De Mariano Rajoy se dicen muchas cosas en el PP, hasta que tiene piel de rinoceronte en vez de elefante, según reciente definición de Angela Merkel. Pero la mayoría coincide en una : “es buena persona”, "se ocupa de su gente” y “nunca deja a nadie tirado”. Este jueves en Valencia, un solo asistente al funeral de Rita Barberá le hizo esta pregunta directa: "Ay Mariano, ¿cómo la habéis dejado caer?”.
Seguramente no sabía esta persona que en septiembre, apenas siete semanas antes de su muerte, Rajoy había llegado a un pacto con Barberá “satisfactorio” para ella: su rehabilitación y su regreso por la puerta grande al PP una vez que el que el Tribunal Supremo la exonerara, según fuentes conocedoras del acuerdo entre el presidente del Gobierno y la senadora fallecida.
La letra pequeña de este compromiso no escrito fue gestionada hace siete semanas por María Dolores de Cospedal, la secretaria general del partido. Este jueves, Cospedal ha estado en Valencia con Rajoy y con un grupo de amigos personales de Barberá en el PP: la mujer de Rajoy, Elvira Fernández; la presidenta del Congreso, Ana Pastor; Celia Villalobos, diputada por Málaga, y los ex ministros Ana Mato y José Manuel Soria.
MEDIDA PROFILÁCTICA
El pasado 14 de septiembre, cuando el Tribunal Supremo se declaró competente para investigarla por blanqueo de dinero, Barberá se resistió con todas sus fuerzas a abandonar el partido, pero Rajoy y Cospedal la convencieron de que era, sobre todo, una “medida profiláctica” para protegerla la ella primero y al PP también.
A Barberá le costó mucho aceptar la salida de su partido, su casa desde hacía 40 años si contamos los tiempos en los que el PP era Alianza Popular. Pero lo hizo porque confió en la palabra de Rajoy, el amigo al que ella ayudó a aupar en el difícil Congreso de Valencia de 2008. “Rajoy no iba a dejar caer a una mujer que no ha cambiado de estilo de vida jamás”, señalan las fuentes consultadas. “Cospedal se encargó de las technicalities, de ver la mejor forma de hacerlo”.
El 20 de octubre, cuando el Supremo finalmente la imputó, en el PP pudieron argumentar que Barberá ya no era miembro del partido. Esa fue la línea utilizada, por ejemplo, por Soraya Sáenz de Santamaría, cuyo caso ha sido recordado este jueves por aquellos que han defendido la actuación de los vicesecretarios. Pablo Casado, Andrea Levy, Javier Maroto y Fernando Martínez Maíllo: que los cuatro insistieron en la necesidad de que Barberá saliera lo antes posible “porque el partido se nos caía de las manos”.
DEFENSA DE LOS VICESECRETARIOS
Otra línea de defensa de los vicesecretarios es que ellos fueron más duros porque eran ellos “los que tenían que poner la cara por Barberá”, cosa que no les ocurrió, por ejemplo, con José Manuel Soria.
En el caso de Maroto, había “enfrentamiento personal” con Barberá porque ella había hecho comentarios peyorativos acerca del viaje del vicesecretario a Eurovisión. Los defensores de los vicesecretarios mantienen que ellos quedaron como "los malos" tras la muerte de Barberá, pero que todos- desde Santamaría hasta Alfonso Alonso pasando por Feijoo- se aprovecharon del “cortafuegos” impuesto por ellos en torno a la senadora imputada.
Hace dos años, también en septiembre, Barberá se dejó convencer de nuevo por Rajoy. Fue cuando ésta decidió no presentarse por séptima vez a la alcaldía de Valencia el 24 de mayo de 2015. Lo ha desvelado este jueves Mayrén Beneyto, ex concejala de Cultura del ayuntamiento. Barberá se presentó, y el 24 M se acabó su magia: el PP sufrió un descalabro al perder la mitad de los concejales y la luz de la superalcaldesa comenzó a extinguirse lentamente.