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Catalunya - España 2018...cosas que pasan

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#362

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Has pegado todo el periódico ¿y ahora que?.....claro...el de mañana.

Y así todos los días.... Haztelo mirar..... Que no se entere nadie, que se rien de ti...jajajaja...

#363

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

BiBa Tabarnia

 

#365

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Uno de los memes que circulan por las redes sociales en apoyo a Tabarnia.

#366

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Lo único que Franco tenía limpio en vida era el culo. Ahora, más de cuarenta años después, lo han metido en la colada y nos lo van a sacar blanco e impoluto. Sin centrifugar. Hasta tal punto funciona el blanqueador óptico, que los hijos del dictador han puesto a la venta el emblema de la extorsión practicada por su familia sobre el pueblo español, el Pazo de Meirás, que se publicita con imágenes del hombre que robó la libertad a este país por la fuerza, leyendo como un vejete cualquiera el periódico y tomando el desayuno. Casi como si hubiera sido una persona. Como si no revolviera la cucharilla sobre la humillación y el dolor y el miedo de muchas familias. La voz del NODO, que aún es para muchos oídos sinónimo de opresión y mentira, incluso para los míos que aún tuvieron que oírla antes de que empezara la sesión infantil de un cine provinciano, se explaya traducida al inglés para intentar sacar otros ocho millones de euros más del oprobio.

Ocho millones. Es la cifra que los Franco -en cualquier país decente les hubieran explicado que es posible cambiarse el apellido por causa grave en el Registro Civil- han largado para que llegue al oído de quien corresponde. Y no son, aunque así lo simulen, los inversores extranjeros. No hay posibilidades reales de que el Pazo de Meirás sea adquirido por un millonario excéntrico. No sólo porque en la mayor parte del mundo sí está estigmatizado el nombre y la figura del golpista que abocó a España a una guerra fratricida, en la que amagaron por primera vez, y como gran ensayo, las fuerzas fascistas y sus oponentes, sino porque no hay comprador que suelte la tela por un bien cuya titularidad es dudosa y, por tanto, lo son las facultades para transmitir la propiedad. Ha venido como agua de febrero, el informe jurídico encargado por la Diputación de Pontevedra en el que se llega a la conclusión de que la transmisión de la propiedad del Pazo a Franco es jurídicamente muy dudosa como poco.

 

Así que cualquier extranjero romántico de fascismo que quisiera hacerse con el edificio debería de saber que sobre él se ciernen dudas jurídicas -suficientes como para arriesgarse a perder su dinero- y la catalogación como Bien de Interés Cultural que le obligaría a abrirlo cuatro veces al mes a las visitas. Un chollo, vamos. La mejor forma de dar salida a ocho millones de euros perdidos. Es evidente que los Franco están señalando a las administraciones públicas para que pasen por caja y les larguen en cash unos milloncejos. Tal decisión no puede producirse. El dinero extorsionado al pueblo no puede volver a ser comprado con dinero público.

Pero mientras, la lavadora sigue el programa largo para obtener una especie de sábana santa del dictador del palio. Hasta donde sabemos, el KGB ha reconocido haber incinerado en abril de 1970 los restos de Hitler que se habían enterrado, junto con otras personalidades de su régimen, en Magdeburgo. En esa ocasión, los restos del dictador nazi fueron incinerados y arrojados al río Biederitz para que jamás pudieran ser encontrados y convertida su localización en lugar de peregrinación. Aquí, en pleno siglo XXI, los eurodiputados han de ser invitados a contemplar las flores frescas que yacen sobre la tumba del tirano, bajo metros de hormigón y cúpulas construidas por presos políticos represaliados por él mismo. Un sarcástico monumento a la humillación de las víctimas arrebatas a la tierra para tener que servir de coartada a su masacrador.

Es terrible pero en esta España del siglo, existe aún una gran parte de la población a la que tal circunstancia no le incomoda. Paréceme que hasta que no consigamos llegar al mínimo consenso de que este país fue privado de libertad y de derechos por la fuerza y sometido durante cuarenta años a una dictadura oprobiosa y vergonzante, no conseguiremos llegar a acuerdos serios en nada más. No es aceptable que un partido de gobierno se niegue a asumir una realidad que le pesa en el ADN. No hay excusas. No hay heridas que se reabran sino heridas en los vencidos y acallados y represaliados que jamás se han cerrado. No hay explicación moral alguna para destinar dinero público a repatriar los cuerpos de los españoles que fueron a luchar junto a los nazis, con la cruz gamada y el juramento de fidelidad al Führer, y no los haya para sacar de las cunetas a los soldados republicanos y a los represaliados. No porque no empatice con los familiares de los divisionarios, sino porque creo en los derechos de memoria de todos. Algo que a los populares no les sucede.

Pero puede hacerse. En los últimos años en Navarra han conseguido revertir el oprobio de tener enterrados en una cúpula gigante a los dos generales golpistas del 36, Mola y Sanjurjo. Este último, doblemente golpista. El obispo de Pamplona dio la autorización para que fueran exhumados de la basílica y entregados los restos a sus familias que les dieron sepultura privada donde desearon. Este mismo camino deben seguir los restos del dictador. No pueden seguir en un lugar preeminente descojonándose con risa de ultratumba de los más de veinte mil cuerpos robados para darle cobertura. Un eurodiputado lo ve clarísimamente. Es una situación inaudita en la Unión Europea. Cierto es que en las democracias del continente se estudiaba historia y, entre ella, la de la conflagración española que fue el germen y la siembra de todo el horror que la siguió.

Sólo nos quedaría por ver un anuncio del conocido detergente utilizando unas imágenes en negro con la cancioncilla de la época: “porque su mujer lo lava con Ariel” mientras el dictador pasa revista con su níveo uniforme de gala de marino. Cualquier cosa. Nada es imposible.

Hace falta otro gobierno y hace falta que no sea sensible a las presiones de los poderes fácticos, como al parecer lo fue el de Zapatero, cuando no dio el paso de solucionar de una vez por todas esta situación inaceptable. Eso o que Europa, último escalón de nuestra esperanza, nos dé un toque definitivo al respecto.

Si no, Franco acabará tendido cara al sol como gustaba en nuestro futuro para siempre como un cadáver impoluto para que las generaciones venideras se vean abocadas a repetir el pasado. Parece ser nuestra condena.

http://www.eldiario.es/zonacritica/Acabemos-basuraleza_6_745835443.html

#367

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

¿Hasta cuándo, Cataluña?

  Pedro J. Ramírez   @pedroj_ramirez

 4 marzo, 2018 02:33

Quo usque tandem, Cataluña, van a seguir abusando de nuestra paciencia? ¿Durante cuánto tiempo se burlará de nosotros esa locura de algunos de tus hijos? ¿Hasta qué límites hará alardes esa osadía suya sin freno? ¿Es que no les ha impresionado nada la intervención de la autonomía, nada el despliegue de los cuerpos de seguridad, nada el miedo del pueblo al porvenir, nada la afluencia de gente de bien a las manifestaciones, nada la claridad de las sesiones del Senado, nada los expresivos rostros de los diputados?

¿No te das cuenta de que sus planes están al descubierto, no ves que su conjura está ya maniatada, debido al conocimiento que de ella tienen los magistrados? ¡Oh tiempos, oh costumbres! O tempora, o mores!  A la cárcel debían haber sido conducidos todos hace tiempo, por orden de los jueces; contra todos ellos debía haberse vuelto esa maquinación para destruirnos.

 

Ilustración: Javier Muñoz

Ilustración: Javier Muñoz

En otro tiempo existió el suficiente valor en esta democracia como para que hombres valientes reprimieran a los golpistas con castigos tan severos como los reservados para los enemigos exteriores. Al Estado no le falta ahora ni la deliberación ni la autoridad de sus instituciones.  Un Gobierno resuelto, lo digo claramente, es lo que nos está faltando. Por eso hace ya más de cien días que permitimos que se melle el filo de la espada de la autoridad de lo acordado por los senadores.

Tenemos, en efecto, una resolución del Senado en este sentido -habemus enim eius modi senatus consultum-, permitiendo aplicar el artículo 155, pero es como si estuviera encerrada en los archivos.  Tenemos en efecto una euroorden de detención, pero es como si estuviera escondida en la vaina de la espada. Según esa euroorden conviene que a Puigdemont se le detenga inmediatamente. Pero está libre y lo está, no para abandonar su osadía, sino para reafirmarla con nuevas y desafiantes muestras de audacia.

Deseo, lectores, ser tolerante; pero también deseo, en medio de tan graves peligros para el Estado, que no parezca que me he relajado, ni pueda acusarme a mí mismo de desidia e indolencia. Si el juez ordenara apresar ya a Puigdemont, si pidiera ya su extradición a Bélgica, todavía habría personas de bien que dirían que ha actuado demasiado pronto. El juez sólo procederá contra él cuando, a resultas de su investigación, ya no se pueda encontrar a nadie tan malvado o tan desinformado como para no reconocer que se ha actuado conforme a Derecho.

Entre tanto, los conspiradores habrán de comprender que hay quienes velan con mucho más celo por la salvación del Estado que ellos por su perdición. Hubo cómplices de su locura delictiva que actuaron junto a Puigdemont. ¿Se atreven a negarlo? ¿Por qué callan? Algunos, como Junqueras o Jordi Sánchez, están en prisión. Pero otros continúan en el Parlament, e incluso en el Congreso y el Senado.

Hubo cómplices de su locura delictiva que actuaron junto a Puigdemont. ¿Se atreven a negarlo? ¿Por qué callan? Algunos, como Junqueras o Jordi Sánchez, están en prisión. Pero otros continúan en el Parlament

¡Oh dioses inmortales! ¿En qué país estamos? ¿Qué Estado tenemos? Quam rem publicam habemus? ¿En qué ciudades vivimos? Aquí, aquí siguen entre vosotros, señorías, en estas cámaras que deberían ser las más sagradas e intachables del mundo, para maquinar la destrucción de esta democracia.

Tú elegiste, Puigdemont, a los que dejarías en Barcelona y en Madrid y a los que se marcharían contigo; y señalaste las partes del ordenamiento legal en las que deberían producirse los incendios de la desobediencia. Nunca más la suprema salvación del Estado se debe poner en peligro por un solo hombre. Siempre nos tendiste trampas. Ahora ya atacas abiertamente a todo el Estado, llamas a su ruina y su devastación.

No logras nada, no consigues nada, pero no desistes de querer intentarlo, aunque sea a través de otro.  Desde hace un par de años no ha existido ningún delito de desobediencia sin tu firma, ningún escándalo sin tu intervención. No sólo has sido capaz de menospreciar las leyes y las investigaciones judiciales, sino también de intentar revocarlas y destrozarlas.

Que tú te arrepientas de tus vicios, que temas los castigos de las leyes, que cedas a los intereses del Estado, eso es pedir demasiado. Y es que, Puigdemont, tú no eres un hombre al que el pudor pueda apartar de la vergüenza, el miedo del peligro o la razón de la locura.

Pese a todo, hay en estas cámaras, algunos que no ven lo que nos amenaza o disimulan lo que ven. Hay quienes han alimentado las esperanzas de Puigdemont con decisiones débiles y han dado fuerzas a la incipiente conjura no creyendo en su existencia. Siguiendo la influencia de estos últimos, muchos ciudadanos, no sólo los de mala fe, sino también los inconscientes, habrían dicho, en el caso de que se hubiera procedido antes contra él, que se habría actuado con crueldad y despotismo.

Hay en estas cámaras, algunos que no ven lo que nos amenaza o disimulan lo que ven. Hay quienes han alimentado las esperanzas de Puigdemont con decisiones débiles y han dado fuerzas a la incipiente conjura no creyendo en su existencia

Pero en este momento, si de esa banda de bandidos se hiciese desaparecer únicamente a los ya encarcelados y a ese jefe, tal vez parecería que se nos aliviaría durante un breve tiempo de una preocupación temerosa; pero  el peligro permanecería y quedaría profundamente incrustado en las venas y vísceras del Estado. De la misma forma que, a menudo, hombres aquejados de una grave enfermedad que se revuelven en medio del calor febril, si beben agua fría, al principio parece que sienten alivio, pero después son atacados con mucha más gravedad y virulencia, de la misma manera esta enfermedad que está en el Estado, aliviada con el castigo de unos pocos, se agravará mucho más, si los demás siguen libres e impunes.

Por eso tú, Júpiter de la democracia, que te encarnas en los poderes del Estado y actúas como protector de la ciudad, la Constitución y la soberanía popular, apartarás a Puigdemont y a sus cómplices de los templos de las instituciones, de las casas y de las murallas, de la vida y fortuna de todos los ciudadanos. Y a las personas enemigas de los buenos, a los adversarios de la patria, a los saqueadores de Cataluña, hostes patriae, latrones Italiae, unidos entre sí por un pacto y una alianza criminal, los sacrificarás, estén libres o presos, con castigos que dejen una huella eterna.

El actual Gobierno nos dice que, por fin y de una vez, ciudadanos, tandem aliquando, quirites, hemos expulsado del poder, hemos despachado fuera de la comunidad política y hemos acompañado en su salida con palabras de despedida a un Puigdemont enfurecido por la osadía, respirando delitos, maquinando criminalmente la perdición de la patria, amenazándonos a todos, con nuevas conjuras e incendios. El Gobierno considera un éxito su renuncia. Da por hecho que la nación se alegra de haber vomitado y expulsado fuera una ruina tan grande. Y contesta a quien le acusa de no haber detenido a un enemigo mortal antes de dejarle escapar, que no es su culpa, sino de los tiempos que corren.

El Gobierno considera un éxito su renuncia. Da por hecho que la nación se alegra de haber vomitado y expulsado fuera una ruina tan grande

Pero no hay lugar ya para la blandura; non est iam lenitati locusla situación misma exige dureza. Una cosa se les podría conceder, todavía ahora, a los partidarios de Puigdemont: que salgan de la vida pública que abandonen el Parlamento, que se marchen también a Bélgica, que no permitan que su desgraciado jefe se consuma de nostalgia hacia ellos. Les indicaré el camino: se marchó por la via Aurelia (perdón, por la AP-7 de Girona a Perpiñan) y si quisieran darse prisa, lo alcanzarían en cualquier anochecer. ¡Oh, república afortunada, si de verdad expulsara de la ciudad a estos desechos!

Desgraciadamente, nos queda la guerra interior. Dentro están las conspiraciones, dentro está encerrado el peligro, dentro está el enemigo: contra la decadencia, contra la locura, contra el delito es contra lo que debemos luchar.  Remediemos lo que se pueda curar con las medidas que sean necesarias. No permitamos que lo que haya que extirpar permanezca como un cáncer en la ciudad. Por tanto, que se vayan o permanezcan en paz; y, si permanecen en la ciudad con las mismas intenciones, que esperen entonces lo que se merecen.

Nos queda la guerra interior. Dentro están las conspiraciones, dentro está encerrado el peligro, dentro está el enemigo: contra la decadencia, contra la locura, contra el delito es contra lo que debemos luchar

Alguien podría decir cínicamente: ¡qué tarea tan miserable la de no sólo gobernar el Estado, sino tener incluso que salvarlo! (También hubo quien hace casi dos mil cien años clamó: ¡Qué guerra tan realmente terrible, con Catilina al mando de una cohorte pretoriana de maricas, scortorum cohortem praetoriam!)

Pero si dejamos a un lado todos los medios de los que disponemos y de los que Puigdemont carece, a saber, el Senado que autoriza el 155, las fuerzas de seguridad, el pueblo español, la nación, el tesoro público, los impuestos, la Unión Europea, las demás autonomías, la comunidad internacional; si, dejando todo eso a un lado, queremos comparar los principios mismos que están en juego, de la misma comparación seremos capaces de entender lo hundidos que están ellos.

Y es que  de nuestro lado lucha la vergüenza, del suyo la arrogancia; del nuestro la modestia, del suyo la perversión; del nuestro la honestidad, del suyo el engaño; del nuestro el deber, del suyo el delito; del nuestro la firmeza, del suyo la histeria; del nuestro el honor, del suyo la desvergüenza; del nuestro el control, del suyo la pasión; del nuestro, en fin, la justicia, la fortaleza, la templanza, la prudencia, virtudes todas que luchan contra todos los vicios, virtutes omnes certant cum iniquitate.

Yo mismo podría meterme en la piel del más pusilánime de los gobernantes para concluir esta segunda peroración en los únicos términos posibles. Si alguien ha creído que he sido demasiado indulgente hasta ahora, ha sido porque  he estado esperando a que estallara lo que estaba oculto. Pero de aquí en adelante, ya no puedo olvidar que esta es mi patria, que yo soy su presidente y que es mi deber hacer cumplir las leyes o perderlo todo en ese empeño.

Pero de aquí en adelante, ya no puedo olvidar que esta es mi patria, que yo soy su presidente y que es mi deber hacer cumplir las leyes o perderlo todo en ese empeño

No hay guardián alguno en las puertas, no hay emboscada en el camino. Si algún individuo desea salir, puedo cerrar los ojos. Pero si alguien hace algún movimiento en el interior, cualquiera al que yo sorprenda, no sólo ejecutando sino incluso intentando un plan contra la patria, esa persona se dará perfecta cuenta de que, en esta democracia, los ministros están vigilantes, de que existen magistrados excepcionales, de que  hay un Senado fuerte y de que hay una cárcel que nuestros antepasados quisieron que existiera para castigar los crímenes flagrantes y abominables.

Las leyes que son nuestros dioses ya no nos protegen desde lejos, como antes solían, de un enemigo exterior y lejano, sino que aquí presentes, con su divinidad y ayuda, defienden su propios templos y las casas de la ciudad. A esas leyes vosotros, ciudadanos, quos vos, quirites, debéis suplicar, pedir, exigir que protejan esta nación, destinada por ellas a ser la más hermosa, floreciente y poderosa, de los delitos abominables de sus miembros más pérfidos.

(Para mayor precisión, considérese incorporada apud acta la edición bilingüe de Antonio Ramírez de Verger -Cátedra 2013- de las Catilinarias de Marco Tulio Cicerón y cotéjense en ella los cambios en los nombres, los leves retoques en algunas expresiones y las pocas adiciones retóricas. Todos mis párrafos están extraídos de los pasajes 1-5, 11, 12, 15, 22, 30 y 31 de la Primera Catilinaria y de los pasajes 1, 2, 3, 6, 7, 11, 14, 25, 27 y 29 de la Segunda Catilinaria)

#368

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Lo único que Franco tenía limpio en vida era el culo. Ahora, más de cuarenta años después, lo han metido en la colada y nos lo van a sacar blanco e impoluto. Sin centrifugar. Hasta tal punto funciona el blanqueador óptico, que los hijos del dictador han puesto a la venta el emblema de la extorsión practicada por su familia sobre el pueblo español, el Pazo de Meirás, que se publicita con imágenes del hombre que robó la libertad a este país por la fuerza, leyendo como un vejete cualquiera el periódico y tomando el desayuno. Casi como si hubiera sido una persona. Como si no revolviera la cucharilla sobre la humillación y el dolor y el miedo de muchas familias. La voz del NODO, que aún es para muchos oídos sinónimo de opresión y mentira, incluso para los míos que aún tuvieron que oírla antes de que empezara la sesión infantil de un cine provinciano, se explaya traducida al inglés para intentar sacar otros ocho millones de euros más del oprobio.

Ocho millones. Es la cifra que los Franco -en cualquier país decente les hubieran explicado que es posible cambiarse el apellido por causa grave en el Registro Civil- han largado para que llegue al oído de quien corresponde. Y no son, aunque así lo simulen, los inversores extranjeros. No hay posibilidades reales de que el Pazo de Meirás sea adquirido por un millonario excéntrico. No sólo porque en la mayor parte del mundo sí está estigmatizado el nombre y la figura del golpista que abocó a España a una guerra fratricida, en la que amagaron por primera vez, y como gran ensayo, las fuerzas fascistas y sus oponentes, sino porque no hay comprador que suelte la tela por un bien cuya titularidad es dudosa y, por tanto, lo son las facultades para transmitir la propiedad. Ha venido como agua de febrero, el informe jurídico encargado por la Diputación de Pontevedra en el que se llega a la conclusión de que la transmisión de la propiedad del Pazo a Franco es jurídicamente muy dudosa como poco.

 

Así que cualquier extranjero romántico de fascismo que quisiera hacerse con el edificio debería de saber que sobre él se ciernen dudas jurídicas -suficientes como para arriesgarse a perder su dinero- y la catalogación como Bien de Interés Cultural que le obligaría a abrirlo cuatro veces al mes a las visitas. Un chollo, vamos. La mejor forma de dar salida a ocho millones de euros perdidos. Es evidente que los Franco están señalando a las administraciones públicas para que pasen por caja y les larguen en cash unos milloncejos. Tal decisión no puede producirse. El dinero extorsionado al pueblo no puede volver a ser comprado con dinero público.

Pero mientras, la lavadora sigue el programa largo para obtener una especie de sábana santa del dictador del palio. Hasta donde sabemos, el KGB ha reconocido haber incinerado en abril de 1970 los restos de Hitler que se habían enterrado, junto con otras personalidades de su régimen, en Magdeburgo. En esa ocasión, los restos del dictador nazi fueron incinerados y arrojados al río Biederitz para que jamás pudieran ser encontrados y convertida su localización en lugar de peregrinación. Aquí, en pleno siglo XXI, los eurodiputados han de ser invitados a contemplar las flores frescas que yacen sobre la tumba del tirano, bajo metros de hormigón y cúpulas construidas por presos políticos represaliados por él mismo. Un sarcástico monumento a la humillación de las víctimas arrebatas a la tierra para tener que servir de coartada a su masacrador.

Es terrible pero en esta España del siglo, existe aún una gran parte de la población a la que tal circunstancia no le incomoda. Paréceme que hasta que no consigamos llegar al mínimo consenso de que este país fue privado de libertad y de derechos por la fuerza y sometido durante cuarenta años a una dictadura oprobiosa y vergonzante, no conseguiremos llegar a acuerdos serios en nada más. No es aceptable que un partido de gobierno se niegue a asumir una realidad que le pesa en el ADN. No hay excusas. No hay heridas que se reabran sino heridas en los vencidos y acallados y represaliados que jamás se han cerrado. No hay explicación moral alguna para destinar dinero público a repatriar los cuerpos de los españoles que fueron a luchar junto a los nazis, con la cruz gamada y el juramento de fidelidad al Führer, y no los haya para sacar de las cunetas a los soldados republicanos y a los represaliados. No porque no empatice con los familiares de los divisionarios, sino porque creo en los derechos de memoria de todos. Algo que a los populares no les sucede.

Pero puede hacerse. En los últimos años en Navarra han conseguido revertir el oprobio de tener enterrados en una cúpula gigante a los dos generales golpistas del 36, Mola y Sanjurjo. Este último, doblemente golpista. El obispo de Pamplona dio la autorización para que fueran exhumados de la basílica y entregados los restos a sus familias que les dieron sepultura privada donde desearon. Este mismo camino deben seguir los restos del dictador. No pueden seguir en un lugar preeminente descojonándose con risa de ultratumba de los más de veinte mil cuerpos robados para darle cobertura. Un eurodiputado lo ve clarísimamente. Es una situación inaudita en la Unión Europea. Cierto es que en las democracias del continente se estudiaba historia y, entre ella, la de la conflagración española que fue el germen y la siembra de todo el horror que la siguió.

Sólo nos quedaría por ver un anuncio del conocido detergente utilizando unas imágenes en negro con la cancioncilla de la época: “porque su mujer lo lava con Ariel” mientras el dictador pasa revista con su níveo uniforme de gala de marino. Cualquier cosa. Nada es imposible.

Hace falta otro gobierno y hace falta que no sea sensible a las presiones de los poderes fácticos, como al parecer lo fue el de Zapatero, cuando no dio el paso de solucionar de una vez por todas esta situación inaceptable. Eso o que Europa, último escalón de nuestra esperanza, nos dé un toque definitivo al respecto.

Si no, Franco acabará tendido cara al sol como gustaba en nuestro futuro para siempre como un cadáver impoluto para que las generaciones venideras se vean abocadas a repetir el pasado. Parece ser nuestra condena.

http://www.eldiario.es/zonacritica/Acabemos-basuraleza_6_745835443.html

#369

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Cataluña se instala en el golpe

    • FRANCISCO ROSELL

ULISES CULEBRO

 Habiendo quedado para los anales la extravagante aseveración del rector de la Universidad de Cervera al rey Fernando VII: "Lejos de nosotros, majestad, la funesta manía de pensar", no sorprenderá que dos siglos después este Ayuntamiento ilerdense resolviera este jueves poner bocabajo -como paso previo a su retirada- el retrato de Felipe V que preside el salón de plenos.  Aun no siendo insólito en esta Cataluña dominada por el independentismo, llama la atención que tan ignaro regidor perpetre tal desafuero contra la historia misma de la ciudad que administra. Parece el sino de esta Cataluña que trata de aventurar un mañana negando la certeza de un ayer que reescribe caprichosamente.

Este PDeCATo, renegando de la historia, soslaya la fidelidad de la Villa de Cervera con la causa de Felipe de Anjou en la Guerra de Sucesión por la Corona de España frente a las aspiraciones austracistas del Archiduque Carlos. Sobre los sillares de esa misma lealtad, se erigió la universidad única de Cataluña en 1717. Al parecer, la ceguera ideológica le impide al tal Ramón Royes observar lo que tiene a la vista cada mañana. Eso sí, su impostura está en plena consonancia con la nefanda prédica de aquel sayón tenido por rector de Cervera. Ya en 1646 alguien dejó escrito que  "los mayores enemigos de Cataluña son los mismos catalanes".

A juicio del patibulario edil, Felipe de Anjou merece ser repudiado, al cabo de tres centurias, por ser "el responsable de un grave retroceso en las libertades y derechos del pueblo catalán" que supuso la promulgación del Decreto de Nueva Planta de 1716. Además, el logrero aprovecha su alcaldada para establecer un paralelismo entre la defensa de la Constitución del Rey Felipe VI frente a la rebelión independentista del pasado 1 de octubre, por medio de la aplicación del artículo 155, y la promulgación del Decreto de Nueva Planta.  Este precepto regio estableció, entre otros, el principio cardinal -y también anticipatoriamente constitucional- de que las dignidades y honores del Reino se confirieran por mérito, y no en función del lugar de nacimiento. Ello supuso la abolición de las llamadas prohibiciones de extranjerías, por las cuales sólo se podían designar catalanes de nacimiento para el desempeño de cargos.

En cierta manera, como ha historiado Gabriel Tortella con su celo característico, el Decreto de Nueva Planta desencadenó en Cataluña, al igual que en Alemania, Italia y Japón después de la II Guerra Mundial, o en la América sudista tras la Guerra de Secesión, los efectos positivos que, en 1982, formuló la llamada teoría de Mancur Olson. En ella, se enuncia la ventaja que representa para muchas sociedades perder las guerras, pues ello les permite -y así fue en los ejemplos referidos- someterse a reformas profundas que finiquitan instituciones caducas que obstaculizan su desarrollo y les permite un futuro floreciente.

A sensu contrario, estarían situaciones como las de México y que el antropólogo James Ferguson, de la Universidad de Stanford, esbozó hace años mediante una deliciosa anécdota. Un turista gringo entra en un bar de Tijuana y trata de pegar la hebra con un parroquiano apostado en la barra. Le invita a tomar un trago. Pero éste lo rehúsa sin remilgos. "Mire, ustedes, los gringos -le espeta- vinieron aquí en 1840 y nos quitaron la mitad de nuestro país. Ahora se sientan allí -señalando al otro lado de la frontera- con sus coches, sus piscinas y sus rascacielos, mientras nosotros aquí nos sentamos sobre nuestra pobreza. ¿Por qué debería beber con usted?". "¿Me quiere decir -le responde el estadounidense- que todavía, dos siglos después, no nos perdonan habernos llevado la mitad de su país?". «No», le replica raudamente. "Yo puedo pasar eso por alto -le explica-, aunque no resulte nada fácil, como comprenderá. Pero hay una cosa que no les disculpo". "¿El qué?», inquiere estremecido.  "No puedo tolerarles que no se llevaran también la otra mitad".

Dígase lo que se quiera, merced al triunfo de Felipe V, Cataluña pudo llevar a cabo el «desescombro» -expresión del maestro de historiadores Vicens Vives- de privilegios y fueros. Ello la libró de las cadenas del régimen feudal y puso las bases para su industrioso porvenir que luego desplegó velas con onerosos aranceles para el resto de España y con la mano de obra proveniente de ésta. Tal evidencia es negada, claro, por  ese neocarlismo que promueve el retorno a los postulados de la Edad Media -la expresión es de Alain Minc, aunque el sociólogo francés lo aplicara al apagón del Siglo de las Luces protagonizado por los fundamentalismos islámicos- por medio del regreso a las jurisdicciones señoriales con las que arrampló felizmente el Estado moderno.

Tal feudalización de los poderes territoriales, no limitada a Cataluña, amputa al Estado y lo deja sin territorio donde ejercer sus funciones, como se ha corroborado a la hora de atajar el golpe de Estado en Cataluña. Esa España fragmentada y esqueletizada evoca, con sus siglos de existencia a cuenta, lo que Jacques Delors, diez años presidente de la Unión Europea, decía de la UE: "Un objeto político no identificado".

Ateniéndose a que pocas pasiones resultan tan perdurables e inmunes a los cambios de la historia como el nacionalismo, donde el odio constituye un lazo social, la crisis catalana se hace crónica. De un lado,  el secesionismo disimula su guerra civil tratando de perpetuar un golpe de Estado; de otro, al Gobierno de la Nación le quema en las manos esta patata caliente. Todo ello, después de aplicar un artículo 155 con la exclusiva pretensión de convocar nuevas elecciones. Sin remover de sus puestos a muchos cargos implicados en la asonada de octubre ni impedir que la radiotelevisión pública fuera instrumento de agitación y propaganda del prófugo Puigdemont.

Ese inadmisible estado de cosas ha propiciado situaciones tan inadmisibles como que algunos de esos mismos golpistas se animarán a dar una bofetada sin manos al Rey de España, en vísperas de su presencia en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, sin que ello les haya costado el sueldo. En este proyecto de Estado que es el MWC, que no sería posible sin el concurso de éste y la asistencia financiera del conjunto de los españoles,  don Felipe supo estar cumplidamente en su sitio.

Algo que comienza, empero, a ser preocupantemente insólito en la vida pública española, y no digamos nada en el escenario político. Pedirle al Rey ser equidistante entre quienes guardan la ley y quienes las atropellan bárbaramente sólo se le ocurre a una avispada comedianta como Ada Colau, que hace carrera política después de fracasar en el teatro como otros pésimos actores. Con sus desplantes, sólo pretende camuflar su mucha incompetencia de corregidora que tiene mangas por hombro la Ciudad Condal. Después de años deslumbrando al mundo,  Barcelona se empequeñece a ojos vista bajo la impronta de la tribu que la manda.

En cierto modo, si no hubiera sido por la actuación de la Justicia, se podría decir que el artículo 155 ha sido una oportunidad perdida para restaurar con todas las de la ley el Estado de derecho y la convivencia en Cataluña. ¡Que se lo pregunten a Ana Moreno, la granadina madre coraje de Balaguer! Tras plantar batalla en los tribunales para que se reconozca a sus hijos el derecho a recibir enseñanza en castellano y ganarla frente a un clima de hostilidad declarado, lo que le obligó a echar el cierre incluso a su negocio familiar, esta  Mariana Pineda del constitucionalismo en Cataluña ha renunciado a ejecutar la sentencia para no desestabilizar más a sus hijos.

Desprovista de la protección de los resortes del Estado de Derecho, Ana ha debido desistir para no morir a dentelladas en las fauces de los lobos, como la protagonista de la película de Carlos Saura de ese título y que protagonizó Geraldine Chaplin. Y eso que, en su cortedad, el 155 ha servido de bálsamo para la economía catalana, como cifran los datos de empleo del mes de febrero, donde la afiliación a la Seguridad Social descolló con respecto al conjunto de España.

Sin embargo,  esta Cataluña, a la que el nacionalismo tiene bocabajo, creyendo que pone a los Borbones, se empeña en perpetuar el golpe de Estado. Basta contemplar como el presidente del Parlamento, el ínclito Torrent, sigue la senda filibustera de su antecesora Forcadell, al entronizar el pasado jueves al prófugo Puigdemont como presidente legítimo con derecho a Corte en su destierro de Waterloo. Ello a cambio de ceder la vez a un aspirante inelegible como el preso Jordi Sánchez, líder de la ANC. Un paso previo para que, a la tercera, le llegue el turno su ex consejero Turull y ejerza de presidente por delegación mientras el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, ultima la instrucción y dispone la eventual inhabilitación de éste último. Nunca se había visto -ni siquiera en Venezuela- un gatuperio así:  una cámara de representantes deslegitimándose a sí misma y transfiriendo esa legitimidad a una asamblea paralela en derredor de un prófugo.

En definitiva, Cataluña asiste a una carrera de relevos en lo que menos importa es su gobernación. Claro que sus intereses han sido tan mal atendidos todos estos años de kafkiano proceso soberanista que sólo ha encontrado mejora en los meses que lleva sin Gobierno, después de padecer gestores que hacen de cada solución un problema. ¡Que nadie luego se pregunte, emulando al personaje de Vargas Llosa en Conversación en la Catedral, cuándo se jodió Cataluña y, por ende, España! Porque lleva jodiéndose cada día desde hace 40 años que Pujol desplazó del poder a Tarradellas y muchos miraron para otro lado. Frente a esa incontrovertible e interpelante realidad que algunos espantan cual enojosas moscas cojoneras, algunos se refugian en el reaccionario apotegma del servil rector de Cervera ante Fernando VII: "Lejos de nosotros, majestad, la funesta manía de pensar".

#370

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Lo único que Franco tenía limpio en vida era el culo. Ahora, más de cuarenta años después, lo han metido en la colada y nos lo van a sacar blanco e impoluto. Sin centrifugar. Hasta tal punto funciona el blanqueador óptico, que los hijos del dictador han puesto a la venta el emblema de la extorsión practicada por su familia sobre el pueblo español, el Pazo de Meirás, que se publicita con imágenes del hombre que robó la libertad a este país por la fuerza, leyendo como un vejete cualquiera el periódico y tomando el desayuno. Casi como si hubiera sido una persona. Como si no revolviera la cucharilla sobre la humillación y el dolor y el miedo de muchas familias. La voz del NODO, que aún es para muchos oídos sinónimo de opresión y mentira, incluso para los míos que aún tuvieron que oírla antes de que empezara la sesión infantil de un cine provinciano, se explaya traducida al inglés para intentar sacar otros ocho millones de euros más del oprobio.

Ocho millones. Es la cifra que los Franco -en cualquier país decente les hubieran explicado que es posible cambiarse el apellido por causa grave en el Registro Civil- han largado para que llegue al oído de quien corresponde. Y no son, aunque así lo simulen, los inversores extranjeros. No hay posibilidades reales de que el Pazo de Meirás sea adquirido por un millonario excéntrico. No sólo porque en la mayor parte del mundo sí está estigmatizado el nombre y la figura del golpista que abocó a España a una guerra fratricida, en la que amagaron por primera vez, y como gran ensayo, las fuerzas fascistas y sus oponentes, sino porque no hay comprador que suelte la tela por un bien cuya titularidad es dudosa y, por tanto, lo son las facultades para transmitir la propiedad. Ha venido como agua de febrero, el informe jurídico encargado por la Diputación de Pontevedra en el que se llega a la conclusión de que la transmisión de la propiedad del Pazo a Franco es jurídicamente muy dudosa como poco.

 

Así que cualquier extranjero romántico de fascismo que quisiera hacerse con el edificio debería de saber que sobre él se ciernen dudas jurídicas -suficientes como para arriesgarse a perder su dinero- y la catalogación como Bien de Interés Cultural que le obligaría a abrirlo cuatro veces al mes a las visitas. Un chollo, vamos. La mejor forma de dar salida a ocho millones de euros perdidos. Es evidente que los Franco están señalando a las administraciones públicas para que pasen por caja y les larguen en cash unos milloncejos. Tal decisión no puede producirse. El dinero extorsionado al pueblo no puede volver a ser comprado con dinero público.

Pero mientras, la lavadora sigue el programa largo para obtener una especie de sábana santa del dictador del palio. Hasta donde sabemos, el KGB ha reconocido haber incinerado en abril de 1970 los restos de Hitler que se habían enterrado, junto con otras personalidades de su régimen, en Magdeburgo. En esa ocasión, los restos del dictador nazi fueron incinerados y arrojados al río Biederitz para que jamás pudieran ser encontrados y convertida su localización en lugar de peregrinación. Aquí, en pleno siglo XXI, los eurodiputados han de ser invitados a contemplar las flores frescas que yacen sobre la tumba del tirano, bajo metros de hormigón y cúpulas construidas por presos políticos represaliados por él mismo. Un sarcástico monumento a la humillación de las víctimas arrebatas a la tierra para tener que servir de coartada a su masacrador.

Es terrible pero en esta España del siglo, existe aún una gran parte de la población a la que tal circunstancia no le incomoda. Paréceme que hasta que no consigamos llegar al mínimo consenso de que este país fue privado de libertad y de derechos por la fuerza y sometido durante cuarenta años a una dictadura oprobiosa y vergonzante, no conseguiremos llegar a acuerdos serios en nada más. No es aceptable que un partido de gobierno se niegue a asumir una realidad que le pesa en el ADN. No hay excusas. No hay heridas que se reabran sino heridas en los vencidos y acallados y represaliados que jamás se han cerrado. No hay explicación moral alguna para destinar dinero público a repatriar los cuerpos de los españoles que fueron a luchar junto a los nazis, con la cruz gamada y el juramento de fidelidad al Führer, y no los haya para sacar de las cunetas a los soldados republicanos y a los represaliados. No porque no empatice con los familiares de los divisionarios, sino porque creo en los derechos de memoria de todos. Algo que a los populares no les sucede.

Pero puede hacerse. En los últimos años en Navarra han conseguido revertir el oprobio de tener enterrados en una cúpula gigante a los dos generales golpistas del 36, Mola y Sanjurjo. Este último, doblemente golpista. El obispo de Pamplona dio la autorización para que fueran exhumados de la basílica y entregados los restos a sus familias que les dieron sepultura privada donde desearon. Este mismo camino deben seguir los restos del dictador. No pueden seguir en un lugar preeminente descojonándose con risa de ultratumba de los más de veinte mil cuerpos robados para darle cobertura. Un eurodiputado lo ve clarísimamente. Es una situación inaudita en la Unión Europea. Cierto es que en las democracias del continente se estudiaba historia y, entre ella, la de la conflagración española que fue el germen y la siembra de todo el horror que la siguió.

Sólo nos quedaría por ver un anuncio del conocido detergente utilizando unas imágenes en negro con la cancioncilla de la época: “porque su mujer lo lava con Ariel” mientras el dictador pasa revista con su níveo uniforme de gala de marino. Cualquier cosa. Nada es imposible.

Hace falta otro gobierno y hace falta que no sea sensible a las presiones de los poderes fácticos, como al parecer lo fue el de Zapatero, cuando no dio el paso de solucionar de una vez por todas esta situación inaceptable. Eso o que Europa, último escalón de nuestra esperanza, nos dé un toque definitivo al respecto.

Si no, Franco acabará tendido cara al sol como gustaba en nuestro futuro para siempre como un cadáver impoluto para que las generaciones venideras se vean abocadas a repetir el pasado. Parece ser nuestra condena.

http://www.eldiario.es/zonacritica/Acabemos-basuraleza_6_745835443.html

#372

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

Bah... un traidor

#373

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

¡Dios mío! ¡Cuánta objetividad en una sola frase!

Los hooligans, tanto de un lado como del otro, aportáis poca luz a este asunto. Pero bueno, sois libres de proclamar vuestras soflamas a los cuatro vientos; aunque no esperéis convencer a mucha gente.

Creo que algunos ya se están dando cuenta, ya que están pasando del debate a la descalificación personal o de debatir con todos a comunicarse nada más con los que son de su cuerda.

 

Saludos objetivos.

 

#375

Re: Catalunya - España 2018...cosas que pasan

 

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