla, pero dentro de un mismo componente étnico o pueblo, regido por una muy similar escala de pensamiento, es lo que hará aparecer tensiones sociales fratricidas –nunca nacionales o de pueblos distintos- en el interior del reino de León.

 

Tales disensiones se aprecian particularmente en la parte del mismo que comenzará a denominarse, a partir del año 800, como “Castella”, todavía como una denominación geográfica –“los castillos”, por la gran abundancia de pequeños castros o castillos defensivos que en los pasos montañosos se fueron erigiendo-, y poco después ya como designación política.

 

Una parte de esta epopeya castellana se puede leer en el largo poema narrativo que aparece en el libro: “Castilla, este canto es tu canto” (2015)

 

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2016/09/07/castilla-este-canto-es-tu-canto-la-historia-de-castilla-desde-el-siglo-ix-al-xxi-en-liras/

 

En el siglo VIII, el duque de origen godo Pedro de Cantabria se apresura a ponerse a las órdenes de don Pelayo, reconociéndole como su rey y señor natural, con lo cual todos los habitantes de la futura Castilla pasaban a ser regidos –más o menos efectivamente- desde Asturias.

 

Por el contrario, en el siglo X, un noble rural, Fernán González, pero muy eficaz en la lucha contra los invasores musulmanes y muy querido por el pueblo castellano, aprovecha las discrepancias con la corte real para emparentar con la familia del rey y para convertir el condado de Castilla en hereditario, con lo que se acentúa el carácter singular de lo castellano.

 

Hacia la unificación bajo el predominio de Castilla

 

EL MOMENTO DECISIVO QUE CONVIERTE el anterior Condado de Castilla en núcleo primordial de la unificación castellano-leonesa, bajo el predominio del nombre del antiguo condado dependiente, tiene lugar en el año 1037.

En este año, Fernando I de Castilla, ante la pretensión de Bermudo III de León de ocupar la Tierra de Campos palentina y vallisoletana (tierra de disensión entre ambas partes, pero que ya había sido castellana desde la época condal) derrota y da muerte al rey leonés en la batalla de Tamarón.

Con ello se extingue la Casa Real leonesa, y Fernando, conde de Castilla, toma el título de rey y se titula a partir de entonces Fernando I de Castilla y de León, dando origen a la Casa Real castellana, que reinaría sobre ambos territorios, aunque por conveniencias familiares fueran repartidos y separados entre sus hijos hasta el advenimiento definitivo de Fernando III, el Santo, que pondría fin a esta anomalía de disgregación a capricho del monarca.

La Transierra de Castilla, luego Castilla la Nueva

 

DESPUÉS DE FERNANDO I, sucesivos reyes, bien conjuntos de Castilla y León (Alfonso VI y Alfonso VII), bien específicos de Castilla (Alfonso VIII, porque Alfonso VII volvió a cometer el error de repartir los reinos entre sus diversos hijos) extendieron la reconquista hacia el sur, cruzando definitivamente la Cordillera Central.

 

De esta forma se consolida la presencia de Castilla en el antiguo reino musulmán de Toledo, y se logra que Sigüenza, Guadalajara, Madrid, Toledo, Cuenca, pasen a ser conocidas como la Transierra castellana (la Castilla que está más allá de la Sierra o Sistema Central) y posteriormente como Castilla la Nueva.

 

En efecto, el 25 de mayo de 1085 tiene lugar la capitulación de Toledo ante Alfonso VI de Castilla y León (ciudad la toledana en la que se formaría un poderoso Común o Comunidad, propietario en conjunto de los llamamdos Montes de Toledo hasta el siglo XIX, según la más genuina tradición comunal castellana, lo que garantizaba unos ingresos mínimos a todos los comuneros de las Comunidades de Castilla), y con ello entra a formar parte de Castilla todo el extenso reino toledano.

 

La consolidación de la reconquista castellana al sur de la línea del Tajo tendrá lugar con Alfonso VIII, rey exclusivo de Castilla (a principios del siglo XIII), aunque la forma de repoblación de estas tierras manchegas ya no fue mediante labradores y hombres libres como en la Castilla Vieja o en la Transierra.

 

El cambio de los tiempos –dos siglos que habían dado lugar a una sociedad más jerarquizada-, las duras condiciones para vencer en la batalla de las Navas de Tolosa a los almohades (en 1212) y la falta de potencial demográfico de Castilla hizo que la repoblación de las tierras del sur de Castilla la Nueva se llevase a cabo preferentemente por las Órdenes Militares castellanas, con una menor libertad de los campesinos que la repoblaron de lo que había sido común en la Castilla más norteña.

 

Ello explica la abundancia de numerosos pequeños núcleos de población en los pueblos de la Transierra castellana (allí donde los repobladores decidían asentarse, libremente) frente al escaso número de municipios, pero de tamaño grande del sur de Castilla la Nueva (allí donde las Órdenes Militares decidían que se asentasen sus vasallos).

 

Juan Pablo Mañueco

#2865

Re: Encuesta para las generales

Hay encuesta para Navarra de CIES. 
NA+ 34,7%(18/19) 
GB 17,6%(9/10) 
PSN 17,1%(9) 
EHB 13,9%(7) 
POD 8,4%(4) 
IE ?(1/2) 
VOX 3%(1) 

Fuente: usuario ISnew.

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