El Gobierno catalán en el exilio, llamado a ser el "ariete de la ruptura democrática", corre el peligro de convertirse en un auténtico fracaso. El llamado
Consejo de la República, con sede en Waterloo y presentado en octubre de 2018 en el Palau de la Generalitat con "honores de Estado" para Carles Puigdemont, lejos de conseguir complicidades internacionales, se ha estrellado contra las instituciones europeas, que han puesto freno a los actos de propaganda del expresidente y Quim Torra.
De la Asamblea de Representantes, una especie de "parlamento paralelo" que debía reunirse dos veces al año nada se sabe. Y sobre Fórum Social Constituyente solo se conoce la creación de un consejo asesor que ha permitido colocar a nombres de relumbrón --Lluís Llach, Beatriz Talegón…--, pero que dejó claro en su momento que su cometido no era elaborar una Constitución catalana.
PDeCAT y la UE cortan el grifo
Fuentes soberanistas aseguran que las vías de financiación de ese gobierno paralelo de Puigdemont ya no dan más de sí. Cuenta con las donaciones de los altos cargos de la Generalitat, empresarios patrióticos y los pagos realizados hasta ahora por PDeCAT, formación que más allá de su enfrentamiento con la Crida, el partido creado por el de Girona, también atraviesa por problemas económicos y se plantea cerrar el grifo. Para colmo de males, la UE se resiste a inscribir en su registro de grupos de interés (lobbies)
CATglobal, un chiringuito con apariencia de asociación con sede en el mismo chalet de Waterloo --su alquiler está valorado en 4.400 euros al mes-- que pretende captar fondos europeos para la actividad antiespañola del expresidente.
Asimismo, el número de inscritos en el supuesto Consejo de la República está lejos del millón que Carles Puigdemont puso como condición para activar ese órgano. A razón de 10 euros por persona registrada,
el Gobierno paralelo habría recaudado unos 10 millones de euros. Sin embargo, a última hora de la tarde de ayer, la
página web del consejo contabilizaba solo 59.102 inscritos. La marca Waterloo genera hartazgo en los miembros del núcleo duro de Puigdemont, que son los únicos que se atreven a desplazarse a Bélgica, pues, según esta fuentes, "las visitas al expresidente se han convertido en una especie de suplicio. Puigdemont se muestra iracundo y cada vez sale menos del chalet de Waterloo".
Carles Puigdemont en un castell frente a su casa de Waterloo / TWITTER
Contra las instituciones españolas y europeas
Sale, eso sí, para participar en actos o conferencias que aprovecha para arremeter contra el Estado y, más recientemente, contra la UE.
Las instituciones europeas han tomado nota de los coqueteos del dirigente independentista con Rusia, enemigo de la UE, y con los ultras flamencos, los únicos que le rinden pleitesía a modo de estrategia electoral, ya que están hundidos en las encuestas y en mayo se celebrarán elecciones federales y europeas en Bélgica.
La respuesta al pulso de Puigdemont se ha traducido en el
veto a la conferencia que debía pronunciar junto a Torra el pasado lunes. Y lo que es más importante, pues impacta en la línea de flotación de las tesis secesionistas: la UE ha cuestionado el carácter pacífico del movimiento que lidera Puigdemont.
Rivalidad "delirante" con Junqueras
Todo esto ocurre en pleno juicio del 1-O, el último cartucho que tienen los separatistas para internacionalizar el conflicto. "Puigdemont sabe que es el
juicio de Oriol Junqueras, que es quien se sienta en el banquillo, mientras que él sigue fugado y que no le está sacando el rédito esperado", indica un diputado secesionista.
La rivalidad entre el presidente de ERC y Puigdemont está adquiriendo tintes delirantes. Ambos han entrado en una competencia sobre el número de visitas que recibe uno en la cárcel y otro en Waterloo. "Cuando los periodistas suben a Bruselas se les obliga a ver por separado a Puigdemont y a Toni Comín", el exconsejero de Salud y diputado de ERC, también fugado.
Hoteles más modestos
Ante esta situación, el equipo de Puigdemont prepara un gabinete de crisis en forma de asamblea para reconducir el Consejo de la República. Se barajan como fechas probables los días 6, 7 y 8 de marzo. Pero a diferencia del lunes, cuando el expresidente y Torra eligieron el hotel Steigenberger Wiltcher’s --el más caro de Bélgica-- para pronunciar su conferencia, parece que el cónclave independentista tendría lugar en el hotel Thon, más modesto. El "Gobierno en el exilio" se aprieta el cinturón.
Mientras tanto, el cuartel general del independentismo en Waterloo se ve cada vez más relegado a escenario de los actos folclóricos patrocinados por la Assemblea Nacional Catalana (
ANC), lo que supone una doble humillación, ya que esta entidad ha sido muy crítica con la poca efectividad del Consejo de la República, pero endosa a Puigdemont visitas de entidades sardanistas, casals y agrupaciones locales que quieren rendir tributo al "presidente legítimo". "Puigdemont se pasa el día haciendo vídeos de esbarts y dansaires y recibiendo a empresarios de la Cataluña interior que financian su exilio", explican funcionarios europeos.